Si alguien hubiese dicho hace treinta años que Hollywood iba a tener un extraordinario rival respecto a sus producciones épicas en las actuales plataformas de contenidos, como mínimo éste habría sido objeto de burla, pero el devenir de los tiempos le habría dado la razón debido a que la industria del entretenimiento televisivo está en un gran momento, con toda suerte de plataformas de contenido compitiendo por crear ficción de calidad en todo tipo de escenarios, desde thrillers de actualidad a entornos futuristas o épicos.
En esta publicación voy a poner foco en estos últimos en general, y en dos recientes creaciones que tienen un factor común en particular: la recreación histórica del Palermo del siglo XIX.
La primera de ellas es Los Leones de Sicilia (I Leoni di Sicilia, Disney +, 2023), basada en la novela homónima de la autora Stefania Auci (Trapani, 1974), obra ya disponible en 35 países y galardonada con el prestigioso Premio Bancarella.
La historia comienza con la azarosa vida de los hermanos Paolo e Ignazio Florio, quienes emigran de su Bagnara natal (en Calabria) después de que un terremoto arruine sus casas y negocios en 1783, estableciéndose ambos en Palermo (Sicilia) donde abren un herbolario. Al fallecer Paolo, su recta esposa Josefina y su hijo Vincenzo quedan al cargo de Ignazio, quien hace florecer el herbolario gracias a la importación de la quinina (un preciadísimo producto que, por entonces, era el único remedio conocido para combatir la malaria que azotaba endémicamente la isla). A la muerte de Ignazio sin descendencia, todo el patrimonio y negocio pasa a manos de su único sobrino y heredero, Vincenzo (que es el protagonista indiscutible de esta historia).
La carrera hacia el éxito de Vincenzo Florio (interpretado con mucha clase por Michelle Riondino), combinada con su tortuosa y azorada historia sentimental con Giulia Portalupi (hija de un acaudalado comerciante milanés establecido en Palermo, en la ficción interpretada por la presentadora y modelo Miriam Leone), son la base central de esta primera temporada, donde recorremos la vida y obra de Vincenzo y descubrimos cómo su instinto natural para los negocios le hace ampliar y diversificar su naciente emporio. No conforme con limitarse al herbolario y la quinina, adquiere una almadraba cerca de Mondello (que le hará convertirse en el pionero de las conservas de atún), unas salinas en Trapani, una bodega en Marsala, junto con su amigo y empresario británico Benjamin Ingham, con quien también crea la Anglo-Sicilian Sulfur Company Limited para la explotación de las minas de azufre. Además de todas estas inversiones, Vincenzo se convierte en el agente de los Rothschild en la isla y funda su propio Banco Florio, así como fleta navíos de vapor para la gestión postal entre Sicilia y el continente… Para entender la magnitud del imperio comercial y económico que inició este visionario y que llegó a su cénit con su hijo, en aquella época se conocía a Palermo como Floriopolis, dependiendo directamente de sus negocios más de 16.000 familias.
La historia de esta primera temporada concluye con la madurez de Ignazio Florio Sr., el único hijo varón de Vincenzo y Giulia, interpretado en esta ocasión por otro conocido artista de las pantallas italianas, Eduardo Scarpetta (en el papel de Japobo Barberis en La Ley de Lidia Poët, otra estupenda serie de época ambientada en el Turín de 1880 donde comparte protagonismo con Matilda de Angelis).
Con un atrezo, elenco, puesta en escena y guion muy cuidados, en Los Leones de Sicilia te encuentras con otro personaje importante que no sale en los créditos: se trata de la propia isla de Sicilia… La tecnología digital actual permite reconstruir escenarios del pasado con mucha precisión, incluso combinando el legado arquitectónico que todavía podemos disfrutar hoy con la simulación de cómo era hace más de un siglo. He aquí algunos de los escenarios de esta serie que puedes revivir paseando por Sicilia:
El puerto de Palermo en la ficción se rodó en la pintoresca y turística ciudad de Cefalú, con sus tortuosas calles medievales que llevan al muelle y la rada. Otros rincones que aparecen en escenas importantes a reseñar son las Salinas entre Trapani y Marsala y la almadraba y segunda residencia de los Florio, que se ubicó en un bonito palacete costero situado en Falconara, provincia de Agrigento.


Quattro Canti es todo un escenario para grabar ficción de época. En este famosísimo y concurrido cruce entre la Via Vittorio Emanuele y Via Maqueda de Palermo, con sus monumentos dedicados a los reyes hispánicos Felipe II y III, se ubican varias escenas de ambas series. Si conoces el lugar, es chocante contemplar el reemplazo visual del ajetreo cotidiano de palermitanos y turistas por la paja en las calles, las calesas, los sombreros de copa y los parasoles de encaje.



Las escenas de la Residencia Florio se grabaron en el Palazzo Valguarnera-Gangi de Palermo, una fabulosa mansión barroca del siglo XVIII que también fue plató cinematográfico en 1963 para rodar la famosísima escena del vals en El Gatopardo de Luchino Visconti (con los enormes Burt Lancaster, Alain Delon y Claudia Cardinale en los papeles de Don Fabrizio, Tancredi y Angelica respectivamente).
La boda entre Vincenzo y Giulia es muy curiosa porque la escena de la entrada está rodada en las puertas de la barroca Chiesa i Monastero di Santa Caterina d’Alessandria, pero las escenas de la ceremonia se corresponden con la vecina Chiesa de Santa Maria dell’Ammiraglio (popularmente conocida como La Martorana), una joya del estilo normando siciliano del siglo XII. No por casualidad, las dos iglesias están una frente a la otra en la Piazza Bellini de Palermo.
La Fontana della Piazza Pretoria, también conocida popularmente en la ciudad como Fontana de la Vergogna por la desnudez de sus estatuas renacentistas, es otro de los escenarios habituales de ambas series. Por ella vemos paseando a Giulia.
Las dependencias del gobernador de Sicilia en la ficción están en su justo lugar, en el Palazzo dei Normanni de Palermo, el antiguo palacio real. En algunas tomas vemos a Vincenzo cruzar el patio renacentista de época del virreinato y atravesar los corredores que llevan a la Capella Palatina (una maravilla del arte sacro de estilo bizantino), así como pasear por los jardines de la cercana Catedral de Palermo, que también comparte protagonismo con la segunda serie que voy a comentar.
La segunda gran producción italiana del momento es El Gatopardo (Il Gattopardo, Netflix, 2025), serie basada en la homónima y genial novela póstuma de Giuseppe Tomasi di Lampedusa (Palermo, 1896 – Roma, 1957).
El Gatopardo narra las vivencias de un personaje ficticio que se inspira en el propio bisabuelo del autor, Giulio IV di Lampedusa. El protagonista de la novela y serie, Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, representa a la perfección la aristocracia del antiguo régimen borbónico que se ve envuelta en la revolución que supuso la llegada de Garibaldi y sus tropas a Sicilia en 1860 y la sustitución de aquellas élites tradicionales por los nuevos burócratas que afloran tras la unificación de Italia. Dentro de ese contexto histórico tan convulso, la obra de ficción tiene una doble trama con la tensión sentimental que se crea entre la recatada hija de Don Fabrizio, Concetta Corbera, su primo y revolucionario garibaldino Tancredi Falconeri, y la ambiciosa Angélica Segara, la bella e intrigante hija del alcalde de Donnafugata, un arribista carente de escrúpulos llamado Calogero Segara.


El personaje de Don Fabrizio, pieza angular de la obra, lo interpreta magistralmente el actor y director Kim Rossi Stuart, reconociendo él mismo el exquisito trabajo de Burt Lancaster en la película de Visconti de 1963 como su fuente de inspiración; al joven Tancredi lo interpreta Saul Nanni, Concetta es encarnada por la modelo y actriz Benedetta Porcaroli y el importante rol de Angelica Segara recae en la italo-francesa Deva Cassel (hija de los famosos actores Vicent Cassel y Mónica Bellucci).
La residencia del Príncipe de Salina en la serie se ubica en la Villa Palagonia de Bagheria (a unos 20 kilómetros al este de Palermo), un típico palacete de veraneo de la aristocracia dieciochesca siciliana.


De nuevo, el conjunto pictórico de Quattro Canti, la Fontana Pretoria y la Chiesa San Giuseppe dei Padri Teatini (con su reconocible cúpula de mayólica verde y amarilla) repiten set cinematográfico en ambas producciones, así como la próxima Piazza Bellini donde destaca la Chiesa de San Cataldo (con sus cúpulas redondas y rojas de estilo normando, tan características del siglo XII). En la serie, la familia Salina contempla la entrada en Palermo de Garibaldi y sus Camisas Rojas desde los balcones de Quattro Canti.


La escena del convento donde está recluida Concetta se corresponde a la Chiesa di San Giovanni degli Eremiti de Palermo, otra joya patrimonial con un claustro románico-normando del siglo XII y sus redondas cúpulas rojas, así como el gran baile y la espectacular escena del vals se ubica en el Palazzo Comitini de la Via Maqueda, antigua residencia barroca y hoy edificio de uso gubernamental.


Para rodar los escenarios exteriores de Donnafugata (el feudo de los Salina en la ficción) se utilizó la Piazza del Duomo de Siracusa, pero adaptándola digitalmente a las necesidades del guion, donde vemos la portada barroca de la Chiesa di Santa Lucia alla Badia detrás de los figurantes. El gran baile inicial fue grabado en el precioso Palazzo Biscari de Catania (residencia de estilo rococó del siglo XVIII).


Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi es la gran frase de la novela y la serie, que traducimos como «Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie». Se conoce como gatopardismo esta resiliencia siciliana que tiene un trasfondo muy importante: todo cambia para que nada cambie, puesto que el poder cambia de manos, pero no se reparte.
Ambas producciones son una maravilla audiovisual para los amantes de la literatura histórica y los relatos épicos. Todo indica que habrá una segunda temporada de Los Leones de Sicilia, puesto que Stefania Auci tiene publicada una segunda novela continuando con la interesante vida de Ignazio Florio Sr., y la productora está por la labor de llevarla también a la pantalla. Estaremos muy pendientes…
Luces, cámaras y… Palermo
por Gabriel Castelló









