Las «partículas finas», nueva amenaza climática y medioambiental infundada

Las nuevas serpientes de verano

La campaña climático-intimidatoria estival del 2023, una actividad periodística que ya puede calificarse como tradición sustitutiva de las antiguas serpientes de verano, ante la falta de noticias alarmistas (afortunadamente) sobre incendios forestales, se ha dirigido hacia otros objetivos. Así, las informaciones con las que hemos sido bombardeados se han cebado en sequías y olas de calor, a las que se les ha atribuido el carácter de inusuales y excepcionalmente intensas, a pesar de que los datos estadísticos registrados, cuando se considera un intervalo temporal lo suficientemente amplio, indican que forman parte de una normalidad cíclica.

Como colofón de la campaña, a la entrada del otoño, ha hecho acto de presencia una nueva amenaza a la que se había prestado muy poca atención hasta la fecha: las denominadas partículas finas, diminutos fragmentos sólidos o líquidos que, gracias a su pequeñísimo tamaño, flotan en el aire y pueden ser transportados en suspensión hasta miles de kilómetros de distancia e invadir nuestros pulmones. Dentro del rango de tamaños de las partículas finas, suele prestarse una especial atención a las denominadas PM10 y PM2.5: es decir, aquellas cuyo tamaño es inferior respectivamente a 10 µm  (0,01 mm) y 2,5 µm (0,0025 mm).

Esencialmente, pueden diferenciarse dos tipos básicos de partículas finas. En primer lugar, las partículas primarias que son emitidas como partículas finas en suspensión, como las cenizas volcánicas o las arenas de grano muy fino. Y en segundo lugar, las de tipo secundario, formadas a partir de gases que se aglomeran formado aerosoles, por ejemplo, a partir de gases volcánicos (como será tratado en un próximo artículo en Entrevisttas.com). Ambos tipos pueden tener un origen artificial, si se generan a partir de emisiones antrópicas, o natural.

El pasado 27 de septiembre, el periódico La Voz de Galicia, haciéndose eco de informaciones previamente publicadas por el rotativo británico The Guardian, informaba que tan sólo un 2% de la población europea habita en áreas donde los niveles de partículas finas son correctos. Es decir, que el número de partículas que flotan en el aire está dentro de los parámetros recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y lo que es aún más grave, se afirma que la presencia de esos niveles peligrosos es consecuencias del cambio climático, en combinación con la contaminación atmosférica. Por lo tanto, se exige a la Administración que actúe de inmediato para reducir los niveles de partículas en el aire, ya que su presencia tiene graves consecuencias sobre la salud de las personas.

Por lo tanto, se exige a la Administración que actúe de inmediato para reducir los niveles de partículas en el aire, ya que su presencia tiene graves consecuencias sobre la salud de las personas.

En esta línea, La Voz de Galicia presentaba la gráfica de la siguiente Figura 1, donde los colores más oscuros se corresponden con las concentraciones más elevadas. Como puede observarse, la contaminación de partículas finas en el litoral gallego es tan alta como la existente en las ciudades más pobladas, y se afirma que esta contaminación está relacionada con el tráfico, la industria y la calefacción doméstica como principales fuentes de partículas PM2.5.

Figura 1

¿Qué nos dicen los datos bien documentados?

Sin embargo, ¿existen informaciones y datos suficientes para poner en evidencia la correlación entre el cambio climático, las emisiones antrópicas y los niveles de contaminación por partículas finas? Está fuera de toda duda que la presencia de este tipo de partículas está fuertemente condicionada por factores meteorológicos, como son el viento, la presión atmosférica o la temperatura. Y a su vez, es indiscutible que la evolución de esos parámetros depende del cambio climático. Pero, ¿cuál es su correlación con las actividades humanas? Para intentar esclarecer esta cuestión, veamos los datos existentes en algunas zonas donde el problema está siendo estudiado desde hace años. La Figura 2 presenta la evolución de los valores medios de partículas finas PM10 en el centro de la ciudad de Stuttgart (suroeste de Alemania), entre los años 1999 y 2019.

Figura 2

Dejando aparte de la evolución positiva, ya que hay una evidente disminución progresiva de la concentración de partículas finas, llama la atención la ausencia de informaciones sobre la composición mineralógica y de la morfología superficial de las partículas medidas. Es decir, que no existen análisis para determinar los minerales (análisis cualitativo) que están presentes en las partículas, ni tampoco su concentración (análisis cuantitativo). La disponibilidad de este tipo de datos (por ejemplo, mediante difracción de rayos-X), permitiría conocer su origen y su posible relación con el Cambio Climático. Porque, ¿qué parte de ellas tienen origen antropogénico (tecno-génico) y qué parte es de origen natural, es decir geogénico o biogénico?

Porque, en realidad, la génesis de las partículas finas pueden ser muy variada, pudiendo provenir de orígenes muy diferentes como son los movimientos de tierras originados en las obras públicas, los campos arados, los prados, parques y bosques cercanos (tanto por partículas de suelo como de polen, hongos y esporas), los arenales y canteras, las capas o los estratos de loess (sedimentos constituidos por paleo-partículas finas), las montañas y formaciones rocosas como areniscas, granitos, etc., las arenas del Sáhara traídas a Europa por los vientos del sur (las bien conocidas calimas de Europa meridional), las cenizas volcánicas traídas por el viento desde miles de kilómetros, incluso desde el otro lado del Globo, y un largo etcétera.

Todos estos orígenes contribuyen a la composición de las partículas finas encontradas y medidas en nuestras ciudades. Y sin embargo, su influencia en el cambio del clima se suele justificar afirmando que su origen está relacionado con la actividad de los automóviles, aunque en realidad, estos sólo contribuyen a generar un 20-25% de las partículas finas que se detectan en las áreas urbanas, según diferentes fuentes de información. La mitad de este porcentaje, es decir un 10-12,5% del total, se debe atribuir al hollín producido por los motores Diesel de los vehículos, aunque en las ciudades hay también otras fuentes para el hollín, como es el uso doméstico e industrial de diferentes combustibles. Los modernos filtros de partículas finas y el uso de los catalizadores, han contribuido notablemente a disminuir el contenido de partículas finas en las ciudades europeas, como se muestra claramente en el ejemplo de la Figura 2. Por lo que se refiere a la otra mitad de partículas finas generadas por los automóviles, éstas son generadas (entre otros) por el desgaste de los neumáticos y los frenos, lo que afecta no sólo a los vehículos Diesel, sino también a los coches eléctricos o de combustión de hidrógeno. También debe tenerse en cuenta que en las regiones frías, donde en invierno se utiliza sal y la gravilla en las calles y carreteras, estos dos componentes también pueden contribuir de forma significativa a las partículas que se detectan en las ciudades.

Entonces, para conocer las causas reales que contribuyen a este tipo especial de contaminación, es imprescindible determinar la composición de las partículas finas, tanto cualitativa como cuantitativamente. Este análisis cuantitativo fue realizado en la ciudad austríaca de Graz (Austria), y en base a estudios mineralógicos, se pudo comprobar que cerca del 60 % de las partículas finas tenían un origen geogénico, un 30 % eran de origen tecno-génico y el 10% restante tenía origen biogénico.


Las partículas finas en tiempos prehistóricos

Esos resultados indican con claridad que el origen de la partículas finas no es exclusivamente antropogénico, sino que por el contrario, tiene un origen mayoritariamente natural. Además, tampoco puede decirse que se trate de un fenómeno reciente o moderno, ya que el registros geológico indica su presencia sobre la superficie de la Tierra desde hace millones de años. Así lo atestiguan los depósitos de loess, a los que ya se ha hecho referencia anteriormente, que además, nos proporcionan información sobre los cambios climáticos de épocas pasadas. 

El loess es un tipo de sedimento que está constituido por partículas finas que tienen un origen geogénico muy especial, ya que se formaron en épocas glaciales mediante procesos de meteorización física (abrasión mecánica) y térmica (sobre todo glacio-térmica) de las rocas. Los vientos glaciales transportaron las partículas finas así generadas a las regiones libres de hielo, alrededor de los glaciares continentales, donde se acumularon en capas y estratos de hasta varias decenas de metros de espesor. Así pues, el loess es un sedimento eólico que se caracteriza por tener una granulometría muy selectiva, constituido principalmente por partículas con un tamaño que varía desde unas pocas micras (1 µm = 1 micra = 0,001 mm) hasta varias decenas de micras de diámetro. Además de poseer pequeñas dimensiones, estas partículas tienen una morfología preferentemente angulosa, lo que facilita que este tipo de sedimentos tenga una buena estabilidad en taludes, declives y desfiladeros escarpados. Pero, al ser blandos y fácilmente erosionables, configuran paisajes muy típicos de abarrancamiento por cárcavas, como puede apreciarse en la Figura 3. Pueden encontrarse paisajes típicos de loess en el suroeste de Alemania (zonas del Kaiserstuhl y del Kraichgau), en los alrededores de Albacete (sureste de España) y muy especialmente en China, donde todavía se están formando en la actualidad, cuando los fuertes vientos provenientes del Desierto de Gobi transportan polvo formado por partículas muy finas hacia el sur. En el noroeste de China, en la provincia de Mongolia Interior, donde la meseta del loess se transforma gradualmente en la cobertura arenosa del Desierto de Gobi, el espesor de los sedimentos del loess llega a superar los 100 metros.

Figura 3

Además, en los lugares donde estos sedimentos son atravesados por cauces fluviales, las aguas adquieren un color turbio amarillo, como consecuencia de la gran cantidad de partículas que lleva el agua en suspensión. Así ocurre por ejemplo en el famoso Río Amarillo (Huang He), en China, como puede apreciarse en la Figura 4.

Figura 4

Es precisamente en estos sedimentos de China Central, donde fue realizado el espectacular descubrimiento arqueológico del ejército de terracota del emperador de Qin Shi Huangd (siglo II antes de Jesucristo). Este hallazgo incluye varias filas de guerreros en formación dentro de unas fosas,  excavadas en loess, que sirvió también como materia prima para los muros de barro compactado, entre las filas de los soldados (ver Figura 5).

Figura 5

Por otra parte, los suelos desarrollados sobre el loess, así como los suelos con altos contenidos en loess, son muy importantes para la agricultura, porque son muy ricos en minerales y garantizan un alto rendimiento de las cosechas, especialmente cuando predominan calizas en la región de origen, lo que proporciona contenidos calcáreos muy elevados.


Las partículas viajeras

Otra característica esencial de las regiones con abundantes paisajes del loess es la movilidad de las partículas finas meteorizadas que, como se ha mencionado antes, pueden ser transportadas por el viento a grandes distancias, alcanzando las poblaciones y ciudades, incrementando así el porcentaje de fracción geogénica de partículas finas. Siguiendo con el caso de China, los vientos del norte transportan las finas partículas amarillas desde el desierto de Gobi hasta Pekín, agravando la situación del aire de esta enorme urbe, ya de por sí bastante crítica.

También en Europa hay numerosos ejemplos de situaciones donde las partículas finas de loess llegan a las ciudades. Por ejemplo, en el altiplano situado al sur de Stuttgart, se depositaron hasta 4 metros de loess durante la última época glacial. Actualmente, este loess puede ser removido por labores agrícolas o trabajos de obras públicas, y ser llevado por los vientos hacia la ciudad como partículas finas geogénicas.

Aunque con una intensidad diferente, la elevada participación de partículas finas de origen geogénico no es nada extraordinario en Europa, como se ha visto en el ejemplo antes mencionado de Graz. En efecto, no es infrecuente que lleguen, transportadas por el viento desde largas distancias, desde el desierto del Sáhara, partículas muy finas de color rojizo a ocre, con diámetros de grano de pocas micras. Este proceso es más intenso en primavera y en verano, cuando los anticiclones situados sobre el Sáhara levantan enormes polvaredas que, en las capas más elevadas de la atmósfera, puede ser transportadas prácticamente a cualquier lugar del globo. Ese es el origen de las frecuentes calimas en las Islas Canarias y Cabo Verde, que pueden llegar también hasta la península y otras partes del continente europeo. A veces, generan la espectacular lluvia de sangre, cuando el agua adquiere color rojizo al atrapar el polvo en suspensión. La Figura 6 ilustra el desarrollo de una tormenta de arena en el Sáhara, que provocó una fuerte calima en el Sur de Europa el 15 de marzo de 2022, llegando a alcanzar toda Francia y el Sur de Alemania).

Figura 6

Según el Servicio Meteorológico Alemán, el polvo desértico del Sáhara se puede detectar durante 50-60 días al año en la zona central y meridional de Alemania, y unos 30 días al año en la zona septentrional. A mediados de marzo de 2022, un avión especializado midió concentraciones de hasta 2,2 miligramos/m³ en el aire, a una altura de 2 kilómetros, lo que representa una concentración 200 veces mayor que los valores habituales. Debe mencionarse que el monitoreo y el control de los polvos desérticos del Sáhara es de gran importancia para la predicción de generación de energía en las instalaciones fotovoltaicas, porque las capas de partículas muy finas depositadas sobre las placas solares pueden disminuir la generación de energía hasta un 10-20%. Los mismos efectos restrictivos pueden producirse en las placas solares, si están situadas cerca de arenales con fuertes vientos.

Debe mencionarse que el monitoreo y el control de los polvos desérticos del Sáhara es de gran importancia para la predicción de generación de energía en las instalaciones fotovoltaicas, porque las capas de partículas muy finas depositadas sobre las placas solares pueden disminuir la generación de energía hasta un 10-20%.


Implicaciones climáticas y medioambientales

Complementariamente, los aerosoles saharianos, como también los aerosoles de origen volcánico, pueden servir como núcleos de condensación, favoreciendo la formación de nubes sobre el Atlántico, y por lo tanto tienen una gran influencia en el tiempo meteorológico y en el clima, por lo que su relación con los procesos de cambio climático es evidente. En algunos modelos de evolución climática se está atribuyendo una gran importancia a las partículas PM2.5, que representan cerca de los dos tercios de la fracción de PM10, asignándole un origen exclusivamente tecno-génico, a partir de simples análisis químicos, que no incluyen análisis de su composición mineralógica. Los resultados de estos análisis no pueden considerarse fiables, ya que como se ha mencionado anteriormente, en esa fracción granulométrica también aparecen muchos aerosoles biogénicos como son esporas, hongos, pólenes, virus y bacterias (todas ellas con composiciones orgánicas que pueden confundirse con las derivadas de la combustión de hidrocarburos), además de las partículas de origen geogénico.

Por lo tanto, los datos analíticos utilizados habitualmente para asignar un origen tecno-génico a la contaminación de partículas finas, son totalmente insuficientes, y numerosos ensayos han demostrado que la mayor parte de estas partículas tienen un origen natural, como lo han tenido a lo largo de millones de años de la historia del Planeta. Es decir, que el ser humano, desde sus orígenes, ha estado siempre expuesto a estas partículas finas, que se encuentran en toda la troposfera, la capa inferior de la atmósfera.

Es decir, que el ser humano, desde sus orígenes, ha estado siempre expuesto a estas partículas finas, que se encuentran en toda la troposfera, la capa inferior de la atmósfera.

En 2021, la Organización Mundial de la Salud (OMS) endureció su recomendación para los valores límites de concentración de las partículas finas de la fracción PM2.5, estableciendo como umbral de riesgo a largo plazo el valor de 5-10 mg/m3. En este contexto, viene al caso recordar la discusión sobre los umbrales de contaminación considerados para otras sustancias, tal y como fue analizado en otros artículos publicados en Entrevisttas.com (Sobre las contaminaciones aparentes y otras disquisiciones medioambientales y El mercurio: ese metal tan tóxico… a veces).

En efecto, existen muchas dudas sobre la corrección, la adecuación o la necesidad de establecer umbrales con factores de seguridad tan estrictos, que a veces llegan hasta dividir por 100 los límites considerados como aceptables. ¿Es realmente correcto y necesario, tanto desde el punto de vista científico como toxicológico, establecer límites tan bajos para proteger la salud humana y la naturaleza? Con frecuencia, este procedimiento se justifica más por razones políticas, por miedo, tomando excesivas precauciones, sin considerar que se están introduciendo restricciones prescindibles para las rutinas cotidianas y laborales.


Otro ejemplo de utopía inalcanzable

A pesar de los grandes avances alcanzados durante las últimas décadas en el conocimiento del comportamiento de las partículas finas aerotransportadas, quedan aún considerables lagunas para completar el entendimiento de su circulación e incidencia en el sistema atmosférico. No cabe ninguna duda de que, cuanto más se pueda disminuir el contenido de las partículas finas con origen tecno-génico o antropogénico, será mucho mejor para la salud humana, especialmente en las áreas urbanas. Pero es necesario ser consciente de que la mayor parte de las partículas finas hoy existentes en nuestra atmósfera tiene un origen natural. O sea que, del mismo modo que ocurre para el CO2, el nivel de emisiones cero no existe en la naturaleza y es inalcanzable. Por lo tanto, la propaganda alarmista que se está realizando sobre las partículas finas, carece de base científica, adolece de información mineralógica e ignora por completo sus fuentes naturales.

Por lo tanto, la propaganda alarmista que se está realizando sobre las partículas finas, carece de base científica, adolece de información mineralógica e ignora por completo sus fuentes naturales.

Volviendo a la información publicada por La Voz de Galicia y a la Figura 1, debe tenerse en cuenta que en el litoral gallego el viento sopla predominantemente desde el Atlántico, llegando a la costa puro y limpio de influencia antropogénica. Así, la mayoría de las partículas finas en suspensión en la zona costera deben ser de origen geogénico, provenientes de las playas y arenales, de las rocas (por erosión) y del rocío marino (de sal, cloruro sódico o NaCl). La distribución de las zonas de máxima concentración en la Figura 1, siguiendo el litoral, donde se localizan las playas y el roquedo está más expuesto en los acantilados, es totalmente coherente con esta interpretación. Además, según la época del año, también deben aparecer muchas partículas de origen biogénico, especialmente pólenes de árboles y arbustos (como por ejemplo los tojos y retamas) tan abundantes en Galicia.

Es difícil entender otra intencionalidad en estas informaciones, que no sea la de sembrar un miedo injustificado. Hace ya algunas décadas, se realizó una campaña intimidatoria por la abundancia relativa de radón en Galicia, consecuencia de su sustrato predominantemente granítico. A finales del siglo XX se dijo también que la gastronomía tradicional, especialmente el insustituible caldo gallego, por su método de cocción y recalentamiento, tenía riesgos cancerígenos. Ahora, se introducen alarmas por el riesgo que puede suponer dar un paseo por la playa, junto a los embates del mar, respirando el rocío marino saturado de sales. ¿Desde cuándo eso es tóxico?

Afortunadamente, la tozuda realidad se impone a las especulaciones gratuitas. Si todo es tan tóxico, el sustrato rocoso, la comida y el aire, no se entiende que la esperanza de vida,  en ascenso continuo en España (ya está por encima de los 83 años), sobresalga en Galicia por encima de la media, ya que tiene el porcentaje más alto de ancianos con edades por encima de los 90 o 100. Y eso, a pesar de que esas personas longevas llevan un siglo viviendo encima de los macizos graníticos emisores de gas radón, consumiendo habitualmente caldo gallego y respirando durante toda su vida partículas finas naturales. Esta enorme contradicción hace pensar que esta nueva línea de alarmismo sensacionalista, como la doctrina del Cambio Climático de origen antropogénico, tiene componentes más ideológicos que científicos.


Las «partículas finas», nueva amenaza climática y medioambiental infundada
Las nuevas serpientes de verano
por Enrique Ortega Gironés,
José Antonio Sáenz de Santa María
y Stefan Uhlig


Publicado por Enrique Ortega Gironés

Soy, por ese orden, geólogo y escritor. O simplemente, un geólogo al que le gusta escribir. Primero, docente e investigador en el Departamento de Geotectónica de la Universidad de Oviedo. Luego, en las minas de Almadén (Ciudad Real), y durante los últimos 20 años, consultor independiente.

4 comentarios sobre “Las «partículas finas», nueva amenaza climática y medioambiental infundada

  1. Me ha encantado el artículo y me fascina que sirva como complemento a mi última aportación en esta revista sobre la relación entre clima, geología y la presencia o ausencia de bosques en un territorio. La naturaleza química del sustrato y en este caso de las partículas finas son fundamentales para la nutrición vegetal. No sólo se arrastran con la escorrentía superficial o se modifica con las técnicas de riego sino que, como se muestra en este artículo, puede ser también un aporte natural por el viento.
    Galicia, y en general toda la fachada atlántica, donde confluyen circunstancias para suelos muy ácidos (oligotrofos) como son ela dominancia de sustrato silíceo y la elevada pluviosidad, es un territorio eminentemente forestal donde abundan las especies de polinización anemófila como son las gramíneas de los pastos, las fagáceas (robles, castaños, hayas), sauces, alisos, fresnos, arces y pinares.
    Muchas gracias por el gran trabajo de divulgación que estáis llevando a cabo.

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  2. Muchas gracias «Puli», una vez más, por tus comentarios. Es siempre muy reconfortante comprobar como observaciones de diferentes disciplinas se complementan y contribuyen a reforzar las conclusiones. Por lo que se refiere a las contribuciones para la divulgación científica, la avalancha de informaciones que envías cotidianamente, nos lleva mucha ventaja, o sea que muchas gracias a ti también.

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  3. Muchas gracias Raúl. Nos alegra que te haya gustado porque ese es el objetivo principal, difundir informaciones objetivas, que raramente llegan a los medios, de forma asequible a los no especialistas. Muchas gracias por tus comentarios y por tu interés. Un saudo,

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