Viaje al Círculo Polar Ártico

Según el credo budista, las acciones que promueves en tu vida te son devueltas a lo largo de ésta o de otra venidera. Es lo que llaman karma. A nivel más teórico y técnico, se diría que la energía que inviertes en algo revierte de forma similar y en el mismo sentido. Se transforma.

Esta versión espiritual concuerda con el plano más físico y material, según fija el Primer principio de la Termodinámica. Pero, a diferencia de éste, no se sigue la eficiencia decreciente de los procesos que establece el Segundo principio por el que se rige la energía de los sistemas naturales. Al contrario de lo que dicta, el rendimiento de una acción puede resultar afectado por un múltiplo de índice desproporcionado a la causa que lo produce. Dicho de forma más sencilla: haces un favor y el Universo te compensa con algún privilegio asimétrico e inimaginable.


La taiga y la tundra

Un pequeño gesto en pro de los perros de trineo, que promueve el musher José Luis Pedrero me ha llevado nada más y nada menos que al norte de Laponia sueca. Ver auroras boreales o conocer personalmente ecosistemas clásicos por primera vez en mi vida ha sido toda una aventura.

La taiga, el bosque denso boreal, es uno de los territorios forestales más grandes del mundo. La tundra asimismo, uno de los pastizales más extensos del Planeta. Uno y otra tienen singularidades que los hacen únicos.

El primero consiste en una enorme franja latitudinal que se extiende en el cinturón preártico. Su origen es debido a una sequedad estacional a lo largo del año que, al contrario de otras regiones o biomas clásicos, se genera por las bajas temperaturas y la presencia de agua en forma cristalizada no disponible para las plantas.

La segunda, es la franja de terreno que sigue a aquella en latitud. Las condiciones son aún más severas y el período vegetativo más corto. Apenas tres meses. Ello no da para garantizar la subsistencia de colosos arbóreos y se reduce a plantas cortas y un pastizal formado por musgos, líquenes y algunos arbustillos de poco talle (arándanos, brezos, sauces enanos, abedules…).


Los socioecosistemas

A medida que uno acumula años, experiencias, parece que va encontrando el verdadero sentido de la vida. Tal vez sea eso que llaman madurez. En esa línea, descubrir personas, sus vínculos y cómo se relacionan entre sí, en cada parte del mundo, puede que sea lo más importante. No en vano, esos sí que son sistemas únicos, socioecosistemas. Sistemas sociales que cumplen el sentido original del oikos griego: la casa, el nudo fundamental que constituye la familia, célula básica del sistema humano.

En esta ocasión he tenido la enorme suerte de conocer a Petter Karlsson y su entorno familiar, natural y deportivo. Es el campeón del mundo en carreras de trineo con perros en larga distancia, título revalidado en más de una ocasión.

Petter es un conector vital entre la naturaleza más salvaje y la humana. Como conductor de perros de trineo (musher), posee la posición alfa en una gran familia canina de más de 60 miembros. Su actividad deportiva le permite adentrarse en el interior de Laponia sin ningún tipo de límite.

Adaptado al entorno que le rodea desde pequeño, es uno más de sus componentes naturales. Su pueblo natal, Slussfors (Suecia) se encuentra relativamente cerca, al sur, del Círculo polar ártico. Se trata de un pequeño núcleo humano de carácter disperso, como suele ser habitual en estos espacios de tan escasa capacidad agrícola. El trato cordial entre vecinos es lo usual. Y, en estos lares, parece que el culto canino es general.

Algunos de sus vecinos, adoran la nieve y los perros. Vinieron incluso de lejos para asentarse aquí y sentirse unidos a estos paisajes cada vez que salen con su trineo. Es el caso de Lysiane Pernet y Rolf Gerber, oriundos de Suiza, o el de Patricia Berner, de Alemania.

Lysiane y Rolf son dos jóvenes metidos en los setenta años que viven este entorno polar con entusiasmo diario. Guiado por ellos he tenido mi primera experiencia de trineo y moto sobre nieve.

Petter es el nexo entre los componentes de su vecindario. La taiga aparece con tan solo cruzar la puerta de casa. El bosque interminable, los lagos helados y la tundra ártica son su campo de entrenamiento. El conocimiento de este medio, su manejo con los perros y su disciplina mental son el equipamiento con el que no es de extrañar su dominio en la especialidad.

He tenido el privilegio de compartir con él y su equipo una de sus expediciones al Círculo polar ártico (Arctic Circle Experience 2023). Casi 600 km de recorrido de ida y vuelta a través de aquellos paisajes de película y un ambiente de leyenda.


El frío ártico

Nieve por doquier, hielo, montañas, perros de trineo, y unas condiciones extremas totalmente nuevas para mí. Aunque conocía el frío de otros lares (en Albacete es fácil despertarse con más de una decena de grados bajo cero), el poderío ártico parece ser muy especial.

La alta montaña presenta circunstancias climáticas muy similares. Y, por ende, también de vegetación. Taiga y tundra tienen representación en ciertos pisos bioclimáticos de montañas. Los bosques de coníferas, en altitud, y las cumbres peladas son su correspondencia. Pero el Ártico parece ser un dominio más extremo.

El recorrido ha sido para mí un viaje de estudios a través de un transecto que me ha permitido calibrar personalmente alguno de los biomas característicos del hemisferio boreal y en concreto los bosques y pastizales más septentrionales del mundo.

Encontrar -4 ºC en el aeropuerto de Arlanda (Estocolmo) fue la primera bocanada de clima nórdico que me servían como anticipo. Desde la ventanilla del avión pude apreciar la primera vista de ese nuevo paisaje en el que iba a estar inmerso durante los días siguientes.

Mi destino final, Umeå, me guardaba otra sorpresa: la aproximación en vuelo regular me permitió apreciar claramente la presencia de banquisa de hielo sobre su bahía. Quince minutos aéreos que, supongo, debían abarcar desde Normaling, unos 50 km al sur de aquella.

Umeå se sitúa en la desembocadura del río Ume. Es la capital de la provincia de Västerbotten, que tiene unos 5,5 millones de ha (aprox. cuatro veces más que la provincia de Sevilla). También se encuentra en el estrecho que da lugar al golfo de Botnia, una gran bahía marina que se forma al norte entre las costas de Suecia y Finlandia.

Encontrar mar abierto congelado 300 km al sur del Círculo polar ártico desestructuró los esquemas de los actuales postulados del cambio climático. Me encontraba unos 1500 km al sur de las islas Svalbard, supuesto paraíso del oso polar, considerado al límite de supervivencia por ausencia de placas heladas.

Datos obtenidos con posterioridad me supondrán, igualmente, una contradicción al respecto de las mismas premisas descongelantes. Todo muy en línea con algunos artículos publicados en esta misma revista por otros autores.

Slussfor es un diseminado rural perteneciente al municipio de Storuman, a unos 300 km al noroeste de la capital de provincia. A nivel latitudinal sin embargo, sólo está a dos grados por encima, con una distancia topográfica de casi la mitad, unos 140 km.

Final de marzo se ha despedido amaneciendo a temperaturas de -17º C y máximas de 1ºC. Teniendo en cuenta que el agua de mar congela a unos -2 ºC, es explicable lo que había encontrado en la costa de Umeå.

Todo lo que he ido viendo no encaja bien en la teoría del calentamiento global, de la fusión de los hielos polares, la subida del nivel del mar o el ya exacerbado alarmismo con el carbono atmosférico. El recorrido hacia el norte, me lo iba a dejar aún más claro.


Vegetación boreal

Taiga es un vocablo siberiano que significa bosque denso. Una definición más estructural que recibe es bosque boreal de coníferas o bosque aciculifolio. Como ya se ha referido, es una consecuencia climática, ocasionada por el clima general de una comarca o región. Es lo que se llama vegetación zonal.

Las coníferas reciben este nombre por la forma de reproducción que tienen. Son plantas de origen primitivo que no tienen flores. Sus gametos se depositan de forma desnuda (gimnospermas) sobre estructuras resistentes que las sostienen. Se les llama conos, aunque popularmente se les conoce como piñas.

Hay conos masculinos, que sostienen los sacos de polen y hay conos femeninos, que dan soporte a la posterior semilla (el óvulo fecundado). Los primeros son de consistencia papirácea y efímera. Se deshacen a poco de cumplir su función. Los segundos, son leñosos y persistentes. Tienen características y comportamiento diferente, y suelen ser diagnósticos para la identificación de especies.

Las gimnospermas arbóreas se han desarrollado en el Pérmico, hace aprox. 260 millones de años. Esto ocurrió en un clima frío, como el que aproximadamente reina en la taiga actual y en los bosques de montaña de zonas templadas, los refugios (ciertamente muy extensos) de las coníferas en los tiempos actuales (Strasburger et al., 1991).

Según esto, el bosque denso de coníferas es un reducto de vegetación de otros tiempos adaptado a situaciones de clima frío, que procede del pasado. Por eso en las montañas meridionales (más al sur) se suelen presentar formaciones relictas, es decir restringidas a áreas aisladas. Este aislamiento ha llevado a la diferenciación y generación de algunos casos de notorios endemismos. Es el caso de abetos mediterráneos como el pinsapo o los cedros. Sin embargo, esta regla general aparente no es tal. Las coníferas son indicadoras de climas secos. El caso del frío extremo es una de las situaciones, muy extendida, como la taiga. También aparece en ubicaciones de escasa humedad y altas temperaturas. Es el caso del clima tipo Mediterráneo, característico de esa región así como ciertas partes de Australia, Chile y el entorno de Méjico y los Estados Unidos de América.

Las coníferas se caracterizan por tener hojas en forma de aguja (del latín acucula). Unas veces más alesnadas (alargadas) y otras más planas (escamas). También por tener porte monopódico, donde el tallo (caulon) forma un eje dominante (pie) en el que se insertan las ramas por grupos a un mismo nivel (verticilos).

Las acículas generan una mayor relación superficie/volumen. Esto facilitaría la pérdida de agua por transpiración. Sin embargo en las agujas de las coníferas, los estomas están profundamente hundidos; en sus movimientos de turgencia intervienen de forma activa las células anejas, que poseen también unas paredes de grosor irregular y parcialmente lignificadas (Strasburger et al.; 1991).

La distribución acicular, a diferencia de la planifolia (frondosas), facilita el paso de los rayos solares hasta el suelo y sotobosque. Son, en términos generales, especies de temperamento heliófilo y por ello muy adaptadas a la colonización primaria de sitios despejados.

Por regla general, salvo excepciones, como el tejo o algunos pinos, presentan fuerte control epinástico. Es decir, la yema terminal promueve el crecimiento en altura. También presentan crecimiento en las ramas bajas y viejas, desarrollando un clásico porte cónico o cilíndrico.

Estas circunstancias les favorece en ubicaciones donde los rayos solares son más inclinados, como es la región ártica y también las pendientes de altas montañas. Presentan así una mayor exposición a la radiación solar, que es la base del sustento fotosintético.

El límite inferior para el comienzo de la fotosíntesis aparente (mínimo térmico) se sitúa en las plantas superiores de los países templados y fríos en la temperatura en que el agua empieza a congelarse, o sea (según la concentración del jugo celular), a pocos grados bajo cero. Las anuales de invierno, como los cereales, las espinacas o Valerianella olitoria, pueden asimilar con balance positivo aún a -2º C o -3º C e incluso bajo la nieve, igual que las coníferas siempre verdes. En los líquenes puede transformarse fotosintéticamente CO2 incluso a -25º C en los talos congelados. En plantas tropicales, en cambio, la fotosíntesis neta puede decaer ya a +5 o + 7º C. (Strasburger et al., 1991).

En este tiempo, un manto de nieve continua cubre el suelo. Cuando nieva, también el arbolado. El dosel arbóreo es casi monotemático. Abeto rojo [Picea abies (L.) H. Karst] y pino albar (Pinus sylvestris L.) son prácticamente el tándem exclusivo.

El sotobosque está ocupado por especies netamente caducifolias a las que me resultado imposible identificar. Supongo que sauces (Salix sp.), cornejos (Cornus sp.), abedules (Betula pendula Roth.), álamo temblón (Populus tremula L.). Ningún acebo (Ilex aquifolium L.) que suele ser característico en nuestras montañas.

Un bosque antiguo, sometido a pocos cambios, presenta poca diversidad. Sencillamente, porque no ha necesitado alterar sus hábitos. En esto marca una diferencia importante con la flora del Mediterráneo.

La taiga prácticamente es dominante, en la ruta seguida, hasta las montañas de Ammarnäs. Lagos, bosques, bosques, lagos. A partir de aquí, apenas a 20 km al norte se encuentra el Círculo polar ártico.

Se atraviesa una zona montañosa caracterizada por una extensa planicie a unos 800 m de altitud media. Algunos picos más elevados se aprecian de forma dispersa en el entorno. Es el parque nacional Pieljekaise.

Resulta curioso comprobar cómo la cliserie de vegetación (su disposición en función de la energía disponible) se sucede en altitud y latitud.

El abedular y la tundra suceden a la taiga a poco que se sube en altitud o se avanza en latitud hacia el norte. 300 m en altitud se corresponden con apenas 30 km en latitud. Es algo que se acentúa aún más cuanto más al norte. Puede que esto sólo sea visible en esta región del Ártico.

Es plena Laponia, Lappland en nativo, el territorio sin gente. El aprovechamiento minero, la actividad maderera y pastoral es lo que fue colonizando estos lares.

Vuoggatjålme es un enclave turístico. Otro núcleo humano disperso en uso del lago que tiene a sus pies. En invierno, plenamente helado se aprovecha para deportes de nieve. En verano, para pesca y senderismo. Nosotros instalamos un punto de asistencia en la carrera.

Aquella gran planicie entre sus montañas heladas ya genera aspecto de puro ártico. Más aún esos días en que el cielo nublado también es blanquecino. El abedular se ha ido haciendo más abierto y escaso a medida que se recorre la carretera hasta allí.

Pero a poco que subes algo en altitud, hacia las colinas de Merkenes o Manas, la tundra se adueña del suelo que aparece ahora cubierto de nieve o hielo.

Me cuentan que hace dos semanas, los termómetros marcaron temperaturas de -35º C. Ahora aunque quince grados más, da para imaginarse qué fue de los grandes aventureros polares de siglos atrás. Aquí se encuentra el récord europeo de temperatura más baja (-52 ºC, enero 1956). Mi admiración por aquel tipo de personas se dispara.

Los recorridos en moto de nieve, acentúan el efecto de este gélido ambiente. La fina brisa polar taladra las sienes y congela hasta el pensamiento. Apenas hay árboles, instrumentos de cuerda, que puedan entonar notas y componer una sintonía para estos parajes.

La tundra es, en esencia, un pastizal. Tal vez el más singular de todo el Planeta. Porque sus hierbas son cortas (Ranunculus nivalis, Papaver sp. Carex lapponica) y sus arbustos enanos (Salix polaris, Rubus chamaemorus, Betula nana). Y abundan los musgos y líquenes.

Un pasto muy corto, tan escaso que sólo está disponible unos tres meses al año. También son especiales sus herbívoros dominantes, el reno (Rangifer tarandus L.) y el buey almizclero (Ovibos moschatus Zimmerman). El primero familiar del ciervo, el segundo, un caprino altamente especializado.

El cielo es aquí muy limpio cuando está despejado. La noche, en extremo brillante. Pastor soy de estrellas y me gusta apacentarlas en noches serenas. Así que una mirada al cénit y puedo comprobar cómo las constelaciones polares están situadas casi en la vertical. Es la primera vez que las encuentro en esta posición. Esto, junto con la mayor longitud de las sombras, es otra prueba más de que la Tierra no es plana.

Ártico, del griego “arctos” significa vinculado al oso. En este caso más bien osa. Y no porque sea territorio propicio para osos pardos y osos polares. El nombre tiene significado mítico y astronómico. Está relacionado con la energía del mundo y las constelaciones Osa mayor y Osa menor (Guénon, 2002).

Arturo, también con la misma etimología es el guardián de aquellas, el verdadero pastor que rige su curso ubicado en uno de los pies de la constelación de Boyero.

La canción del Gran norte tiene como base en su melodía un profundo silencio. Las planicies heladas de la tundra, colapsada en su horizonte por el blanco algodonoso de un cielo nublado, generan una sensación de vacío que te envuelve por completo.


Perros del Ártico

El deslizar del trineo emite un ligero silbido que junto al latido del corazón compone el hilo musical de estos parajes. El aullido es el coro que le pone letra. En ausencia de árboles no hay más cuerdas que las gargantas de los animales, el instrumento vocal que el viento puede usar para entonar la sinfonía de las tierras polares.

He convivido estos días con los perros de trineo. El medio de transporte y supervivencia más hábil en estas tierras. Cuando veo la facilidad con que se transporta su comida y se pueden alimentar con restos congelados, entiendo el por qué de no usar otros animales de tiro.

Los cánidos además, tienen una ventaja añadida. Su huella almohadillada reparte el ligero peso del animal de forma efectiva evitando que se hunda al modo como lo hacen los herbívoros. Es una de las cuestiones que les da ventaja para la caza en invierno. La otra su resistencia.

No tienen límites. Conducir un trineo de perros árticos (alaskan huskies) me ha permitido aprender sobre lobos. No sólo la sociabilidad de estos canes en grupo y su lealtad al líder. También su imbatibilidad y hábitos de consumo. Entendiendo que un lobo salvaje es más frugal y no tiene restricciones.

El paso medio de estos tiros animales, es de 14 km/h. Sube hasta puntas de 20 y baja hasta los 10. Mantienen ese ritmo sin problema dos a cinco horas. Descansan un par de ellas y vuelven a seguir.

Cubren tramos de 80-120 km sin mucho problema. Se tumban sobre la nieve y consumen muy poca comida. En términos de desplazamiento para territorios tan pequeños como la península Ibérica, una semana da para mucho.

Desde Vuoggatjälme los mushers se adentran en las montañas de Mavas para hacer un recorrido circular de unos 150 km, sin asistencia ni más posibilidades que los útiles y vituallas que llevan a bordo. La audacia y resistencia de estas personas me parece formidable. El caso de Angelina, a sus 25 años, me ha dejado boquiabierto.


Viaje de regreso

A su vuelta, todos emprendemos el viaje de regreso. Tres días en plena tundra ártica y los demás, Laponia y otras tierras escandinavas. Esas que llenaron el sur de vikingos, varegos, daneses y normandos, estirpes que a la larga, acabaron liderando el mundo hasta este siglo XXI.

La experiencia ha sido plenamente gratificante. A todos los niveles, aventura, aprendizaje y fantásticas personas como nuevos amigos. No se puede pedir más.


Dedicatoria

Dedicado a mi padre, que me enseñó a distinguir la taiga. A José Luis y María, por lanzarme hacia el Ártico, a Petter, Angela y su equipo, por su sencillez y madera de campeones


Referencias

Guénon, R. (2002).- El jabalí y la osa, pp129-133 in Símbolos de la Ciencia Sagrada. Editorial Paidós. Barcelona.

Strasburger, E.; Noll, F.; Schenck, H.; Schimper, A.F.W. (1991).- Tratado de Botánica, 8ª edición castellana. 33ª edición alemana actualizada por P. Sitte, H. Ziegler, F. Ehrendorfer, A. Bresinsky. Ediciones Omega. Barcelona


Viaje al Círculo Polar Ártico
Por Antonio Pulido


Publicado por PULI

Pastoreo estrellas, cultivo mariposas, construyo bosques

6 comentarios sobre “Viaje al Círculo Polar Ártico

  1. Que maravilla de artículo Antonio. Con que sutilidad pasas del saber científico más impactante, a la poesía sensual y hermosa de un andalusí antiguo, pasando por la objetividad descriptiva de un reportero curtido por mil aventuras. Gracias por hacerme partícipe de tu maravilloso viaje. 🤗🤗🤗

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    1. Muchas gracias D. José Manuel. Creo que no he llegado a transmitir el nivel de aventura y la sensación exploradora de tierras vírgenes. Un ambiente muy nuevo para mi. Aunque cuando recuerdo la travesía de las montañas Vindelfjällen desde Ammarnäs hasta Slussfor, después de una noche sobre la nieve, parecía estar ya plenamente integrado en aquellos blancos paisajes y ese nivel de frío, como si no fuese la primera vez que vivía aquello.
      Estamos a la espera, impacientes de ver aparecer tu novela. Tu si que escribes!!! Y dibujas.

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  2. Una riqueza más añadida al baúl de tus experiencias, Antonio, que con tu habitual generosidad compartes con todos nosotros. Es un placer leer tu relato repleto de detalles. Las fotografías son excepcionales, y solo he echado en falta tus maravillosos dibujos.
    Y sin duda, como tú, me alegro especialmente con el hallazgo de esos nuevos amigos, descendientes de las estirpes forjadas en la dureza imperante por esas latitudes.

    Un fuerte y cálido abrazo, que espero poder darte pronto, en tu vuelta al hogar.

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    1. Muchas gracias Tibur. Habías perdido la buena costumbre de dejar la estela de tus letras tras el rastro de mis viajes. Ahora que cambiamos de patio, se agradece igualmente. Abrazos

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  3. Me gusta leer trayectos, recorridos… ¡viajes! También hacerlos, y una buena manera es siguiendo el rastro de tus letras Pulido. Lo que más me gusta de las mismas es tu sello personal entre ciencia, metáfora y humanismo reflexivo. Tu tendencia a entender y explicar los eventos físicos y metafísicos mediante la termodinámica y sus leyes, léase por acá tu versión de la asimetría entre la recepción de la invitación al Círculo Polar Ártico y algún aporte tuyo que crees no tenga tanto valor (desde mi punto de vista, hay cosas que no se ven y sin embargo aportan simetría en relaciones y asociaciones) Lo que leo entre líneas es ‘gratitud a la vida por su abundancia’. Como abundante es la información que se desprenden de tus nevadas letras e imágenes ¡Qué barbaridad! No dejas una ‘ia’ sin tocar (y no precisamente artificial): geograf_ía, astronom_ía, geolog_ía, climatolog_ía, biolog_ía, sociolog_ía, ecolog_ía, poes_ía… Sin lugar a duda pasear por ellas ha refrescado mis ganas de transitar el Polo Norte!

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    1. Muchas gracias María. Intento entender la esencia de la Unidad. Tal vez la energía sea el trasfondo que subyace a todo y lo demás, simplemente consecuencias, expresadas en multitud de manifestaciones, a las que hemos clasificado con esas «ías». Creo que es una buena forma de poder estar en armonía con todo lo que nos rodea, de lo material a lo trascendental, de lo animal, a lo social.

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