Curiosidades Napolitanas

Tenía varios títulos rimbombantes como No hay cojones en Nápoles, De Nápoles a otra parte, Napolitanos: ¿dignos de su patrimonio? o Nápoles no es ni para un día ni para un mes entre otros, pero escogí éste porque voy a contar parte de las curiosidades que vivíamos mi marido y yo en Nápoles durante nuestro viaje este mes de diciembre de 2021.

Lo cierto es, en todo caso, que los otros títulos tienen mucho que ver con lo que voy a contar. Así que merece la pena su mención.

Caserta
Carmen Nikol & Gabriel Castelló en Caserta

De Nápoles se sabe que cuenta con un excelente y muy excelso patrimonio histórico y artístico. Y, de hecho, sobre ese tema, no voy a ahondar porque existen plataformas de viajes que van a daros muchos más detalles de los que yo podría y, siempre, bajo un punto de vista más desarrollado (como la ubicación, formas de acceso, etc.). Lo que sí voy a mencionar aquí es que para ir al Museo Arqueológico es mejor no hacer cola y eso se consigue yendo a mediodía; o que para ir a Pompeya lo ideal es ir a primerísima hora, pero para ir a Herculano, mejor en el último pase; también que no dejéis de ir a Oplontis, aunque esté algo retirada y en un pueblo imposible de digerir (por sus gentes, calles, tráfico, degradación…). Por supuesto, no he mencionado más que tres cositas de las tantas que tiene, pero estas son, para mí, las imprescindibles para disfrutar de lo que solo Nápoles puede ofrecer. Más allá de éstas, hay otras muchas que son maravillosas y que merecen de su tiempo… Aún así, no me pasaría un mes en Nápoles y os voy a contar por qué no lo haría o, de exigírmelo, por qué gastaría gran parte del tiempo en el hotel.

Herculano
Carmen Nikol en la base del puerto de Herculano, a las 15h
con tres capas de jersey, una muy gorda, y la chaqueta, la mascarilla, el gorro…

Nápoles son muchas Nápoles, pero yo destacaría dos: la ciudad en sus zonas más transitadas y la parte que linda con el mar, la que va desde la zona baja marítima hasta la parte alta o Posillipo (a este respecto, os recomiendo coger el bus turístico el primer día para conocer algunas posibles visitas posteriores —que los encargados del bus gustan de mencionar). La zona costera es mucho mejor que la del centro y, de volver, cogeríamos el hotel allí (sin duda) aunque no estuvimos en un mal hotel ni en una mala zona, pero… ¡es que no hay color!

Castillo Aragonés de Baia
Gabriel Castelló en el muro superior del Castillo Aragonés de Baia, con el Vesubio al fondo

Antes de seguir, debo mencionar el dicho ver Nápoles y después morir (Vedi Napoli, e poi muori, palabras del escritor alemán Goethe tras su viaje a Nápoles). Y digo debo porque daban vueltas en mi cabeza mientras estábamos allí y se convirtieron en un must en caso de hacer memoria o un repaso, como es aquí el caso. Para mí, hoy en día no se corresponden con la belleza que el genial dramaturgo quiso dejar plasmada en su expresión. Hoy quizá diríamos ver la Campania y después morir. Pero, Nápoles ofrece lo que otras ciudades: excelentes palacios, un museo arqueológico magnífico y algunas visitas más, sobre todo artísticas, de gran calibre. Eso sí: a diferencia de otras ciudades, Nápoles exige de una gran paciencia, así como de asumir un rol muy dominante. ¿Por qué? Pues, por ejemplo, para soportar la gran cantidad de basuras que hay en la calle (mucha paciencia) y para cruzar pequeñas calles y grandes avenidas (que solo conseguirás si, desde el primer minuto, te impones al tráfico).

Vistas del centro de Nápoles desde el Vomero
Vistas del centro de Nápoles desde el Vomero

Nosotros decidíamos alquilar un coche. Pensábamos que era la mejor idea porque teníamos claro que haríamos varias visitas hacia la costa y el interior. Y acertábamos. Pero, solo por esas razones, puesto que hay muchos buses turísticos que te llevan a varios (no a todos) de los lugares que visitábamos y… sin tener que sufrir el tráfico con el cuidado que requiere devolver el coche igualito que lo recibíamos. Ir en coche, además de obligarte a sufrir la absoluta anarquía del tráfico napolitano y de la Campania (donde, por doquier, se te cruzan sin ningún orden —insisto: sin ningún orden), tiene una gran desventaja: ha de ir evitando la innumerable cantidad de baches que tienen los horribles firmes de las calles y carreteras napolitanas. Y, para colmo, lo has de dejar en un garaje que, si tienes suerte, tendrá un acuerdo con el hotel pero… nadie te va a quitar el hecho de que será, casi garantizado al 100%, un garaggio pequeño y hecho polvo en el que deberás dejar el coche para que te lo aparquen otros (esto último, sea mejor o peor el garaje… es así). Por esta razón, también voy a recomendaros que deis un paseo con el bus turístico el primer día y lo antes que podáis. Nosotros no solemos ir en bus turístico, aunque cada día le vemos más aportes, así que os lo recomiendo para determinar si es mejor escoger rutas o alquilar un coche (eso sí: bien abrigaditos si vais en épocas no estivales y pensáis ir en la parte superior).

Galería Umberto I
En la Galería Umberto I, junto al Palacio Real de Nápoles

Pero, además de esas dos zonas a grosso modo de Nápoles, cabe rendirse al hecho de que existen otras cuantas miles: cada rincón de Nápoles es una Nápoles con historia, una Nápoles bella o mundana, dulce o salada, rancia o esplendorosa, mafiosa o cercana… Y no todas las Nápoles son para todos los públicos. No me refiero con esto al Gabinete Secreto del Museo Arqueológico (donde los niños no entran por su contenido erótico pompeyano), sino a que no todo el mundo puede soportar bien el estrés que genera estar en Nápoles (ni tan siquiera un día, para algunos/as).

Gabinete Secreto
Foto tomada por Gabriel Castelló en el Gabinete Secreto

Comentaba antes que los títulos que ponía al principio de esta entrada tenían mucho sentido. Y tomando el hilo del párrafo anterior, Nápoles no es ni para un día (en el caso de ciertas personas) ni tampoco es para un mes (para casi todo el mundo). No es fácil vivir en Nápoles y no hace falta un mes para ver todo lo que se necesita ver. Nápoles tiene un cariz muy diferente que ni siquiera tiene que ver con el carácter de Roma o del resto de Italia. Sus gentes son muy especiales y, como se comenta en varios foros, si te quedas demasiado tiempo es probable que estés en el punto de mira de la Camorra. La mafia napolitana tiene mucho poder aún hoy en día. Por poneros un par de ejemplos: no hay siquiera una mención, en ninguna parte, a la serie que más a dado a conocer la ciudad en los últimos tiempos (me refiero a Gomorra) porque no hay huevos por parte de nadie allí a poner un cartelito o un grafiti (de entre los múltiples que allí ensucian calles y monumentos); por otra parte, no hay casi negocios extranjeros (solo vimos 3 entre todo lo que recorrimos y sin contar con las fruterías y tiendas de ropa pakistaníes) porque se sigue cobrando, por parte de las 90 a 100 familias (dicen) que extorsionan, el pizzo (o protección) que viene a ser el pago que debes pagar mensualmente a la Camorra para que te proteja de sí misma. Se comenta en varios documentales que viene a ser el 20% de las ganancias y que muchos comercios han cerrado por este pago (además cabe indicar que entre la Campania hay del orden de tres asesinatos por día y pueden ser a plena luz). Muchos motoristas, en ciertas zonas de Nápoles, suelen ir sin casco y esto tiene que ver con conocer las caras de quienes se acercan. En fin… un Nápoles no muy conocido pero muy aparente para cualquier visitante.

Calle napolitana
Una calle típica napolitana

Por tanto, como muy probablemente no verás todo en una semana, si puedes, intenta quedarte dos y planificar muy (pero que muy) bien todo lo que deseas ver. Y llévate un buen calzado porque muchas calles (si no todas) tienen adoquines y piedras grandes de lava del Vesubio (según dicen). Además, te harán falta para los yacimientos arqueológicos y las enormes caminatas que te darás…

Maradona
Gaby posando junto a una imagen de Maradona,
un Dios con su propia religión en Nápoles

Maradona es un dios en casi todo el mundo, pero en Nápoles tiene su propia religión con sus propios rezos. Si caminas por el centro, vas a disfrutar de la cantidad ingente de imágenes del ídolo futbolístico del Napoli.

Durante el día y la noche suenan muchas ambulancias, a pesar de no haber visto ningún accidente y, a su vez, a pesar del caos imperante en toda calle napolitana entre motos, coches y transeúntes que consiguen contar con que el otro intentará pasar antes y, o bien aceleran o bien cortan el tráfico cruzando la calle. El caso es que ambulancias con su sirena puesta las hay a todas horas. Es como una especie de rebelión por haber recibido una amenaza por parte de la mafia napolitana…

Los pitidos de los coches, además de las sirenas de las ambulancias, son constantes. Y lo son, seguramente, para evitar los accidentes. Allí los semáforos y los pasos de peatones son simbólicos: lo que importa es avisar con un pitido de que te vas a meter, vas a acelerar o vas a cruzar una calle a lo bestia. En un paso de peatones, además de cruzar, intenta buscar la mirada del conductor porque igual te deja pasar uno y el siguiente acelera… Así que se debe cruzar poniendo la mano y buscando la mirada. ¡Un cristo! Y de cristos y de iglesias… lo que queráis. Allí hay múltiples iglesias y una cantidad abrumadora de arte sacro (sobre todo, Barroco). Buscad antes de ir porque las colas pueden ser importantes en algunos lugares y, en otros, no las hay a pesar de la belleza que contienen.

Barroco napolitano
Arte Barroco en Nápoles | Imagen de Gabriel Castelló

Palacios y edificios monumentales también los hay a patadas, mal que suene la expresión… Hay tantos que no parece que el gobierno tenga la intención de mantenerlos todos en buen estado (ni mucho menos). Solo mantienen bien los que pertenecieron a la realeza y que han sido usados como guaridas para la cantidad inacabable de arte que consiguieron acumular mediante el expolio de las excavaciones pompeyanas (principalmente) y mediante el desarrollo de artistas que dejaron una increíble imprenta de su arte en techos, puertas, paredes o en piezas de orfebrería, entre otras tantas expresiones artísticas que consiguen maravillar al visitante. Es un nunca acabar (y eso que no te dejan ver más que una pequeña porción de la inmensa cantidad de alas de los edificios, jardines, etc.). Por ello, uno se plantea si Nápoles merece mantener el patrimonio que tiene: porque no todo está cuidado ni está en una localización que tranquilice pues, no olvidemos, todo lo que allí permanece puede desaparecer con una erupción del Vesubio o de alguno de los múltiples volcanes que la Campania contiene (los Campos Flégreos, por ejemplo, podrían hacer desaparecer una cantidad innombrable de bellezas napolitanas). Sí: todo es de su herencia, todo es suyo. Pero, ¿hasta qué punto no es de la humanidad? ¿Hasta qué punto no merece un mayor cuidado?

Otra cosa curiosísima es encontrarse, por doquier, paraguas rotos en el suelo, sin recoger. Solo vimos uno tirado en la basura, pero había muchísimos en el suelo, abandonados. Al principio piensas qué guarros que son y luego te preguntas por qué será. Al final, nos informábamos y parece ser que hay una cierta superstición con los paraguas pero, en todo caso, sigue resultando una guarrada. Si de veras es una superstición sobre que no pueden correr el riesgo de que se abra en casa… ¿acaso no pueden tirarlo a la basura cuando se les cae en la calle? Eso sí: yo misma sufrí el deseo de dejarlo caer y no recuperarlo porque se nos vino la mundial, con lluvia y viento fuerte, y mi paraguas se echó a perder (estaba yo como para buscar la papelera más cercana… pero, ¡lo aguanté!).

Los cuerpos de seguridad, según se comenta, están untados con la Camorra. Pero, a nuestro parecer, son cercanos (preguntábamos una indicación y se lo curraron). Nos pareció muy curioso verlos a todos (la polizia, los carabinieri, los del fuoco, la paisana —que iba como Montalbano), algunos con trajes de grandes cargos y otros de cargos menores, pero todos en la plaza donde se encuentra el monumento a la Inmaculada Concepción coincidiendo con el día que lleva el mismo nombre. Allí es un día especial, claro está, pero no todos los comercios cierran, aunque sea un día festivo.

Los mercados y mercadillos requieren de cierto conocimiento. En Nápoles se come muchísimo en la calle, tanto en las calles del centro como en las exteriores. De hecho, uno de los bares más conocidos estaba llenísimo de gente apoyada en paredes callejeras, comiendo. Pero, lo que nos llamó más la atención fue una pescadería, camino al funicular desde la calle Toledo, que tenía muchísimo pescado y marisco fresco y bastantes mesitas altas para que la gente se sentase a comerse lo que escogiesen en el momento. Tiene casi todo vivo, en grandiosos platos hondos, donde los mantienen con agua marina, o bien sobre bandejas con hielo. Se trata de pedir las piezas que deseas comerte y allí mismo te las cocinan.

El certificado COVID, tanto en esa pescadería como en cualquier lugar (tienda, restaurante, museo, etc.) se pide. Y, al menos nosotros, lo agradecíamos: es innegable que reduce la carga viral y, por tanto, las probabilidades de caer infectado. Y el pago con tarjeta… ellos mismos (si son camareros amables —y todos lo son), te indican que no lo hagas si no es llevando tú mismo/a la tarjeta: es decir, que no se la des a nadie.

De Nápoles a otra parte era otro de los títulos porque, la verdad, cuando estás allí sientes que deseas irte: resulta demasiado caótico si eres una persona de una cultura más ordenada.

Y quando arrivo a casa… estás feliz de haber llegado (quizá más que con otros viajes) pero, al cabo de poco, te das cuenta de que se te quedó mucho por ver y de que deberías regresar a menudo. La razón es que hay muchas obras civiles en marcha: hay varios edificios con enormes andamios, excavaciones en curso, lugares con mucho por acabar de reconstruir o de destapar o de remodelar… pero la pandemia y la falta de inversión por parte de las instituciones públicas pararon gran parte de ello. Así que… ¿quién sabe cuándo volveremos? Lo que es seguro es que conoceremos una nueva versión de Nápoles si no es que el Vesubio (ese gran enemigo potencial de la ciudad) no nos lo impide.

Estoy segura de que existen múltiples curiosidades allí que nosotros no hemos vivido y que, si os apetece, me gustaría que comentarais los que sí las habéis podido disfrutar o sufrir.

Por cierto, la cerveza y el vino están igual de buenos que aquí, pero acabas hartito de los antipasto, la pasta y la pizza (que la comen muchísimo). Pensad dónde queréis ir a comer, si podéis, antes de realizar el viaje. Ver menús, etc.


Curiosidades de Nápoles | Por Carmen Nikol


Publicado por Entrevisttas.com

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