La compleja era Victoriana

La era victoriana, que abarcó desde 1837 hasta 1901, fue un período de la historia británica en el que reinó la reina Victoria. Durante este tiempo, el Reino Unido experimentó cambios significativos en diversos aspectos de la sociedad, la política y la cultura. Comencemos este extenso artículo con 13 particularidades de la era Victoriana.

13 particularidades de la era victoriana

  1. Industrialización: la era victoriana fue testigo de una rápida industrialización en el Reino Unido. La Revolución Industrial estaba en pleno apogeo, lo que trajo consigo grandes avances tecnológicos, como la mecanización de la industria textil, la expansión de la red ferroviaria y el desarrollo de la industria del acero. Estos cambios transformaron la economía británica y tuvieron un impacto profundo en la vida de las personas de la épcoca.
  2. Clase social: la sociedad victoriana estaba fuertemente estratificada en términos de clases sociales. La alta sociedad, compuesta por la nobleza y la aristocracia, tenía un estilo de vida lujoso y ostentoso. La clase media emergente, impulsada por el crecimiento industrial, tenía un estatus social en ascenso y aspiraba a los valores de la moralidad, la educación y la responsabilidad individual. Por otro lado, la clase trabajadora sufría condiciones laborales difíciles y vivía en condiciones de pobreza en los barrios urbanos.
  3. Moralidad y valores: la era victoriana se caracterizó por una fuerte moralidad y valores conservadores. La sociedad victoriana enfatizaba la virtud, la piedad religiosa, la decencia y la etiqueta social. La moralidad era estricta y se esperaba que las personas siguieran las normas sociales establecidas. Las mujeres, en particular, tenían roles estrictamente definidos y se esperaba que fueran virtuosas, sumisas y dedicadas al hogar y a la familia.
  4. Expansión del Imperio Británico: Durante la era victoriana, el Imperio Británico alcanzó su máxima expansión territorial. Gran Bretaña se convirtió en una potencia mundial y adquirió territorios en África, Asia y Oceanía. La explotación de los recursos de estas colonias impulsó aún más la economía británica, pero también generó controversia y conflictos debido a las políticas coloniales y la explotación de los nativos.
  5. Avances científicos y tecnológicos: la era victoriana fue un período de importantes avances científicos y tecnológicos. Se realizaron descubrimientos notables en campos como la biología, la medicina y la física. Charles Darwin publicó su teoría de la evolución, lo que generó debates y cuestionamientos en la sociedad. La tecnología también avanzó con inventos como el telégrafo, el teléfono o la iluminación eléctrica.
  6. Literatura y arte: la era victoriana fue un período destacado para la literatura y el arte británicos. Grandes escritores victorianos como Charles Dickens, Charlotte Brontë, Thomas Hardy y Oscar Wilde produjeron obras influyentes que reflejaban la sociedad y los problemas de la época. En el ámbito del arte, el estilo victoriano se caracterizó por su enfoque en la representación realista de la vida cotidiana y los retratos. En arquitectura, y artes decorativas y visuales, entre otras áreas, se caracterizaó por ser romántico y gótico.
  7. Vestimenta: durante la era victoriana, la vestimenta era una parte importante de la vida cotidiana y reflejaba el estatus social. Las mujeres usaban vestidos largos, con crinolinas y corsés que enfatizaban una figura estrecha en la cintura. Los hombres vestían trajes formales, con levitas, chalecos y sombreros de copa. La moda era considerada una forma de mostrar respetabilidad y buen gusto.
  8. Etiqueta y protocolo: la sociedad victoriana estaba fuertemente regulada por un código de etiqueta y protocolo. Había reglas estrictas sobre cómo comportarse en diferentes situaciones sociales. Se esperaba que las personas demostraran modales refinados, control emocional y una actitud respetuosa hacia los demás. La etiqueta dictaba desde cómo saludar y conversar hasta cómo comer en la mesa.
  9. Avances en la educación: durante la era victoriana, la educación experimentó mejoras significativas. Se promovió la educación básica y se establecieron escuelas públicas para niños de diferentes clases sociales. Además, se fundaron nuevas universidades y se ampliaron las oportunidades de educación superior. Estos avances en la educación jugaron un papel crucial en la movilidad social y el desarrollo de la clase media.
  10. Avances en la medicina: la medicina también tuvo avances importantes durante la era victoriana. Surgieron nuevas teorías y prácticas médicas, como la teoría de los gérmenes de Louis Pasteur y las técnicas de antisepsia desarrolladas por Joseph Lister. Estos avances sentaron las bases de la medicina moderna y mejoraron significativamente la atención médica y las tasas de supervivencia.
  11. Culto a la muerte: durante la era victoriana, había un fuerte culto a la muerte y un interés en el más allá. La gente llevaba luto por períodos prolongados y se elaboraban complejos rituales funerarios. Se popularizaron los cementerios-jardín, donde se promovía un ambiente sereno y se valoraba la belleza de los monumentos funerarios. Pocos años después del a muerte de la Reina Victoria, Sir Arthur Conan Doyle publicó History of spiritualism, pues comenzó a realizar sesiones de espiritismo tras la muerte en la IWW de uno de sus hijos.
  12. El duelo: entendido en ambos sentidos, no se conocen grandes duelos a disparos entre personajes importantes (como sí se dieron comúnmente tanto en el continente como en EEUU), pero el protocolo de duelo por la muerte de un ser querido era extraordinario, visto con los ojos de la actualidad: el luto de las mujeres era de por vida si el que faltaba era su esposo, los espejos se cubrían con telas negras, se cerraban las cortinas, se paraba el reloj de pie en el momento en el que se declaraba la muerte del difunto y las carrozas fúnebres y los caballos eran adornados con plumas negras de avestruz (salvo si se trataba de un niño que entonces eran blancas, al igual que el ataúd). Los párpados de los muertos se cubrían con grandes monedas de cobre para evitar que abrieran los ojos, en espera del rigor mortis (costumbre que provenía del tributo al barquero, a Caronte, ya en la antigua Grecia).
  13. Espíritu emprendedor y avances industriales: La era victoriana fue testigo de un espíritu emprendedor y un enfoque en los avances industriales. Los inventores y empresarios como Isambard Kingdom Brunel y George Stephenson desempeñaron un papel crucial en la construcción de infraestructuras, como puentes y ferrocarriles, que impulsaron el desarrollo económico y facilitaron la comunicación y el transporte.

La mujer en la era Victoriana

Ideal | Maquillajes | Tóxicos | Moda

Aunque la idea de belleza y los estándares estéticos han cambiado considerablemente desde entonces, el maquillaje y la moda de la época victoriana reflejaban los valores y las normas de esa sociedad, como ocurre con todas las sociedades.

  • Tez pálida, delgada y nacarada: en la era victoriana, tener una tez pálida era considerado un signo de belleza y refinamiento. Los hombres las preferían frágiles, por lo que ellas buscaban lograr una apariencia delgada, de piel blanca y delicada, lo cual se asociaba con la clase alta y el ocio. Para lograr este efecto, cumplían con severos regímenes alimenticios y utilizaban polvos y cremas que contenían ingredientes como el almidón, la harina de arroz, el yeso, el plomo o el arsénico (por su luminosidad). De estos dos últimos se conocían sus efectos y muchas murieron por lucir bellas, quizá llevando al extremo el dicho para lucir, hay que sufrir. Todos estos productos se aplicaban generosamente en el rostro y el cuello para obtener un tono más claro. Y, por supuesto, siempre usaban sombrillas, sombreros mangas largas y guantes o mitones (los blancos, para las clases más pudientes, si bien éstas también usaban los de red o encaje negros). Podríamos decir que, en ir siempre tapadas, se asemejan a los usos de ciertas partes actuales de oriente, las cuales siempre se protegen de los efectos nocivos del sol. Fue Coco Chanel la que puso de moda el bronceado, bastantes años después.
  • Enrojecimiento de los labios y las mejillas: aunque el énfasis estaba en tener una tez pálida, se buscaba agregar un toque de color a los labios y las mejillas para lograr un aspecto saludable. Para lograr esto, las mujeres utilizaban pigmentos naturales, como el jugo de remolacha o el jugo de bayas, de manera sutil. Pero, en muchas ocasiones, también agregaban arsénico, aumentando así su dosis.
Reina Victoria, por Carmen Nikol
  • Ojos destacados: el enfoque principal del maquillaje de ojos en la era victoriana era resaltar la mirada. Las mujeres utilizaban sombras de ojos en tonos suaves y neutros, como beige o gris, para dar profundidad a sus ojos y aumentar su aspecto frágil y decaído, contrastando con el blanco de la tez. También aplicaban delineador de ojos en polvo o en forma de lápiz, a menudo en tonos oscuros como el negro o el gris, para definir la forma de los ojos. Las pestañas se realzaban con máscaras de pestañas hechas de polvo de almendras o cera de abejas.
  • Cejas prominentes: en contraste con épocas posteriores, en la era victoriana se preferían las cejas más prominentes y definidas. Las mujeres dejaban crecer sus cejas de manera natural y las cepillaban hacia arriba para lograr una apariencia más densa (parecido a lo que genera tendencia en la actualidad). También podían aplicar un poco de polvo para oscurecerlas y definirlas aún más.

Así pues, durante la era victoriana, muchos de los productos utilizados en el maquillaje contenían ingredientes tóxicos que hoy en día se considerarían peligrosos para la salud. Algunos de estos ingredientes, como queda indicado anteriormente, incluían plomo, arsénico y mercurio. El plomo es una sustancia altamente tóxica que puede causar una serie de problemas de salud, como daños al sistema nervioso, problemas renales y trastornos gastrointestinales; el arsénico (el cual usaban también como pigmento en cortinas, papel de pared, velas, guantes, vestidos, coronas de flores…) puede provocar erupciones y cáncer en pulmones y piel e, inclusive, puede causar otros tipos de cánceres como el de vejiga; y el mercurio provoca deficiencias motrices, psicológicas y cardiorespiratorias, entre otras graves afecciones.

Los sombrereros empezaron a usar mercurio para preparar las pieles de liebre y conejo en la década de 1730. Este sombrero fue fabricado en el siglo XIX y los análisis confirmaron que todavía contiene mercurio.
Fotografía de RON WOOD

Aunque no se utilizaban directamente en el maquillaje, los productos para blanquear la piel a menudo contenían mercurio. El mercurio es un metal pesado que puede ser absorbido a través de la piel y causar daños al sistema nervioso, riñones y pulmones.

Estos ingredientes tóxicos en los productos de maquillaje de la era victoriana reflejan la falta de regulación y conciencia sobre los riesgos para la salud en ese momento. Afortunadamente, a medida que se avanzaba en el conocimiento científico y en la regulación de los cosméticos, se tomaron medidas para eliminar o reducir el uso de estos ingredientes peligrosos.

Pero, dado que el ideal de mujer durante la era victoriana se caracterizaba por una apariencia de virtud, modestia y fragilidad, debían regirse por él si deseaban casarse o formar parte de sociedades femeninas. La palidez de la piel, el cuerpo delgado y una figura femenina caracterizada por una cintura estrecha y caderas anchas. Para conseguir esta forma estandarizada, los corsés se ataban con fuerza, extendiéndose sobre el abdomen y hacia las caderas. Habitualmente, se usaba una camisola debajo del corsé y éste era corto para evitar que se viera. Sobre el corsé, se llevaba un corpiño ajustado que presentaba una cintura baja y era acompañado por la famosa crinolina o miriñaque que ayudaba a dar volumen y movimiento a la falda.

La crinolina o miriñaque

Sí: se esperaba que las mujeres fueran recatadas, sumisas y dedicadas al cuidado del hogar y la familia cuando ya eraban casadas (si bien el marido solía usar, quizá por este motivo, los servicios de meretrices). Las mujeres tenían limitadas oportunidades educativas y profesionales, en comparación con los hombres, y se esperaba que su principal objetivo fuera el matrimonio y la maternidad. Sin embargo, es importante destacar que no todas las mujeres en la era victoriana se ajustaban a este ideal: hubo mujeres que desafiaron las normas y lucharon por el sufragio, la educación y la igualdad de derechos, por lo que también hubo mujeres (incluso casadas) que desafiaron estas expectativas y dejaron un legado significativo en la historia, animando a sus hijas, inicialmente, las de la Belle Époque, a continuar con su legado.

Camille Clifford (1885-1971), conocida como la quintaesencia de las chicas Gibson

Pero, si algo era básico, sobre todo, durante la era Victoriana y la Belle Époque (aunque esta última coincidiese durante algunos años con las modas de la era Eduardiana), eran los corsés, que eran estructuras rígidas que se ajustaban al torso y se usaban para moldear y dar forma a la figura femenina, enfatizando una cintura estrecha y una postura recta. Estos corsés generalmente estaban hechos de materiales como el brocado, el satén o el algodón y se ajustaban con cordones en la parte trasera, casi siempre con la ayuda de alguien.

A parte, existían otros peligros en las modas femeninas, sobre todo en las clases altas. Por ejemplo, el celuloide que usaban mujeres en peines y adornos de pelo en su día a día. Éste era altamente inflamable y se quemaba con acercarse a zonas como las chimeneas u otras zonas calientes.

Uno de los casos más infernales del uso de la moda femenina fue el de la archiduquesa Matilde Austria. El 6 de junio de 1867, a sus 18 años, en el castillo de Hetzendorf llevaba puesto su vestido de gala para ir al teatro: un vestido de gasa, tules y seda. El diámetro de su crinolina era bastante imponente, dado que debía mostrar su rango y procedencia real. Para mantener su rigidez, le habían aplicado una solución de glicerina. Justo antes de salir, decidió fumarse un cigarrillo, algo totalmente prohibido por su padre, el archiduque Alberto de Austria-Teschen. Al ver que su padre se acercaba, decidió esconder la mano con su cigarrillo encendido, ubicándolo detrás de su cintura, resultando un gesto fatal, pues al caerle una ceniza encendida sobre la falda ardió rápidamente ante los ojos de su propio padre y de toda la familia real prontos a partir hacia el teatro. Falleció a causa de las quemaduras recibidas.

Los victorianos de clase media

Los victorianos de clase media se vestían bastante bien. Las mujeres llevaban estilos de vestimenta similares a las de clase alta, pero sin extravagancias. Solían llevar un atuendo normal durante todo el día, muy parecido a una túnica larga, con una falda no muy ancha, ya que tenían que estar cómodas para hacer las tareas del hogar y los recados. Los hombres usaban pantalones de pierna recta, con un chaleco grueso y, al igual que las mujeres, el atuendo era lo suficientemente cómodo para sus actividades diarias.

Las tiendas

En cuanto a las tiendas donde se vendían estos corsés y otros productos de moda, había una variedad de establecimientos que atendían a diferentes clases sociales. Las tiendas de alta costura, ubicadas en áreas privilegiadas de las ciudades, ofrecían corsés y otros artículos de moda hechos a medida para las clases altas y la aristocracia. Estas tiendas proporcionaban un servicio personalizado y ofrecían una amplia selección de estilos y materiales de alta calidad.

Para las clases medias y bajas, había tiendas más accesibles que ofrecían corsés y otros artículos de moda a precios más asequibles. Estas tiendas podían ser establecimientos independientes o formar parte de grandes almacenes, como los famosos grandes almacenes londinenses como Harrods o Selfridges (ambos existentes aún hoy en día), que ofrecían una amplia gama de productos, incluidos corsés, vestidos, sombreros y accesorios de moda.

Además de las tiendas físicas, también existían modistas y costureras que confeccionaban corsés a medida en sus propios talleres o en sus hogares. Estas modistas ofrecían servicios personalizados y trabajaban en estrecha colaboración con las clientas para crear corsés que se ajustaran a sus necesidades y preferencias individuales.

En resumen, los corsés y demás atuendos femeninos (así como los sombreros masculinos y algunos elementos del hogar) podían resultar altamente peligrosos. Y, aunque buscaban cumplir con los ideales de belleza de la época, las mujeres a menudo conseguían provocarse efectos nocivos, incómodos y restrictivos, reflejando las restricciones que sufrían en ese período y, en muchas ocasiones, consiguiendo quedar infértiles o afectar de varias maneras sus vísceras.

Era habitual que las mujeres se desmayaran a consecuencia de los apretados corsés y, para recuperarse, también era habitual que se usasen sales de amoníaco para reanimarlas, con el inconveniente mal olor de éstas. Por eso, cuando William Sparks Thomson, un fabricante de perfumes y jabones, ideó unas las sales revitalizantes con aroma a lavanda consiguió un éxito fulgurante. A estas sales les siguió la creación del primer perfume extra concentrado llamado Crab Apple Blossom en 1865 (actualmente se sigue vendiendo por la friolera de 450 €). Él se convirtió en el perfumista preferido de la reina, consiguiendo, con The Crown Perfumery, acceder a todas las rutas comerciales del imperio.

Las mujeres, por su parte, también solían usar perfumes. Abanuc o Isolée, por ejemplo, fueron muy famosos y lo consiguieron por llevar entre 150 y 300 ingredientes que camuflaban ciertos olores.

Los hombres y la moda victoriana

En los primeros años del siglo XIX, el bello Brummell se hizo famoso por ser el hombre mejor vestido de Inglaterra. Se le recuerda como el primer dandi de la historia. Los hombres de la era Victoriana, tanto de clase alta como los de clase media, llevaban sus mejores trajes junto con un sombrero de copa cuando salían a pasear, a pesar de lo nocivos que resultaban, buscando ser refinados, como los dandis. Asimismo, usaban bastón (cuando eran paseos cortos) con adorno de oro o mango tallado en madera o marfil y el accesorio favorito de todos: el reloj de bolsillo con cadena, sujeto al chaleco y colocado dentro de uno de los bolsillos del mismo. En el caso de los trabajadores, éstos sufrían diariamente del uso de tintes de anilina que inflamaban sus pies y provocaban úlceras y cáncer de vejiga tanto en usuarios como en fabricantes.

Moda masculina en la era Victoriana

Algo curioso es que no usaban fragancias, a diferencia que las mujeres, porque presumían de asearse diariamente.


Clases sociales

Niños en el era Victoriana

Durante la era victoriana, la sociedad británica estaba fuertemente dividida en diferentes clases sociales, cada una con características distintivas, más allá de sus vestimentas.

  1. Nobleza y aristocracia: la clase alta estaba compuesta por la nobleza y la aristocracia, que ocupaban los niveles más altos de la jerarquía social. Estas familias tenían títulos hereditarios y gozaban de privilegios y riquezas significativas. Vivían en grandes propiedades rurales y tenían una vida lujosa, con sirvientes para atender todas sus necesidades. Eran los principales impulsores de la moda y establecían los estándares de comportamiento y etiqueta social. A los que hayan visto Downton Abbey les resultará familiar.
  2. Clase media alta: la clase media alta estaba compuesta por profesionales, comerciantes prósperos y propietarios de empresas. Es decir, la burguesía. Esta clase social estaba en ascenso durante la era victoriana debido al crecimiento económico y la industrialización. Tenían un nivel de vida cómodo y disfrutaban de una educación adecuada para sus hijos. Solían vivir en casas más pequeñas en áreas urbanas y también tenían algunos sirvientes para ayudar en las tareas domésticas.
  3. Clase media: la clase media incluía a profesionales de nivel medio, como maestros, médicos, abogados y clérigos, así como a pequeños comerciantes y artesanos. Esta clase social tenía un nivel de vida decente y buscaba los valores de la educación, la moralidad y la respetabilidad. Muchas veces, pertenecer a la clase media implicaba vivir en casas más pequeñas o apartamentos en áreas urbanas.
  4. Clase trabajadora: la clase trabajadora era la más numerosa y diversa. Estaba compuesta por trabajadores industriales, obreros, empleados domésticos y trabajadores agrícolas. En todos los casos, se incluía a los niños dentro estos empleos. Sus condiciones laborales eran duras, con largas jornadas laborales y bajos salarios. Casi siempre vivían en barrios marginales y en condiciones de pobreza, con las enfermedades (como el cólera, el tifo, la tuberculosis, la viruela…) que acuciaban esas zonas, especialmente, si bien también se infectaban las clases altas por algunos descuidos. La educación era limitada y tenían poco poder adquisitivo. En 1847, tras las luchas de esta clase, consiguieron el decreto de Ten Hours, un gran avance para la época: se prohibía que las mujeres y los niños trabajaran, en cualquier labor, más de 10 horas al día. Sin embargo, esta ley no siempre se cumplía, pues los dueños de las fábricas solían extorsionar a sus trabajadoras bajo amenaza de perder sus empleos. Pobreza, analfabetismo y alcoholismo convivían en los barrios obreros. Los accidentes laborales por inhalación de productos tóxicos, por quemaduras o por miembros seccionados por las máquinas no estaban contemplados bajo ninguna ley y, por supuesto, no existían ni pensiones ni ayudas gubernamentales ni subsidios, no sólo por desempleo, pues tampoco los había por accidentes en el trabajo. Los que más sufrían eran los niños, que entre otras labores ejercían de Chimney sweepers (deshollinadores) por su pequeño tamaño (habiendo llegado a reconocerse un niño de tres años en esta labor) y los hombres mejor pagados: los tosher, los que limpiaban y mantenían los alcantarillados.

Es importante tener en cuenta que estas divisiones no eran fijas y que había movilidad social en la era victoriana. Algunas personas podían ascender en la escala social a través de logros individuales, educación o éxito empresarial, mientras que otras podían descender debido a dificultades económicas o caídas en la fortuna familiar.

La era victoriana fue testigo, por tanto, de cambios significativos en la estructura social, con el crecimiento de la clase media y una mayor conciencia de las desigualdades sociales. Estas diferencias en las clases sociales tenían un impacto en la vida cotidiana, en sus oportunidades y en las expectativas de las personas de la época.

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La cultura en ambientes masculinos

En la era victoriana, la cultura en los ambientes masculinos estaba dominada por las actividades y los intereses considerados apropiados para los hombres, claro está. Éstos son algunos de los ambientes propiamente masculinos de la era Victoriana.

  1. Clubs exclusivos: los clubs exclusivos eran lugares importantes para los hombres de la clase alta y media alta, donde podían socializar, discutir temas de interés común y establecer conexiones sociales y profesionales. Estos clubs eran espacios reservados solo para hombres y ofrecían una amplia gama de instalaciones, como bibliotecas, salas de lectura, salones de billar y comedores.
  2. Deportes y actividades al aire libre: si bien las damas usaban la bicicleta (su herramienta de mínima libertad) los hombres victorianos se involucraban en una variedad de deportes y actividades al aire libre. El cricket, el rugby, el fútbol y la caza eran populares entre los hombres de la clase alta y la aristocracia. Estas actividades no solo proporcionaban entretenimiento y competencia, sino que también eran consideradas una muestra de virilidad y valentía.
  3. Debate y discusión intelectual: los hombres victorianos participaban en debates y discusiones intelectuales sobre una amplia gama de temas, desde política y filosofía hasta ciencia y literatura. Los clubs, las reuniones sociales y las sociedades intelectuales proporcionaban plataformas para que los hombres expresaran y compartieran sus opiniones, demostrando su erudición y perspicacia. Aquí valdría la pena rescatar cómo estas sociedades pudieron afectar a Harry Faversham (ver película Las cuatro plumas).
  4. Cultura literaria y académica: la literatura y la academia eran aspectos importantes de la cultura masculina en la era victoriana. Los hombres participaban en grupos de lectura y clubes literarios donde discutían y analizaban obras literarias. Además, las universidades y los círculos académicos proporcionaban oportunidades para la educación superior y la investigación, lo que permitía a los hombres avanzar en sus campos de estudio.
  5. Sociedades secretas y rituales: en ciertos círculos masculinos, especialmente entre los estudiantes universitarios, las sociedades secretas y los rituales eran comunes. Estas sociedades ofrecían un sentido de pertenencia y camaradería, y solían involucrar rituales de iniciación y jerarquías internas. Algunas de estas sociedades eran más enfocadas en la diversión y la camaradería, mientras que otras tenían objetivos más serios, como la promoción de la filantropía o la investigación académica.

Esta cultura masculina era exclusiva para los hombres. Las mujeres eran excluidas de muchas de estas actividades y espacios. Sin embargo, hubo mujeres que desafiaron estas normas y buscaron participar en actividades intelectuales, deportivas y culturales, a pesar de las restricciones impuestas por la sociedad victoriana. Por poner un solo ejemplo, rescato aquí a Gertrud Bell.

En resumen, la cultura masculina, en la era victoriana, se centraba en actividades como los clubs exclusivos, deportes al aire libre, debates intelectuales, la cultura literaria y académica, y las sociedades secretas y rituales. Estas actividades proporcionaban un sentido de camaradería, prestigio y una plataforma para el desarrollo personal y social de los hombres de la época.


La alimentación

En la era victoriana, los consumos alimentarios también reflejaban las diferentes clases sociales y las normas sociales de la época. Yendo por clases y hábitos:

  1. Clase alta: la clase alta tenía acceso a una amplia variedad de alimentos y disfrutaba de comidas lujosas. Su dieta consistía en platos sofisticados y elaborados, con ingredientes caros y exóticos. Se servían múltiples platos en las comidas, incluyendo sopas, carnes asadas, aves de caza, mariscos, frutas y postres elaborados. También se consumían una variedad de vinos y licores importados. La vestimenta requerida para cada comida en el hogar o para cada tea party, la posición de los invitados en la mesa, el diseño, tamaño y redacción de las tarjetas de invitación, los temas y juegos más adecuados entorno a la mesa iban muy ligados a las formas de acercarse a cada evento, bien fuese hogareño o dentro de un entorno social.
  2. Clase media: la clase media tenía una dieta más sencilla y variada en comparación con la clase alta. Consumían alimentos como carne, pescado, verduras, frutas y pan. Los platos típicos incluían estofados, guisos, pasteles de carne y platos de verduras. También se disfrutaba de té y café y se consumían productos básicos como la mantequilla, el queso y el pan.
  3. Clase trabajadora: la clase trabajadora tenía una dieta más limitada debido a restricciones económicas. Sus comidas se basaban principalmente en alimentos básicos y asequibles, como pan, patatas, verduras, legumbres y productos lácteos simples. La carne era un lujo ocasional y solían consumir carnes más baratas, como cerdo y cordero. También se consumían té, cerveza y a veces licor.
  4. Desayuno: el desayuno victoriano era una comida importante y generalmente consistía en una variedad de alimentos como huevos, tocino, salchichas, pan, mantequilla, mermeladas, té y café. También se consumían cereales, avena y lácteos, especialmente en la clase media y alta.
  5. Cultura del té: la hora del té se convirtió en un aspecto importante de la cultura victoriana. Era una oportunidad para socializar y disfrutar de una variedad de té, pasteles, sándwiches y otros aperitivos ligeros. La clase alta solía tener elaboradas ceremonias del té con porcelana fina y cubiertos elegantes, mientras que la clase media y trabajadora disfrutaba de versiones más sencillas.
  6. Influencia de la colonización: Durante la era victoriana, el Imperio Británico estaba en su apogeo y se importaban alimentos de las colonias. Esto incluía especias, té, café, azúcar, frutas tropicales y productos como el arroz y el té de la India, el té de China y el azúcar de las Indias Occidentales.

Hay que tener en cuenta que estas descripciones son generalizaciones y que había variaciones en los hábitos alimentarios dentro de cada clase social. Además, a medida que avanzaba la era victoriana, hubo un mayor acceso a alimentos y productos debido al desarrollo de la infraestructura y el comercio internacional.


Ambientes sociales y cortejo

En la era victoriana, los ambientes sociales de la clase alta eran escenarios importantes para el cortejo y la interacción entre hombres y mujeres.

  1. Salones de baile: los salones de baile eran lugares donde la alta sociedad se reunía para socializar, bailar y establecer conexiones sociales. Estos eventos se llevaban a cabo en casas grandes, mansiones o salones de baile dedicados. Los salones de baile eran lujosamente decorados y contaban con orquestas en vivo para proporcionar música durante los bailes. Como es bien sabido, hasta el Titanic (que fue construido entre 1909 y 1912, pocos años después de la era Victoriana) contaba con salones de baile y una banda en directo, por lo que se entiende que el legado de la era Victoriana tuvo ciertos años de influencia entre la sociedad británica.
  2. Etiqueta y protocolo: los salones de baile estaban gobernados por un estricto código de etiqueta y protocolo. Había reglas específicas sobre cómo bailar, cómo comportarse y cómo interactuar con los demás. Los hombres debían pedir permiso a las mujeres para bailar y llevar a cabo ciertos rituales corteses. Las mujeres, por su parte, debían aceptar o rechazar las invitaciones de manera apropiada. Tras esto, el hombre que deseaba casarse, debía negociar con los padres de la novia. Si los padres aceptaban la petición, era el momento, en que se iniciaba el verdadero cortejo hacia ella, por supuesto siempre en casa y en presencia de algún familiar.
  3. Presentaciones formales: en la alta sociedad victoriana, era común que las jóvenes fueran presentadas formalmente a la sociedad en los salones de baile. Estas presentaciones tenían lugar en eventos especiales, como los bailes de debutantes. Las jóvenes debutantes eran presentadas a la sociedad y tenían la oportunidad de ser vistas por posibles pretendientes.
  4. Cortejo y galanteo: el cortejo y el galanteo entre hombres y mujeres eran parte integral de la vida social en la era victoriana. Los hombres debían ser caballerosos y demostrar cortesía y respeto hacia las mujeres. El cortejo solía ser un proceso formal y progresivo, que incluía solicitar permiso para cortejar a la familia de la mujer, intercambiar cartas y poemas románticos, así como realizar visitas y salidas sociales supervisadas.
  5. Chaperones y supervisión: durante los encuentros y salidas entre hombres y mujeres, era común que hubiera chaperones presentes. Los chaperones eran personas adultas, generalmente mujeres, que acompañaban a las jóvenes en situaciones sociales para garantizar su seguridad y mantener los estándares de moralidad y decencia.

Importaciones y exportaciones

Durante la era victoriana, el Imperio Británico era una potencia colonial y comercial global, lo que llevó a un aumento significativo en las importaciones y exportaciones. Aquí tienes más información sobre este tema:

Importaciones:

  1. Materias primas: Gran Bretaña importaba grandes cantidades de materias primas de sus colonias y de otros países. Esto incluía algodón de la India y de los Estados Unidos, lana de Australia, té de China e India, caucho de Malasia, especias de las Indias Orientales, y metales y minerales de diversas regiones.
  2. Productos alimentarios: Gran Bretaña importaba una variedad de alimentos de diferentes partes del mundo. Esto incluía azúcar de las Indias Occidentales, café de América Latina, cacao de África y América Latina, frutas tropicales, como plátanos y piñas, y vino de países como Francia y España.
  3. Productos manufacturados: Aunque Gran Bretaña era conocida por su producción industrial, también importaba productos manufacturados de otros países. Esto incluía seda de China, porcelana de China y Japón, alfombras de Turquía y Persia, y muebles y textiles de Francia y Bélgica.
  4. Drogas y petróleo: si fuera posible visitar uno de los grandes puertos británicos del siglo XIX, podríamos ser testigos de la descarga ordinaria de opio en Londres procedente de Esmirna (Turquía) y, mediante la Compañía de las Indias Orientales, comerciantes británicos principalmente desde China, desde donde también importaban la adormidera, planta de la que se extrae el opio. Esto último condujo las Guerras del Opio. El petróleo de Livorno (Italia) también atracaba en estos puertos. Su uso no era como el actual pues se centraba en la creación del farmacéutico Robert A. Chesebrough: la vaselina, producto que revolucionó el tocador delas mujeres, quienes lo usaban como hidratante, aceite capilar y brillo de labios. Hoy en día, está estudiado que puede provocar alergias, riesgo de neumonía, obstrucción de poros, brotes de acné, roturas de preservativos y enfermedades digestivas.

Exportaciones:

  1. Productos textiles: La industria textil era uno de los pilares de la economía británica durante la era victoriana. Gran Bretaña exportaba grandes cantidades de tejidos de algodón, lana y seda a diferentes partes del mundo. Estos productos textiles se convirtieron en una parte importante del comercio global.
  2. Maquinaria y bienes manufacturados: Gran Bretaña era líder en la producción de maquinaria y bienes manufacturados. Exportaba máquinas textiles, maquinaria industrial, locomotoras, herramientas, productos químicos y productos de ingeniería a diversos países.
  3. Productos coloniales: El Imperio Británico proporcionaba una amplia gama de productos coloniales que se exportaban a otras partes del mundo. Esto incluía productos como té, café, azúcar, especias, tabaco, caucho, aceite de palma y otros productos agrícolas.
  4. Inversiones y servicios financieros: Además de las exportaciones de bienes físicos, Gran Bretaña también exportaba servicios financieros y realizaba inversiones en otros países. El sistema financiero de Londres se convirtió en un centro global de comercio y servicios financieros, lo que permitió a Gran Bretaña desempeñar un papel importante en el comercio internacional.

El comercio y las exportaciones fueron vitales para la economía británica durante la era victoriana. Las exportaciones permitieron el crecimiento económico y la acumulación de riqueza, mientras que las importaciones satisfacían la demanda interna y proporcionaban los recursos necesarios para la expansión industrial.

Es importante tener en cuenta que este sistema de comercio y colonialismo también generó controversias y tensiones, ya que algunas colonias eran explotadas y se producían desequilibrios comerciales. Sin embargo, las importaciones y exportaciones en la era victoriana jugaron un papel crucial en el crecimiento y la influencia del Imperio Británico en el escenario global.


La reina Victoria

La Reina Victoria, quien reinó desde 1837 hasta 1901, fue una figura central en la era victoriana y dejó un legado duradero en la historia de Gran Bretaña. Aquí tienes más información sobre su familia, los atentados que enfrentó y las consecuencias de la hemofilia en su prole y nietos:

  1. Familia: La Reina Victoria se casó con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha y tuvieron nueve hijos juntos. Su matrimonio fue considerado amoroso y exitoso, y tuvieron una gran influencia en la vida social y cultural de la época. Su descendencia se casó con miembros de otras familias reales europeas, lo que llevó a lazos matrimoniales extensos y a la creación de lazos políticos y diplomáticos.
  2. Atentados: Durante su reinado, la Reina Victoria fue objeto de varios intentos de asesinato. En 1840, Edward Oxford disparó hacia la reina mientras ella viajaba en su carruaje, pero falló en su intento. En 1842, John Francis fue arrestado por intentar disparar a la reina. Otro intento tuvo lugar en 1850, cuando Robert Pate intentó atacarla con una espada. Aunque ninguno de estos intentos tuvo éxito, los atentados generaron preocupación y reforzaron la seguridad en torno a la reina.
  3. Hemofilia y consecuencias: La hemofilia es una enfermedad genética que afecta la coagulación de la sangre. Se transmitió a través de la Reina Victoria a algunos de sus descendientes. La Reina Victoria era portadora del gen de la hemofilia y lo transmitió a tres de sus hijos: Leopoldo, Beatriz y Alicia. La enfermedad se manifestó en su hijo Leopoldo y en algunos de sus nietos varones.
  4. Consecuencias en su prole y nietos: La hemofilia tuvo un impacto significativo en la prole y los nietos de la Reina Victoria. Su hijo Leopoldo sufrió complicaciones relacionadas con la enfermedad y murió a una edad temprana. Sus hijas, Beatriz y Alicia, transmitieron el gen de la hemofilia a varias ramas de la realeza europea a través de sus matrimonios. Esto incluyó a descendientes como Alejandra de Hesse y por Rhin, esposa de Nicolás II de Rusia, cuyo hijo, el zarévich Alexis, también padecía hemofilia.

La hemofilia en la familia real europea fue una preocupación importante, ya que el trono se consideraba un asunto de importancia nacional y la enfermedad podía amenazar la estabilidad de las líneas sucesorias. La atención médica y el tratamiento de la hemofilia mejoraron a lo largo del tiempo, pero la enfermedad tuvo un impacto duradero en la historia y la imagen de la realeza europea.

La Reina Victoria heredó la hemofilia de su madre, la Duquesa de Kent. La hemofilia es una enfermedad genética ligada al cromosoma X, lo que significa que se transmite de madres portadoras a hijos varones. En el caso de la Reina Victoria, ella misma no padecía la hemofilia, pero era portadora del gen defectuoso.

La Duquesa de Kent, madre de la Reina Victoria, también era portadora del gen de la hemofilia. Su padre, el Príncipe Eduardo, Duque de Kent, no tenía hemofilia, pero se cree que la condición se originó en su madre, la Princesa Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld.

La hemofilia es una enfermedad genética crónica para la cual no existe una cura definitiva en la actualidad. Sin embargo, se han logrado avances significativos en su manejo y tratamiento, lo que permite que las personas con hemofilia tengan una mejor calidad de vida.

El tratamiento principal para la hemofilia implica la administración de concentrados de factor de coagulación específico, ya sea el factor VIII (en el caso de la hemofilia A) o el factor IX (en el caso de la hemofilia B), que son las proteínas necesarias para que la sangre coagule correctamente. Estos concentrados se administran generalmente por vía intravenosa y ayudan a prevenir o tratar las hemorragias.

En algunos casos, también se utilizan medicamentos conocidos como agentes de liberación de factor, que ayudan a aumentar los niveles de factor de coagulación en el cuerpo durante un período prolongado.

Además del tratamiento con concentrados de factor, las personas con hemofilia también pueden beneficiarse de un enfoque integral de atención médica que incluye el manejo de las complicaciones y el apoyo emocional y psicosocial.

Es importante destacar que la investigación médica y científica continúa en el campo de la hemofilia, y se están investigando nuevas terapias y enfoques, como la terapia génica y las terapias basadas en ARN mensajero (ARNm), con el objetivo de desarrollar tratamientos más avanzados y potencialmente curativos en el futuro. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos avances están en etapas de investigación y aún no están ampliamente disponibles como opciones de tratamiento estándar.

Pero, existía otras enfermedades que provocaban estragos entre la población de todos los estratos sociales, sobre todo sobre los más pudientes que podían permitirse las meretrices. La gonorrea o la sífilis estaban entre los primero puestos.


La LGBT victoriana y la clitoridectomía

El lesbianismo, como la masturbación femenina, no eran considerados delito, sino trastornos de la identidad femenina. Las lesbianas eran aptas para algunas actividades. Pero, una mujer de bien (a no ser que, en privado, su marido se lo permitiera o, siendo soltera, nadie se enterase), no debía masturbarse porque esto podría provocar histeria, epilepsia, catalepsia, ninfomanía y lesbianismo. Para ello, el tratamiento era la clitoridectomía: es decir, la ablación de clítoris. Éste era considerado un órgano masculino. Isaac Baker Brown, en 1866, sacó a la luz y defendió ante la comunidad médica este tratamiento y, al hacerlo, provocó tal revuelo que lo expulsaron de la Sociedad de Obstetricia de Londres y lo prohibieron la práctica de la medicina. Pero solo fue por sacarlo a la luz, puesto que posteriores estudios en la Sociedad de Obstetricia de Londres  probaron que se solían llevar a cabo por unos 200 ó 300 guineas, si lo solicitaba el tutor de la mujer en cuestión. En apoyo a Browm salieron entidades como el diario Times y el arzobispo de Canterbury. En la su defensa, alegaron que una treintena de colegas suyos lo habían practicado y ahora eran los mismos que lo acusaban. Y no fue hasta 1985 que se prohibió legalmente, lo cual indica que, quizá, lo siguieron practicando…

Por otra parte, entre los travestis y gays más famosos se encontraba la pareja de Ernest Boulton y Frederick Park, que salían vestidas como amigas haciéndose llamar Stella Boulton y Fanny Park, algo que escandalizó a un juez por conspirar e incitar a personas a cometer una ofensa antinatural y promover el abominable delito de la sodomía, dentro del marco de uno de los juicios más escandalosos de la época, si bien la sociedad puritana de la época contaba con más de 5000 prostíbulos en Londres (solo), más del doble de la suma de escuelas, iglesias y entidades caritativas.

El travestismo, como el mundo gay y las drags (que solían trabajar en espectáculos y hacían crítica social a través del humor), era algo muy habitual. Quizá porque los hombres tenían el poder en todos los estratos sociales, se lo tomaban para todo lo que querían. En todo caso, se llevaba, en general, de forma clandestina. No obstante, existieron casos, incluso en la alta sociedad, que se negaron a hacerlo de tal modo. Como ejemplos, Edward CarpenterSimeon Solomon y el reconocido escritor Oscar Wilde expresaban abiertamente su homosexualidad sin miedo a las represalias.

Lili Elbe, la ahora reconocida a través de la película La chica danesa, disfrutaba también de estos espectáculos y de esta sociedad. Actualmente, se reconoce a Lili Elbe como la la primera trans, si bien hay datos que nos remontan a épocas anteriores.


Descendencia de la reina victoria

Relación con la reina y consecuencias de la hemofilia

Reina Victoria

Por su extensísima descendencia, Victoria es considerada una de las abuelas de Europa. Los nueve hijos que tuvo con su primo Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha y 26 de sus nietos se casaron con miembros de la realeza europea.

  1. Victoria, Princesa Real (1840-1901): Como la hija mayor de la Reina Victoria, Victoria se casó con el Príncipe Federico Guillermo de Prusia y se convirtió en la Emperatriz Alejandra de Alemania. Mantuvo una relación cercana con su madre y fue una figura influyente en la vida de la corte británica. Sin embargo, su relación se vio afectada por la Primera Guerra Mundial y la rivalidad entre Alemania y Gran Bretaña.
  2. Eduardo VII (1841-1910): Eduardo VII fue el sucesor de la Reina Victoria en el trono británico. Si bien tuvo algunas diferencias con su madre en temas políticos y sociales, mantuvo una relación en general cercana con ella. Eduardo fue conocido por su estilo de vida extravagante y su amor por la alta sociedad y los placeres mundanos.
  3. Alicia (1843-1878): Alicia se casó con el Gran Duque Luis IV de Hesse-Darmstadt. Mantuvo una estrecha relación con su madre y fue considerada una de las hijas más queridas de la Reina Victoria. Sin embargo, su vida estuvo marcada por tragedias, ya que perdió a su esposo y dos de sus hijas en un corto período de tiempo. Alicia también fue portadora del gen de la hemofilia y lo transmitió a algunos de sus descendientes.
  4. Alfredo (1844-1900): Alfredo se convirtió en el Duque de Sajonia-Coburgo y Gotemburgo. Mantuvo una relación cercana con su madre y fue un miembro activo en la vida pública y militar. Sirvió en la Marina Real y alcanzó el rango de almirante. Alfredo también contrajo matrimonio con la Gran Duquesa María Alexandrovna de Rusia.
  5. Helena (1846-1923): Helena se casó con el Príncipe Cristián de Schleswig-Holstein y fue conocida por su dedicación a causas sociales y caritativas. Helena mantuvo una relación cercana con su madre y fue una de las hijas más activas en la vida de la corte y los deberes reales.
  6. Luisa (1848-1939): Luisa se casó con el Marqués de Lorne, quien se convirtió en el Duque de Argyll. Fue una figura destacada en los círculos intelectuales y literarios de la época. Si bien tuvo una relación cordial con su madre, Luisa a menudo buscaba más libertad y autonomía en su vida personal.
  7. Arturo (1850-1942): Arturo se convirtió en el Duque de Connaught y Strathearn. Sirvió en el ejército británico y alcanzó el rango de mariscal de campo. Mantuvo una relación cercana con su madre y fue un miembro activo en la vida militar y pública de Gran Bretaña.
  8. Leopoldo (1853-1884): Leopoldo padecía hemofilia y sufría de problemas de salud durante su vida. Mantuvo una relación cercana con su madre, quien estaba especialmente preocupada por su bienestar. Sin embargo, Leopoldo falleció a una edad temprana debido a complicaciones relacionadas con la hemofilia.
  9. Beatriz (1857-1944): Beatriz se casó con el Príncipe Enrique de Battenberg y se convirtió en la Princesa Beatriz de Battenberg. Mantuvo una relación estrecha con su madre y fue una compañera y confidente cercana durante los últimos años de vida de la Reina Victoria.

En general, la Reina Victoria mantuvo una relación cercana y afectuosa con sus hijos. Si bien hubo diferencias y desafíos en algunas ocasiones (sobre todo tras la muerte de su marido), su vínculo maternal fue fuerte y dejó una influencia duradera en la vida de cada uno/a.

Es importante destacar que muchos de los nietos de la Reina Victoria estuvieron involucrados en eventos y circunstancias históricas tumultuosas, incluida la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa. Estos eventos tuvieron un impacto significativo en el destino de la realeza europea y en la relación que tenían con la Reina Victoria. Con todo, la monarca, a pesar de su edad, buscaba mantener una conexión que brindase apoyo a su extensa familia. Sin embargo, los acontecimientos históricos y las circunstancias políticas posteriores afectaron a las relaciones y el destino de muchos de sus nietos entre sí. Estos son algunos de sus nietos/as más destacados/as:

  • Guillermo II de Alemania (1859-1941): Guillermo II se convirtió en el último Emperador de Alemania. Su relación con su abuela, la Reina Victoria, fue complicada. Aunque se sentía influenciado por la conexión familiar, sus políticas y acciones como emperador a menudo entraron en conflicto con los intereses británicos.
  • Jorge V del Reino Unido (1865-1936): Jorge V sucedió a su padre, Eduardo VII, en el trono británico. Mantuvo una relación cercana con su abuela, la Reina Victoria, y buscó su guía y consejo en asuntos de Estado. Su reinado se caracterizó por el desarrollo de la monarquía constitucional y la consolidación del papel ceremonial del monarca.
  • Nicolás II de Rusia (1868-1918): Nicolás II se convirtió en el último zar de Rusia. Su relación con su abuela, la Reina Victoria, fue estrecha y cordial. Mantenían una correspondencia regular y se escribían cartas afectuosas. Sin embargo, el colapso del Imperio Ruso y la Revolución Rusa tuvieron un impacto devastador en la familia imperial, y Nicolás II y su familia fueron asesinados en 1918.
  • Alejandra de Hesse y por Rhin (1872-1918): Alejandra era la hija de la Princesa Alicia y la nieta de la Reina Victoria. Se casó con el zar Nicolás II de Rusia y se convirtió en la última zarina de Rusia. Mantuvo una relación cercana con su abuela y buscó su apoyo y consuelo durante tiempos difíciles. Al igual que su esposo e hijos, Alejandra fue asesinada durante la Revolución Rusa.
  • Victoria Eugenia de Battenberg (1887-1969): Victoria Eugenia, conocida como Ena en el seno familiar. Se casó con Alfonso XIII de España y se convirtió en la reina consorte de España. Mantuvo una relación cercana con su abuela y buscaba su consejo y orientación en asuntos de Estado y vida personal.
  • María de Teck (1867-1953): María de Teck se casó con el príncipe Jorge, Duque de York, quien más tarde se convirtió en el rey Jorge V del Reino Unido. María de Teck se convirtió en la reina consorte del Reino Unido y mantuvo una relación estrecha con su abuela, la Reina Victoria. Fue descrita como una figura fuerte y carismática y desempeñó un papel activo en la vida pública y caritativa.
  • Maud de Gales (1869-1938): Maud de Gales se casó con el príncipe Carlos de Dinamarca y se convirtió en la reina consorte de Noruega. Mantuvo una relación cercana con su abuela, la Reina Victoria, y buscaba su apoyo y consejo. Después de su matrimonio, se estableció en Noruega y se dedicó a los deberes reales en ese país.
  • Carlos Eduardo, Duque de Sajonia-Coburgo-Gotha (1884-1954): Carlos Eduardo era hijo del príncipe Leopoldo, Duque de Albany, y nieto de la Reina Victoria. Después de la Primera Guerra Mundial, renunció a sus títulos y derechos sucesorios en el Reino Unido debido a su matrimonio con una mujer no noble. Luego asumió el título de Carlos Eduardo, Duque de Sajonia-Coburgo-Gotha en Alemania.
  • Victoria Melita de Sajonia-Coburgo-Gotha (1876-1936): Victoria Melita era hija de Alfredo, Duque de Sajonia-Coburgo-Gotha, y nieta de la Reina Victoria. Contrajo matrimonio con el Gran Duque Ernesto Luis de Hesse y se convirtió en la Gran Duquesa Victoria Feodorovna de Rusia después de su divorcio. Sin embargo, la Revolución Rusa y la caída de la familia imperial tuvieron un impacto devastador en su vida y la de su familia.
  • Ernesto Luis, Gran Duque de Hesse (1868-1937): Ernesto Luis era hijo de Luisa, Princesa Real, y nieto de la Reina Victoria. Se convirtió en el Gran Duque de Hesse y mantuvo una relación cercana con su abuela. Sin embargo, su vida estuvo marcada por tragedias, incluida la muerte de su esposa, la Gran Duquesa Victoria Melita, y la desaparición de su hijo, el Gran Duque Juan.
  • Alejandra de Grecia y Dinamarca (1870-1891): Alejandra era hija de Eduardo VII y Alejandra de Dinamarca, y nieta de la Reina Victoria. Se casó con el Gran Duque Pablo Alexandrovich de Rusia, hijo del zar Alejandro III. Sin embargo, su vida fue trágicamente corta, ya que murió de fiebre tifoidea a los 21 años.
  • Jorge de Grecia y Dinamarca (1869-1957): Jorge era otro hijo de Eduardo VII y Alejandra de Dinamarca, y hermano de Alejandra. Se convirtió en el rey de Grecia y adoptó el nombre de Jorge I de Grecia. Mantuvo una relación cercana con su abuela, la Reina Victoria, y buscaba su guía y consejo en asuntos políticos y personales.
  • Alberto Víctor, Duque de Clarence y Avondale (1864-1892): Alberto Víctor era el hijo mayor del príncipe Alberto Eduardo, Príncipe de Gales, y nieto de la Reina Victoria. Sin embargo, su vida también fue trágica, ya que murió a los 28 años debido a la gripe pandémica conocida como la «gripe rusa» o «gripe asiática». A este príncipe se le llegó a acusar de ser Jack el Destripador, pero no existen conclusiones significativas sobre tal circunstancia.
  • Alfredo, Duque de Sajonia-Coburgo y Gotha (1874-1899): Alfredo era hijo del príncipe Alfredo, Duque de Edimburgo, y nieto de la Reina Victoria. Se convirtió en el Duque de Sajonia-Coburgo y Gotha. Sin embargo, su vida fue trágicamente corta, ya que murió a los 24 años de edad después de un accidente de tiro durante su viaje por África.

Exploradores/as

Como el Duque de Sajonia-Coburgo y Gotha, nieto de la propia Reina Victoria, hubo notables exploradores en el era Victoriana. El vapor había propulsado tanto barcos como trenes y esto desarrolló las ansias de viajar por parte de la nobleza y demás pudientes. El hambre de mundo llegó para quedarse y notables como la anteriormente mencionada Gertrude Bell, Lawrence de Arabia (algo posterior y el que se llevó la fama de lo que, realmente, había conseguido anteriormente Gertrude Bell, quien fue su tutora en la zona de oriente), el Sr. Livingstone (como tantos otros de la Sociedad Misionera de Londres), Howard Carter (que si bien descubrió la tumba de Tutankamón –Tut-anj-Amón– en 1902, técnicamente ya viajó anteriormente, pues en 1891, con tan solo diecisiete años y sin ningún tipo de formación académica, la Egypt Exploration Society lo envió a Egipto junto con el arqueólogo Percy Newberry para trabajar como dibujante), el propio Percy Newberry, también Richard Francis Burton y John Hanning Speke (pertenecientes a la Royal Geographical Society), Benjamin Disraeli (dos veces Primer Ministro y tres Ministro de Hacienda y que fue un gran precursor de la ampliación del imperio, a pesar de ser líder de la Muy Leal Oposición de Su Majestad), Darwin (por supuesto) o Jane Franklin (incansable acompañante de su marido John Franklin, con el que viajó a Japón, India, Tasmania, Norteamérica e incluso a la retirada Hawaii y el cual fue el motivo de cuatro exploraciones más promovidas por Jane para encontrar a su desaparecido marido). Como curiosidad, y contrariamente a lo que se cree, indicar que Nellie Bly fue la primera persona en dar la vuelta al mundo en menos de 80 días.

Por la multitud de sociedades (que aún existen) de la época que promovían las exploraciones, el imperio fue captando incalculables conocimientos y ejerciendo presión y/o influencias sobre multitud de partes del planeta, incluso más allá de sus colonias.


Las drogas en la era Victoriana

En la Gran Bretaña victoriana abundaba el opio pero no se fumaba en cualquier tugurio, sino que se compraba en una farmacia como un líquido viscoso. Se utilizaba y recetaba por sus propiedades anestésicas. En general, en el caso de las mujeres, no se fumaba pero sí lo consumían en forma de láudano, así como lo hacíán intelectuales para aportarnos grandes obras literarias dela época. Pero, también formaba parte de la botica real y se distribuía libremente entre los cortesanos. La misma reina Victoria lo consumía en forma de goma de mascar con cocaína, junto al joven Winston Churchill, si bien, con el tiempo, derivó en un consumo habitual en antros de prostitución. En cuanto a la ficción, Sherlock Holmes se inyectaba frecuentemente cocaína ya que era considerada para gente cerebral y muy nerviosa.

Como anécdota, el cloroformo (una sustancia usada como droga recreacional alucinógena por algunos ne la época) fue suministrado como anestésico en algunos partos de la propia Reina Victoria y de alguna de sus hijas.


El imperio

Es importante tener en cuenta que el Imperio Británico no solo adquirió nuevas colonias durante el reinado de la Reina Victoria, sino que también consolidó y fortaleció su dominio sobre las colonias existentes, así como expandió su influencia económica y política en diferentes regiones del mundo.

Ampliación del imperio

Si bien el Imperio británico se originó a principios del siglo XVII, mediante el establecimiento por parte de Inglaterra de las 13 colonias de Norteamérica, fue durante el reinado de la Reina Victoria que el Imperio Británico experimentó un crecimiento significativo en términos de adquisición de colonias y territorios en todo el mundo. Se estima que durante el reinado de la Reina Victoria, el Imperio Británico adquirió alrededor de 30 colonias y territorios nuevos.

Algunas de las adquisiciones coloniales más destacadas durante su reinado incluyen:

  1. India: La Compañía Británica de las Indias Orientales, bajo la influencia británica, extendió su control sobre gran parte del subcontinente indio.
  2. Hong Kong: La isla de Hong Kong fue cedida a Gran Bretaña por China tras la Primera Guerra del Opio en 1842.
  3. Singapur: La isla de Singapur fue establecida como una colonia británica en 1819 y se convirtió en un importante puerto y centro comercial.
  4. Malasia: Gran Bretaña adquirió el control de varios territorios en la península malaya y en Borneo, incluyendo Malaca, Penang y Sarawak.
  5. Egipto: Durante el reinado de la Reina Victoria, Gran Bretaña estableció su influencia y control sobre Egipto, aunque nominalmente seguía siendo parte del Imperio Otomano.
  6. Sudáfrica: Los británicos expandieron su presencia en Sudáfrica y establecieron colonias y protectorados, incluyendo el Cabo de Buena Esperanza y Natal.
  7. África Occidental y Oriental: Gran Bretaña adquirió varios territorios en África, incluyendo Sierra Leona, Gambia, Lagos (hoy parte de Nigeria) y Kenia.

Motivos y gestión imperial

Gestión del imperio

Los motivos de su expansión (como la de otros muchos imperios) fueron varios, todos relacionados con el poder y los recursos, pero también con la expansión de su influencia política, económica y territorial. Y, dado que la expansión territorial del imperio fue muy significativa, la implementación de diferentes formas de administración colonial, el desarrollo de infraestructuras, el fomento del comercio y la promoción de misiones religiosas y educación requirieron de una gestión muy importante. Las tensiones y desafíos en las colonias y sus luchas por la independencia requirieron de medidas considerables. Tratemos algunos puntos de esta expansión:

  1. Expansión imperial: a través de guerras, tratados y colonización, el Imperio Británico se expandió rápidamente, adquiriendo territorios en África, Asia, el Pacífico y América. Esto incluyó colonias, protectorados, dominios y territorios administrados directamente por la corona.
  2. Motivos de expansión: la expansión del Imperio Británico se basó en una combinación de motivos económicos, políticos y estratégicos. Se buscaban recursos naturales, nuevas rutas comerciales, mercados para los productos británicos y el establecimiento de bases navales para asegurar la supremacía naval. Además, el imperialismo también se justificaba con argumentos ideológicos como la difusión de la civilización, el cristianismo y la misión civilizadora.
  3. Administración colonial: el Imperio Británico adoptó diferentes formas de administración en sus territorios coloniales, dependiendo de las circunstancias y la población local. En algunos casos, se estableció un sistema de gobierno directo, con la presencia de funcionarios coloniales británicos y la aplicación de leyes británicas. En otros casos, se utilizaron sistemas de gobierno indirecto o colaborativo, permitiendo a las élites locales mantener cierta autonomía bajo la supervisión británica.
  4. Infraestructura y desarrollo: el Imperio Británico invirtió en el desarrollo de infraestructuras en sus colonias, como la construcción de ferrocarriles, puertos, carreteras y sistemas de comunicación. Esto facilitó el comercio, la explotación de recursos naturales y el control eficiente de los territorios coloniales.
  5. Comercio y economía: el comercio desempeñó un papel fundamental en la gestión del Imperio Británico. Gran Bretaña promovió el libre comercio y estableció políticas comerciales que favorecían a sus industrias y comerciantes. Las colonias británicas proporcionaban materias primas y mercados para los productos británicos. Además, se establecieron compañías comerciales, como la Compañía Británica de las Indias Orientales, para gestionar y controlar el comercio en ciertas regiones.
  6. Misiones religiosas y educación: la gestión del Imperio Británico también involucró esfuerzos misioneros y educativos. Misioneros cristianos fueron enviados a las colonias para difundir el cristianismo y establecer escuelas y hospitales. La educación occidental también fue promovida para difundir los valores británicos y capacitar a las élites locales en administración y gobierno.

El Imperio Británico no estuvo exento de controversias y de movimientos de resistencia. Hubo luchas por la independencia en muchas colonias, y la gestión colonial a menudo llevó a la explotación de los recursos y las poblaciones locales, lo cual derivó rápidamente en varias independencias de facto, sin dejar de mantener cierta relación con el imperio, a pesar de su independencia y de no existir una formalización por registro de la Commonwealth (lLa declaración formalizada se dio en 1931 con el Estatuto de Westminster).


Colonias e independencia

Durante el reinado de la Reina Victoria, se independizaron varias colonias. Sin embargo, el número exacto de colonias que lograron la independencia durante ese período puede variar según cómo se defina colonia y cuáles sean los criterios utilizados a la hora de analizar tal definición. Pero, en general, se puede afirmar que varias colonias británicas obtuvieron su independencia mientras la Reina Victoria aún estaba viva, especialmente en las últimas décadas de su reinado. Estas colonias incluyeron territorios en América, África y Asia.

Algunos ejemplos notables de colonias que obtuvieron su independencia durante el reinado de la Reina Victoria incluyen Canadá, Australia y Nueva Zelanda. Estas colonias se convirtieron en dominios autónomos dentro del Imperio Británico antes de lograr su plena independencia en el siglo XX. Con todo, algunas colonias continuaron manteniendo lazos con Gran Bretaña a través de acuerdos y de la posterior Mancomunidad de Naciones (Commonwealth) tras su independencia.


La Commonwealth

La Mancomunidad de Naciones, anteriormente conocida como la Mancomunidad Británica de Naciones, es una organización internacional posterior a la Reina Victoria pero, si bien ella no la formalizó, fue su verdadero origen, pues fue ella la que impulsó las relaciones y valores postcoloniales. Compuesta por países que tienen una historia común con el Reino Unido y reconocen a la reina o rey como su Jefe/a de Estado simbólicamente. Aunque la composición de la Mancomunidad ha cambiado con el tiempo, aquí hay una lista de algunas de las colonias británicas que forman parte de la Mancomunidad de Naciones:

  1. Canadá: Canadá es uno de los miembros fundadores de la Mancomunidad de Naciones. Obtuvo su independencia gradualmente y se convirtió en un dominio autónomo en 1867. Canadá sigue siendo miembro de la Mancomunidad y reconoce a la Reina como su Jefa de Estado.
  2. Australia: Australia es otro miembro fundador de la Mancomunidad de Naciones. Al igual que Canadá, Australia obtuvo su independencia gradualmente y se convirtió en un dominio autónomo en 1901. Australia también reconoce a la Reina como su Jefa de Estado.
  3. Nueva Zelanda: Nueva Zelanda es miembro de la Mancomunidad de Naciones desde su creación. Obtuvo su independencia gradualmente y se convirtió en un dominio autónomo en 1907. Nueva Zelanda también reconoce a la Reina como su Jefa de Estado.
  4. Sudáfrica: Sudáfrica se unió a la Mancomunidad de Naciones en 1931, pero luego se retiró en 1961 debido a su adopción de un régimen de apartheid. Después del fin del apartheid, Sudáfrica fue readmitida en 1994 y sigue siendo miembro de la Mancomunidad.
  5. India: India obtuvo su independencia en 1947 y se convirtió en una república, pero decidió seguir siendo miembro de la Mancomunidad de Naciones. Sin embargo, India ya no reconoce a la Reina como su Jefa de Estado.
  6. Otros países de África, el Caribe, Asia y el Pacífico: Además de los países mencionados, numerosos países que anteriormente fueron colonias británicas o territorios de administración británica también forman parte de la Mancomunidad de Naciones. Estos incluyen países como Jamaica, Barbados, Malasia, Singapur, Kenia, Nigeria, Pakistán, Bangladesh y muchos otros.

Es importante destacar que la membresía en la Mancomunidad de Naciones es voluntaria y no todos los países que fueron colonias británicas son miembros. Algunas excolonias han optado por no unirse o han dejado de ser miembros. La Mancomunidad de Naciones se basa en la cooperación, el diálogo y la promoción de valores compartidos entre sus miembros.

La creación de la Commonwealth tuvo varios significados y motivos:

  1. Herencia histórica y cultural: la Commonwealth se basa en la herencia histórica y cultural compartida entre el Reino Unido y sus antiguas colonias y territorios. La organización reconoce y celebra los lazos históricos, lingüísticos, legales y administrativos que unen a los países miembros.
  2. Cooperación y diálogo: la Commonwealth promueve la cooperación y el diálogo entre sus miembros. Proporciona una plataforma para el intercambio de ideas, buenas prácticas y experiencia en una amplia gama de temas, como el desarrollo económico, la educación, la salud, el medio ambiente y la gobernanza.
  3. Valores compartidos: la Commonwealth se basa en la promoción y el respeto de los valores compartidos, como la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos, la igualdad y la justicia. Los miembros de la Commonwealth se comprometen a promover y proteger estos valores en sus respectivos países.
  4. Descolonización y autodeterminación: la creación de la Commonwealth coincidió con el proceso de descolonización que tuvo lugar después de la Segunda Guerra Mundial. A medida que las colonias británicas obtenían su independencia, se ofrecía la opción de unirse a la Commonwealth como miembros soberanos e igualmente reconocidos.
  5. Cooperación económica y desarrollo: la Commonwealth promueve la cooperación económica entre sus miembros y trabaja para fomentar el desarrollo económico sostenible. Esto incluye el comercio, la inversión, el intercambio de tecnología y el apoyo a la capacidad económica de los países miembros.
  6. Red de contactos y solidaridad: la Commonwealth brinda a sus miembros una red de contactos y una plataforma para establecer vínculos con otros países y compartir experiencias. Además, la organización fomenta la solidaridad y la colaboración entre los países miembros, especialmente en situaciones de crisis y desafíos globales.

En resumen, la creación de la Commonwealth tuvo como objetivo principal preservar y fortalecer los lazos históricos y culturales entre el Reino Unido y sus antiguas colonias, promover la cooperación y el diálogo entre sus miembros, y trabajar juntos en áreas de interés común, como el desarrollo económico, la gobernanza y los valores compartidos. La Commonwealth se basa en la autodeterminación y el respeto mutuo entre sus miembros, y busca promover el bienestar y el progreso de sus países miembros, los cuales reconocen a la reina o rey británico como su Jefa/e de Estado, simbólicamente.


Actualidad de la Commonwealth

Actualmente, se han dado varios referéndums en algunos estados miembros de la Commonwealth para decidir si se constituyen como repúblicas.

Cabe tener en cuenta que la Commonwealth es una organización independiente y autónoma. Aunque está relacionada con la monarquía británica, cada país miembro de la Commonwealth tiene su propia soberanía y autonomía en la toma de decisiones políticas y legislativas.

La Commonwealth continúa existiendo como una organización internacional de 54 países miembros, la mayoría de los cuales son antiguas colonias británicas. La organización se rige por un conjunto de principios y valores compartidos, y su objetivo sigue siendo promover la cooperación, el diálogo y la solidaridad entre los países miembros.

El papel del monarca británico en la Commonwealth es principalmente ceremonial. Aunque el monarca, en este caso el Rey Carlos III, es reconocido como el Jefe de la Commonwealth, la posición no otorga poderes políticos ni interferencia en los asuntos internos de los países miembros. La posición del Jefe de la Commonwealth se basa en la tradición y el respeto a la corona británica.

Si bien ya existen colonias que se independizaron de la Commonwealth (más allá de la independencia del Reino Unido), desde 1931, cuando surgió la Mancomunidad, actualmente se desean independizar Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Granada, San Cristóbal y Nieves y Jamaica. Es de imaginar que dependerá de la gestión del Rey Carlos III y/o de las necesidades recientes e históricas de cada estado en concreto.


La fotografía en la era victoriana


La era victoriana coincidió con el desarrollo y la popularización de la fotografía. Durante este período, la fotografía se convirtió en una forma importante de documentar eventos, capturar retratos y preservar recuerdos. La familia real británica también tuvo una relación significativa con la fotografía durante la época victoriana.

La Reina Victoria misma mostró un gran interés por la fotografía. Ella y su esposo, el príncipe Alberto, fueron entusiastas de la fotografía y utilizaron la nueva tecnología para documentar su vida familiar. La Reina Victoria también se convirtió en una sujeto popular para los fotógrafos de la época. Su apoyo y entusiasmo por la fotografía ayudaron a popularizarla entre la élite y la sociedad en general.

Los miembros de la familia real británica fueron fotografiados en numerosas ocasiones, tanto de manera oficial como en retratos informales. Las fotografías de la familia real se utilizaron para crear imágenes públicas y para promover la imagen de la monarquía. Estas fotografías a menudo se reprodujeron y distribuyeron ampliamente, llegando a hogares de todo el país y más allá.

La fotografía también desempeñó un papel importante en la vida social de la época victoriana. Las personas de todas las clases sociales se interesaron por esta nueva forma de capturar momentos y recuerdos. Los estudios de fotografía se establecieron en ciudades y pueblos, y las personas acudían a ellos para obtener retratos de sí mismos y de sus seres queridos.

La tecnología fotográfica evolucionó rápidamente durante la era victoriana, desde las primeras imágenes daguerrotipo hasta la introducción de la fotografía en papel y el desarrollo de cámaras más portátiles. Estos avances permitieron una mayor accesibilidad y popularización de la fotografía, lo que a su vez influyó en la forma en que se documentaba la vida cotidiana y los eventos sociales.

En resumen, la fotografía tuvo un impacto significativo en la era victoriana y desempeñó un papel importante en la vida de la familia real británica. La Reina Victoria y su esposo apoyaron y utilizaron activamente la fotografía, lo que contribuyó a su popularidad y aceptación en la sociedad. La fotografía se convirtió en una forma importante de documentar la vida social y familiar, y su desarrollo continuo influyó en la forma en que se capturaban y compartían los momentos y recuerdos.


La era victoriana en España

En España, este período se caracterizó por un contexto político complejo, marcado por la inestabilidad y la alternancia de diferentes gobiernos y regímenes políticos. Durante el reinado de Isabel II, que coincidió parcialmente con la Era Victoriana, España experimentó conflictos internos derivados de las Guerras Carlistas. Sin embargo, a medida que avanzaba la era victoriana, España comenzó a modernizarse y a experimentar un proceso de industrialización y urbanización similar al de otros países europeos.

A diferencia de Gran Bretaña, España no tuvo una revolución industrial tan temprana ni una expansión económica y tecnológica tan marcada. La industrialización en España fue más lenta y se concentró principalmente en ciertas regiones, como Cataluña y el País Vasco.

En términos sociales, España también atravesó cambios significativos durante el siglo XIX. La sociedad española se caracterizaba por una fuerte estratificación y desigualdad, con una aristocracia y una nobleza poderosas.

A finales del siglo XIX, se podría resumir la situación de España como la siguiente:

  1. Política: durante esta época, España experimentó una inestabilidad política considerable. La monarquía constitucional existente desde 1876, conocida como la Restauración borbónica, intentaba consolidarse después de años de inestabilidad y conflictos internos. Sin embargo, el sistema político estaba dominado por un bipartidismo rígido entre el Partido Conservador y el Partido Liberal, lo que generaba tensiones y dificultades para la gobernabilidad.
  2. Crisis colonial: España también se enfrentó a una serie de problemas coloniales a fines del siglo XIX. En ese momento, todavía tenía posesiones coloniales importantes, como Cuba, Puerto Rico, Filipinas y algunas áreas de África. La Guerra de Independencia de Cuba (1895-1898) fue un conflicto crucial, donde los rebeldes cubanos lucharon por su independencia contra el dominio español. Esta guerra, junto con la pérdida de la flota española en la batalla de Santiago de Cuba durante la Guerra Hispanoamericana (1898), marcó el fin del imperio colonial español.
  3. Crisis económica: España también sufrió una serie de dificultades económicas durante este período. Aunque hubo un crecimiento industrial significativo, especialmente en regiones como Cataluña y el País Vasco, gran parte del país seguía siendo predominantemente agrícola y rural. La falta de modernización en la agricultura y la dependencia de los productos agrícolas generaron problemas económicos, incluida una grave crisis de subsistencia en la década de 1890.
  4. Movimientos sociales y culturales: a finales del siglo XIX, España fue testigo de un florecimiento de movimientos intelectuales y artísticos conocido como la Generación del 98. Este grupo de escritores, como Miguel de Unamuno y Pío Baroja, reflexionó sobre los problemas de España y buscó renovar la cultura y la identidad española. También surgieron movimientos obreros y sindicales, como el anarquismo y el socialismo, en respuesta a las condiciones precarias de los trabajadores.

En general, a finales del siglo XIX, España se encontraba en una fase de transición y cambio. La inestabilidad política, la pérdida de las colonias, las dificultades económicas y los movimientos culturales y sociales marcaron este período en la historia de España. Estos factores allanaron el camino para los acontecimientos turbulentos que caracterizarían el siglo XX en el país.

Reino Unido salió de la era Victoriana con no menos problemas pues, tras escasamente una década, entró en la Primera Guerra Mundial, algo que a España, afortunadamente, no le ocurrió. Pero, esto forma parte de una temática diferente que, sin duda, también merece un análisis futuro…


La compleja era Victoriana
por Carmen Nikol


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