Teofrasto de Ereso

En Ereso, junto a un mar intensamente azul dónde solo se escucha el rumor de las olas, nació Teofrasto en el 372 a.C. Una estatua recuerda al visitante quien fue este insigne científico que asentó las bases de la Botánica y de la Farmacognosia, la ciencia que se ocupa del estudio de las drogas y de las sustancias medicamentosas de origen natural.

Llegó a Atenas para estudiar con Platón y en esa época debió conocer a Aristóteles, cuando éste fue llamado a Macedonia por Filipo II para encargarse de la educación de Alejandro. Teofrasto le acompañó y permaneció en la corte hasta el año 335 a.C. Aristóteles le designó su sucesor al frente del Liceo legándole su biblioteca y sus propios manuscritos. Fue un digno continuador de la obra aristotélica en sus mas diversos campos, pero las obras que nos han llegado más importantes son acerca de las plantas y de los minerales.

Su Historia de Plantis es una obra descriptiva de las plantas y sus partes mientras que De Causis plantarum es de tipo filosófico. Estas obras fueron básicas para el estudio de las plantas y la clasificación de estas, siendo el botánico más importante hasta el renacimiento alemán.

Teofrasto se ocupa de más de 500 variedades de plantas, dividiendo su tratado de Historia de las Plantas en más de nueve libros siendo el noveno precisamente el que se ocupa de las propiedades medicinales de las hierbas.

Por otra parte en la Causas de las Plantas dividido en seis libros, se ocupa en el sexto de sabores y olores y da referencias importantes para el reconocimiento de las drogas.

Para la farmacia el libro noveno de la Historia de las Plantas es sumamente importante por las descripciones y el estudio botánico de las distintas especies. En este antiguo herbario figuran también las distintas preparaciones medicinales sencillas que pueden elaborarse con las plantas que describe. Teofrasto obtuvo una valiosa información de los pharmacopolai (vendedores de drogas) y de los rhizotomoi así como otras informaciones que le llegaron de la obra de Diocles de Carystos, médico contemporáneo de Aristóteles. Toda su obra botánica es un antecedente de Dioscórides y en ocasiones incluso superior en algunas descripciones.

Reunió una gran cantidad de conocimientos, incluyendo los empíricos que aún necesitaban ser comprobados pero que eran útiles y demostraban un gran interés por los conocimientos farmacéuticos.

Bajo el nombre genérico de hierbas (poai) con poderes médicos sitúa los zumos extraídos (chylismos), frutas (karpoi), hojas (phylla ) y raíces (rhiza). Diferencia las potencias ( dynameis) de estas raíces, las que si tienen poderes medicinales de las que no y denomina con el nombre de herbarios a preparados simples a base de hierbas para su administración o aplicación como medicamento. Sin embargo no usa mezclas entre ellas, deja que actúen por sí solas con agua, miel o aceite de oliva. Explica cómo y en qué época del año deben recolectarse describiendo los procesos con detalle, basándose en las informaciones que le eran trasmitidas en el caso de plantas desconocidas por los rhizotomoi, incluso de especies de la India a través de mercaderes y soldados de la expedición de Alejandro Magno.

Teofrasto de Ereso

En su Historia de las plantas se ocupa con largueza de unas cincuenta drogas con indicaciones empíricas muy acertadas. Ya en el siglo IV a. C. los pharmaka eran conocidos tanto los beneficiosos como los nocivos.

La mandrágora (Atropa mandrágora L.) es la primera hierba que encabeza la lista de Teofrasto. En los heléboros, diferencia el heléboro negro (Helleborus niger L.) del blanco ( Veratrum álbum L.) refiriéndose a la posibilidad de producir resistencia del organismo contra sus efectos, algo que más tarde se conocería como el acostumbramiento progresivo a los venenos y tomaría el nombre de mitridatismo.

Describe la belladona (Atropa belladona), el estramonio — una dracma mejora el humor, dos dracmas producen la muerte — y estudia varias clases de euforbios (plantas muy comunes en la India); recomienda el uso del chamaileón (Atractylis Gummifera L.) contra los gusanos lisos y el Cardiopatium corybosum como analgésico para el dolor de muelas. Da distintas aplicaciones para las amapolas silvestres, usa el nenúfar amarillo (Nuphar luteum L.) como coagulante, el regaliz (Glycyrrhiza glabra L.) como emoliente y expectorante, la aristoloquia (Aristolochia rotunda L.) y  (Rubia tinctorium ) como diuréticas y otras muchas más, como el helecho macho (Dryopteris  filix mas L.) que expulsa el gusano plano, la Balanites aegyptica utilizada en heridas y tantas otras que han formado parte de los tradicionales herbarios hasta no hace tanto tiempo. Describe además las plantas perjudiciales que inicia con el estudio del acónito (Aconitum napellus L.) como un potente veneno cuya posesión estaba prohibida bajo pena de muerte, haciendo una exposición sobre la acción tóxica de ciertas hierbas, lo llama la asynetheia, la razón por la que algunos pharmaka producen más efectos tóxicos que beneficiosos. Tampoco olvida Teofrasto los afrodisíacos y abomina del uso de encantamientos y amuletos.

Teofrasto de Ereso | Por Mª Asunción Vicente Valls. En Entrevisttas.com

Todos estos conocimientos componen un auténtico tratado de Farmacognosia y todas las drogas que en él figuran están recogidas en todas las Farmacopeas del mundo, por lo tanto generación tras generación de boticarios las ha utilizado en sus farmacias. Teofrasto hizo una cuidada selección que ha perdurado a lo largo de la historia y por ello merece ser considerado como el padre de la Farmacognosia.

Teofrasto hizo una cuidada selección que ha perdurado a lo largo de la historia y por ello merece ser considerado como el padre de la Farmacognosia

Pero también hay que considerar su obra sobre geología y mineralogía: De lapidibus, el libro más antiguo sobre sobre minerales y gemas, el cual fue escrito por Teofrasto adentrándose en los terrenos de la paleontología con su tratado sobre peces fósiles. Este libro fue la fuente principal de la Historia Natural de Plinio por tanto a través de este último, influyó sobre todos los lapidarios científicos hasta los tiempos modernos, siendo Teofrasto mucho más científico que Plinio, que si bien hizo gala de amplios conocimientos, eran menos profundos. Así pues se puede decir que la ciencia helénica era mucho más avanzada que la romana.

Así pues se puede decir que la ciencia helénica era mucho más avanzada que la romana

María Asunción Vicente Valls

Teofrasto dirigió el Liceo durante 35 años, época en la alcanzó un gran esplendor llegando a contar con 2.000 alumnos, como el poeta Menandro. A su muerte, toda Atenas lo honró públicamente con un funeral. Son muchas las obras suyas que se perdieron sobre biología, física, ética y metafísica, pero afortunadamente ha llegado hasta nosotros la pequeña joya de sus Carácteres, un opúsculo de treinta breves capítulos en los que Teofrasto se permite describir una serie de congéneres con sus características, aplicando un agudo sentido de la observación fiel a su método científico. Es así como nos habla de la adulación, la charlatanería, la desvergüenza, la locuacidad, el gamberrismo, la torpeza, la grosería, la superstición, la vanidad, la desconfianza, la tacañería, la cobardía, la codicia, la maledicencia, etc. intentando al describir esos comportamientos humanos y ridiculizándolos, provocar una kátharsis que conduzca a la corrección de dichas actitudes.

Todavía hoy sus descripciones nos parecen de rabiosa actualidad porque supo captar la esencia de cada perfil psicológico, tratando con humor los defectos del ser humano, algo de lo que estamos tan necesitados en el mundo que vivimos.


Teofrasto de Ereso | Por Mª Asunción Vicente Valls


Publicado por asuncionvicente

Licenciada en Farmacia, es especialista en Análisis Clínicos, especialista en Nutrición y Dietética por la Universidad de Granada, Certificat et Diplome de la Nutrition Humaine por la Universidad de Nancy, facultad de Medicina. Vocal de Alimentación y Secretaria del ICOF de Castellón. Actualmente, es Vicepresidenta del Ilustre Colegio Oficial de Farmacéuticos de Castellón. Directora del Aula cultural de ICOF para la difusión de Ciencia y Humanidades.

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