Como los lectores habituales de Entrevisttas.com conocen por publicaciones anteriores, en noviembre de 2022 apareció en TIERRA Y TECNOLOGÍA (T&T), la revista del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos de España, la primera parte de un artículo titulado La geología versus el dogma climático, cuya preparación me había sido requerida por el propio Colegio. En efecto, a la vista del éxito que habían suscitado mis artículos publicados en esta revista digital, el Colegio consideró de interés que se hiciera un resumen de los mismos. Dada la extensión del artículo, T&T decidió su publicación en dos partes. La publicación de la primera parte, desencadenó la enérgica oposición de un grupo de 130 investigadores, que firmaron una declaración, calificando al artículo como carente de fundamentos científicos, solicitando la retirada del mismo y que la segunda parte nunca fuese publicada. Posteriormente, en sentido opuesto, hubo una reacción a favor del contenido del artículo por parte de otro colectivo, integrado por 193 geólogos y otros profesionales. Estos, suscribieron una carta dirigida al Colegio, manifestando su conformidad con el contenido del mencionado artículo, defendiendo la libertad de expresión científica del autor y requiriendo la publicación de la segunda parte.
Finalmente, como fue solicitado por los firmantes del manifiesto, TIERRA Y TECNOLOGÍA se negó a publicar esa segunda parte, aduciendo excusas que no se ajustaban a la realidad. Por ello, se recurrió a este mismo medio, Entrevisttas.com, para publicarla en Enero de 2023.
Recientemente, en Mayo de 2023, ha aparecido en TIERRA Y TECNOLOGÍA un nuevo artículo, titulado Cambio climático natural versus calentamiento antrópico, firmado por José G. Sánchez Cabañero, focalizado en criticar el contenido y rebatir las conclusiones de las dos partes del artículo precedente. En mi opinión, los argumentos y datos utilizados por el Sr. Sánchez Caballero, no invalidan las conclusiones postuladas en La geología versus el dogma climático ya que, como suele ocurrir con la mayor parte de las hipótesis y modelos sobre cambio climático, están basadas casi exclusivamente en informes del IPCC, cuyos datos abarcan intervalos temporales muy limitados e insuficientes, y cuyo tratamiento estadístico ha sido muy criticado, o incluso acusado de manipulación. En este contexto, y desde mi punto de vista, carece de sentido iniciar aquí un análisis pormenorizado y detallado, punto por punto, de los argumentos utilizados. Creo que, mejor que iniciar un debate largo y farragoso, es preferible que el propio lector pueda juzgar por sí mismo la validez de las explicaciones, razonamientos, argumentos y datos utilizados, accediendo directamente y sin intermediarios a los textos originales, para que cada cual pueda extraer sus propias conclusiones:
- LA GEOLOGÍA VERSUS EL DOGMA CLIMÁTICO (1ª PARTE).
- La geología versus el dogma climático (2ª parte): realidades, mitos y leyendas sobre el efecto invernadero
- CAMBIO CLIMÁTICO NATURAL VERSUS CALENTAMIENTO ANTRÓPICO.
En cualquier caso, y desde un punto de vista muy general, sí me gustaría recordar y reiterar algunos postulados que están en el fondo de todos mis artículos publicados, individualmente o en compañía de otros autores:
- El fenómeno de calentamiento global que se está produciendo en la Tierra se inició muchísimo antes, miles de años antes, del inicio de las actividades industriales humanas de los últimos 150 años.
- No puede considerarse como demostrado que ese calentamiento sea provocado por la acumulación de gases de efecto invernadero, especialmente el CO2, en la atmósfera, ya que sus respectivas evoluciones no guardan las relaciones causa-efecto que debieran observarse si estuviesen realmente relacionados.
- El hecho de que exista un calentamiento global no implica que el clima terrestre esté evolucionando hacia una situación catastrófica, calificada como emergencia climática. Para ello, sería necesario detectar que actualmente está ocurriendo algo que nunca ha pasado antes, y los datos geológicos indican todo lo contrario.
- En el futuro inmediato, el nivel del mar seguirá subiendo a un ritmo de 2-3 mm/año, hasta que se inicie el próximo ciclo de enfriamiento, tal y como se ha venido registrando a lo largo de los últimos 5.000 años. Esa velocidad, lejos de ser anómala y preocupante, es muy lenta en comparación con los aumentos registrados al final de la última glaciación, que sin contribución humana, llegaron a ser del orden de 10 mm/año.
- Las medidas que se están adoptando para restringir las emisiones de CO2, son estériles para modificar significativamente la evolución de la temperatura media del planeta, controlada por factores y parámetros que escapan al control humano. No debe olvidarse que la contribución antropogénica al contenido del CO2 atmosférico es menor del 3-4% del total, y que la capacidad de absorción de ese pequeño porcentaje, está saturada casi al 100%. Es decir, que su contribución al efecto invernadero sería tan insignificante, como volver a pintar de negro una placa negra que ya absorbe la luz al 100%.
- Es imposible reclamar o pretender alcanzar una temperatura media global de 14ºC, o un nivel del mar estable en su posición actual, porque es algo que no ha existido nunca, ni podrá existir, ya que la evolución climática forma parte de la naturaleza de nuestro Planeta. Hemos de mirar la Tierra como un ente dinámico y aceptar que (así lo demuestra la historia geológica), lo que está ocurriendo actualmente con el clima, forma parte de la más estricta normalidad. Y, del mismo modo que hicieron nuestros ancestros desde la aparición del Homo sapiens, hemos de aprender a adaptarnos a esos cambios.
Hemos de mirar la Tierra como un ente dinámico y aceptar que (así lo demuestra la historia geológica) lo que está ocurriendo actualmente con el clima forma parte de la más estricta normalidad. Y, del mismo modo que hicieron nuestros ancestros desde la aparición del Homo sapiens, hemos de aprender a adaptarnos a esos cambios.
Por último, creo que no es científicamente válido recurrir constantemente como argumento a la abrumadora unanimidad del consenso que, además de no ser tan aplastante como se suele decir, carece en sí mismo de valor demostrativo y no es en ningún caso garantía de validez científica. Por ello, y atendiendo también a las formas y al lenguaje utilizado en Cambio climático natural versus calentamiento antrópico, viene muy al caso recordar una vez más las palabras de Pascal Richet, ya mencionadas en la primera parte del artículo: la noción de consenso no es pertinente aquí, porque la historia de la ciencia no es más que un largo paseo por el cementerio donde descansan en paz las ideas aceptadas sin discusión durante mucho tiempo. Más bien, sirve de justificación para desterrar del debate cualquier idea heterodoxa que cuestione el dogma. Como ha experimentado el autor de estas líneas, el rasgo más inquietante del debate sobre el clima es el deseo de descalificar de entrada al adversario arrastrándolo a otros campos no relacionados con el problema, en lugar de ofrecerle comentarios críticos a los que podría responder científicamente. Sorprendentemente, el libre debate en que se ha basado el progreso científico en la Historia ha sido sustituido por acciones propias del totalitarismo como la difamación, el intento de silenciamiento y la persecución del disidente bajo amenaza de ostracismo. Quizá Aristóteles, con su lógica, pensaría que esta violencia y esta imposición son en sí mismas un indicio de en qué lado del debate se encuentra la verdad.
Hay un aspecto, no obstante, en el que me gustaría darle la razón al Sr. Sánchez Cabañero, ya que muy acertadamente, puntualiza que en el contenido de mi artículo se hurta el análisis de las implicaciones éticas que se derivan del carácter social de este asunto que, de forma necesaria, es su trasfondo. Siempre he creído que la Ciencia debe centrarse en comprender e interpretar el comportamiento de la naturaleza, y que las consecuencias éticas, sociales o políticas que se deriven de los fenómenos naturales no deben interferir en su interpretación, aún el caso de que las conclusiones alcanzadas no sean políticamente correctas.
Siempre he creído que la Ciencia debe centrarse en comprender e interpretar el comportamiento de la naturaleza, y que las consecuencias éticas, sociales o políticas que se deriven de los fenómenos naturales no deben interferir en su interpretación, aún el caso de que las conclusiones alcanzadas no sean políticamente correctas.
Por último, no quiero dejar de agradecer al Colegio de Geólogos y a la revista TIERRA Y TECNOLOGÍA su imparcialidad y ecuanimidad, al permitir la publicación de invectivas contra el contenido de un artículo cuya preparación fue solicitada por ellos mismos, que fue revisado y aceptado en su integridad y al que, finalmente, le fue negada la publicación de la segunda parte.
La geología versus el dogma climático (secuela)
Por Enrique Ortega Gironés
Por lo pronto el vicepresidente del Colegio de Geólogos ha dimitido, en parte por desacuerdo con la postura del colegio. Por otro lado, es un gusto leerte.
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Muchas gracias Javier. Cuando acepté escribir ese artículo para el Colegio, no podía imaginarme la polémica que se iba a generar ni este tipo de consecuencias. Pero, mirando hacia atrás, creo que es positivo que se haya abierto este debate. Era inevitable, y si no lo hubiese iniciado yo, con seguridad, se habría encargado otro geólogo de hacerlo. Lo único importante es que se haya, por fin, abierto. Gracias de nuevo y un saludo
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