Tras muchos días yendo a casa de su madre para aprender a cocinar, Lolita, por fin, pidió permiso a Eudald para quedarse en casa. Necesitaba limpiar y organizar los armarios de invierno. La noche anterior, vio a su marido pasar el dedo por encima de un mueble y se percató de que, en breve, laSigue leyendo «Inimpugnable – Capítulo XV: La llave y la puerta cerrada»