Se adentraba el verano y parecía que Eudald no iba a tener vacaciones. Pero, en un inesperado gesto de aparente generosidad, Eudald decidió organizar un viaje para Lolita y su madre, Vicenteta. —Nos vendrá bien un cambio de aires —anunció durante la cena, mirando a Vicenteta con una amabilidad que parecía genuina—. Además, Lolita llevaSigue leyendo «Inimpugnable – Capítulo XII: Un respiro envenenado»