Lena tamborileaba los dedos en la mesa de la cafetería, observando cómo la gente iba y venía entre las mesas con un ritmo que casi la adormecía. No se sentía tranquila, y el murmullo incesante del local solo acentuaba el cansancio acumulado. Las últimos dos años habían estado llenos de silencio, de incomodidad, de miedoSigue leyendo «Espejo roto – Capítulo 8: El giro»