Janus llegó al pequeño apartamento que compartían Lena y Mateo de madrugada. Desde la calle, apenas se veía la luz tenue de una lámpara encendida en el interior. La rutina de ambos estaba cuidadosamente planeada: debían moverse como si todo en sus vidas fuera normal, como si fueran una pareja más. Mateo estaba de viaje,Sigue leyendo «Espejo roto – Capítulo 12: Movimientos silenciosos»