El sabor de la culpa – Capítulo 17: Cercando a Luz

Velasco sabía que Luz no era una criminal común. Había logrado mantenerse activa durante años, expandiendo su red sin levantar sospechas. Pero ahora, con Roberto detenido y los vínculos de AgroChem expuestos, su margen de maniobra era mucho menor.

El inspector organizó una reunión con los jefes de la UCO, UDEV y Europol para trazar la siguiente fase del operativo. En la sala, un mapa de Europa con puntos marcados en rojo mostraba los nodos clave de la red.

—Nuestra prioridad es desmantelar los laboratorios de producción y cerrar las rutas de distribución. Si logramos cortar el suministro de químicos, Luz perderá su capacidad operativa —dijo Velasco, señalando las ubicaciones más críticas.

La agente Carmen Ruiz añadió:

—Hemos identificado tres laboratorios clandestinos vinculados a AgroChem: uno en las afueras de Budapest, otro en Bratislava y un tercero en un puerto cercano a Marsella. Según nuestras fuentes, estos lugares producen los compuestos químicos que Luz distribuye.

El jefe de Europol, Alain Fournier, tomó la palabra.

—Podemos coordinar operativos simultáneos en estas ubicaciones. Contamos con equipos locales que pueden actuar con rapidez, pero necesitaremos apoyo logístico desde España para analizar las evidencias una vez incautadas.

Velasco asintió.

—Iniciaremos los trámites para las órdenes internacionales. Mientras tanto, quiero que reforcemos la vigilancia sobre Luz. No podemos permitirnos que escape mientras llevamos a cabo estas operaciones.


El ataque a los laboratorios

En cuestión de días, los operativos estuvieron listos. Los equipos de intervención se desplegaron en las tres ubicaciones. Velasco, aunque no pudo estar físicamente presente en las redadas, supervisó las acciones desde Madrid a través de un centro de mando.

La primera operación, en Budapest, fue un éxito. El laboratorio estaba oculto en un almacén aparentemente abandonado. Los agentes encontraron bidones de químicos, maquinaria para el procesamiento de toxinas y registros detallados de las exportaciones.

En Bratislava, el equipo enfrentó resistencia. Los operadores del laboratorio intentaron destruir pruebas quemando documentos y vertiendo químicos en un río cercano. Sin embargo, la intervención rápida de los agentes logró recuperar gran parte del material antes de que fuera destruido.

Finalmente, en Marsella, la redada reveló algo inesperado: un cargamento listo para ser enviado a América Latina. Esto confirmó que Luz no solo operaba en Europa, sino que también estaba expandiendo su red a otros continentes.

Las pruebas recuperadas en los tres lugares incluyeron correos electrónicos, listas de clientes y fórmulas químicas. Los documentos indicaban que Luz había estado trabajando con colaboradores en al menos seis países.


La presión aumenta

Con los laboratorios desmantelados, Luz estaba en una posición vulnerable. Sin embargo, en lugar de derrumbarse, comenzó a actuar de manera más agresiva. Los agentes encargados de vigilarla notaron movimientos sospechosos: llamadas telefónicas frecuentes, visitas de abogados que no estaban registrados oficialmente en su caso, y mensajes cifrados enviados desde dispositivos ocultos.

Velasco sabía que Luz estaba planeando algo. Ordenó interceptar las comunicaciones y reforzar las medidas de seguridad en torno a ella. No podían arriesgarse a que lograra escapar o contactar a alguien que pudiera reiniciar la operación.

Mientras tanto, en el laboratorio forense, los expertos seguían analizando las toxinas incautadas en los laboratorios. Una de las fórmulas encontradas en Marsella resultó ser una variante modificada de ricina, diseñada para ser más difícil de detectar en análisis químicos convencionales. Esto confirmaba el alto nivel de sofisticación de la red.

El doctor López explicó a Velasco durante una reunión:

—Esta variante de ricina es extremadamente peligrosa. Puede ser introducida en alimentos o bebidas sin alterar su sabor ni apariencia. Además, los síntomas iniciales son tan inespecíficos que podría pasar desapercibida hasta que sea demasiado tarde.

—¿Es posible rastrear el origen de esta fórmula? —preguntó Velasco.

—Estamos trabajando en ello, pero es probable que haya sido desarrollada por uno de los colaboradores internacionales de Luz. Esto no es algo que se pueda improvisar; requiere acceso a laboratorios avanzados y personal altamente capacitado.


La trampa para Luz

Velasco sabía que Luz aún tenía aliados fuera de la cárcel. Decidió aprovechar esto a su favor, creando una trampa para obligarla a revelar más sobre su red.

Con la ayuda de Europol, montaron una operación encubierta. Utilizaron uno de los contactos de Luz, que había sido detenido en Marsella, para enviarle un mensaje falso. En el mensaje, se le informaba que los laboratorios habían sido reubicados y que necesitaban su aprobación para un nuevo envío.

Luz mordió el anzuelo. Durante una llamada interceptada, dio instrucciones claras sobre cómo proceder con el supuesto cargamento. También mencionó a uno de sus colaboradores clave, un hombre conocido como “El Doctor”, que aparentemente era responsable de desarrollar las fórmulas químicas.

Velasco no perdió tiempo. Ordenó una investigación exhaustiva sobre “El Doctor”. Los registros financieros y las comunicaciones incautadas apuntaban a un científico ruso llamado Dmitry Ivanov, que había trabajado en laboratorios farmacéuticos antes de desaparecer del radar hace años.


Un paso más cerca

La localización de Dmitry Ivanov en un pequeño pueblo en Ucrania marcó un nuevo hito en la investigación. Velasco sabía que capturarlo no solo debilitaría aún más la red de Luz, sino que también proporcionaría información clave para comprender la magnitud de la operación.

Sin embargo, capturar a Dmitry no sería fácil. Ucrania enfrentaba tensiones internas y, aunque las autoridades locales estaban dispuestas a colaborar, advirtieron que cualquier operación debería ser manejada con extrema precaución. Velasco decidió enviar a Carmen Ruiz y Alain Fournier para liderar la operación en el terreno.

Mientras tanto, en Madrid, Velasco seguía vigilando de cerca a Luz. Sabía que el tiempo se agotaba y que un error podría costarles no solo el caso, sino también más vidas. La red estaba tambaleándose, pero aún no había caído del todo.

Quedaba un último paso: capturar al cerebro científico y desentrañar por completo los secretos de Luz y su red antes de que lograran recuperarse.


El sabor de la culpa
Capítulo 16: Cercando a Luz
por Carmen Nikol


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