En el almacén, los agentes encontraron algo más: una libreta con anotaciones y nombres en clave. Uno de esos nombres, Luz, aparecía repetidamente junto a fechas y ubicaciones de eventos populares. Luján ordenó a su equipo centrarse en ese alias.
Días después, durante un interrogatorio a César, Luján mencionó el nombre.
—Sabemos que trabajas con alguien llamado Luz. ¿Quién es?
César, que había estado tranquilo hasta ese momento, se tensó visiblemente.
—No tengo idea de lo que habla.
Luján golpeó la mesa con fuerza.
—No me mientas. Encontramos tus registros. Luz es clave en esta operación, y tú vas a decirnos quién es.
Tras un largo silencio, César suspiró.
—No sé mucho. Solo sé que es una mujer que siempre cubre su rostro con una mascarilla. Ella trae los textiles y me da instrucciones sobre cómo distribuirlos. Nunca se queda mucho tiempo.
—¿Dónde la ves normalmente?
—En un pequeño almacén en el barrio de San Martín. Siempre llega en un coche gris con las ventanas tintadas.
Con esta información, Luján organizó un operativo encubierto en el almacén de San Martín. Durante semanas, agentes de incógnito vigilaron el lugar, esperando que Luz hiciera su aparición. Finalmente, una tarde, un coche gris se estacionó frente al almacén. Una mujer con mascarilla bajó del vehículo y entró rápidamente.
Luján, observando desde un coche cercano, dio la orden.
—Intervengan.
Los agentes rodearon el edificio y detuvieron a la mujer antes de que pudiera escapar. Cuando le quitaron la mascarilla, Luján sintió un escalofrío. Aunque el rostro era vagamente familiar, no podía identificarla de inmediato.
Dos días después, descubrieron que César había muerto.
El sabor de la culpa
Capítulo 9: Siguiendo la luz
por Carmen Nikol
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LICENCIA: © 2025 | CC BY-NC-ND
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