Marie Curie fue la primera persona en ganar dos Premios Nobel gracias a sus revolucionarias contribuciones en dos campos científicos distintos: la física y la química. El primer Premio Nobel fue en 1903, en el campo de la física; y el segundo fue en 1911, en el campo de la química, por el descubrimiento de los elementos radiactivos polonio (Po) y radio (Ra).
Premio Nobel de Física (1903)
Marie Curie, junto con su esposo Pierre Curie y Henri Becquerel, recibió el Premio Nobel de Física en 1903 por sus investigaciones sobre la radiactividad, un fenómeno en el cual ciertos elementos emiten radiación espontáneamente. Este descubrimiento fue fundamental para el desarrollo de la física nuclear y la comprensión de los procesos atómicos. De hecho, Marie y Pierre Curie investigaron la radiactividad descubierta por Henri Becquerel. Elloso, concretamente, descubrieron que ciertos minerales, como la pechblenda, eran más radiactivos que el uranio. A partir de la pechblenda, los Curie lograron aislar dos nuevos elementos radiactivos: el polonio y el radio. Estos elementos eran más radiactivos, efectivamente, que el uranio y abrieron nuevas áreas de investigación en la física y la química.
Premio Nobel de Química (1911)
En 1911, Marie Curie recibió el Premio Nobel de Química por sus servicios a la química a través de sus investigaciones sobre los elementos radiactivos y la aislación del radio y el polonio. Este premio la convirtió en la primera persona en ganar dos Premios Nobel en diferentes campos científicos. Marie Curie dedicó años a la ardua tarea de aislar el radio y el polonio de la pechblenda. Este proceso fue extremadamente peligroso y laborioso, pero resultó en la obtención de cantidades puras de estos elementos. Para ella, fue un momento difícil, pues desde 1910 estaba recibiendo críticas en la prensa por algo muy personal que veremos más adelante.
Contribuciones a la Medicina
Su trabajo sobre la radiactividad también tuvo aplicaciones médicas, especialmente en el tratamiento del cáncer. La radiación se utilizó para destruir células cancerosas, lo que sentó las bases para la radioterapia moderna. Asimismo, Marie Curie uso sus conocimientos proactivamente para dar ventaja a las tropas francesas en la Primera Guerra Mundial. Con su determinación, jugó un papel crucial en la implementación de ambulancias equipadas con equipos de rayos X para el tratamiento de soldados heridos. Este esfuerzo se conoció como las Petites Curies. Para conocer mejor este hito dentro del ámbito bélico, debemos conocer su contexto y motivación: cuando estalló la guerra en 1914, Marie Curie se dio cuenta de que sus conocimientos en radiología podían ser utilizados para salvar vidas en el frente, así que decidió que su prioridad, pasados tres años de haber ganado su segundo Premio Nobel, era ayudar a los soldados heridos utilizando la radiografía móvil. Junto con su hija Irène Curie, desarrolló un sistema de radiografía móvil que podía ser transportado en ambulancias. Estas ambulancias estaban equipadas con equipos de rayos X, una sala oscura para revelar las imágenes y una dinamo para generar electricidad. Este sistema permitía a los médicos detectar la ubicación exacta de las balas y fragmentos de metralla en el cuerpo de los soldados, lo que facilitaba tratamientos más precisos y evitaba amputaciones innecesarias, lo cual era lo habitual hasta ese momento por no poder conocer con exactitud dónde se hallaban dichos elementos dañinos. Las Petites Curies fueron un éxito rotundo. Se instalaron más de 20 ambulancias equipadas con equipos de rayos X en las líneas del frente, y se estima que ayudaron a salvar miles de vidas. Marie Curie y su hija trabajaron incansablemente para instalar y operar estos equipos, y su dedicación fue reconocida tanto por el ejército francés como por la Cruz Roja. El trabajo de Marie Curie durante la Primera Guerra Mundial no solo demostró su compromiso con la ciencia y la humanidad, sino que también estableció un precedente para el uso de la tecnología médica en situaciones de emergencia.
Es fácil comprender, pues, que las contribuciones de Marie Curie no solo fueron pioneras en su tiempo, sino que también sentaron las bases para futuras investigaciones en física nuclear, química y medicina.
Inicios de la fascinante vida de Marie Curie
Por saber quien fue Marie Curie y cómo consiguió todos sus hitos (que no fueron pocos) y sus relaciones, empecemos por el principio porque Maria Salomea Skłodowska-Curie tardó bastante tiempo en convertirse en la aclamada Madame Curie.
Primeros años y educación
Curie nació el 7 de noviembre de 1867 en Varsovia, Polonia, en el seno de una familia de intelectuales. Sus padres, Władysław y Bronisława Skłodowski, eran profesores y fervientes defensores de la educación. Esta pasión por el conocimiento y la enseñanza impregnó la infancia de Maria y sus hermanos.
Desde pequeña, Maria mostró una gran inclinación hacia el estudio. A pesar de las limitaciones impuestas por la ocupación rusa, su padre, Władysław, se aseguró de que sus hijos recibieran una educación rigurosa, por lo que María desarrolló una insaciable curiosidad y un amor profundo por las ciencias, especialmente la física y la matemática.
El desafío de la educación
La situación política en Polonia durante esa época era adversa para las mujeres que deseaban acceder a la educación superior. Las autoridades rusas prohibieron la enseñanza de la cultura polaca y restringieron el acceso a la educación para las mujeres. Sin embargo, Marie no se dejó amedrentar y encontró formas de continuar su educación en secreto. A los diez años, Marie sufrió una gran pérdida personal cuando su madre falleció a causa de la tuberculosis. Esta tragedia profundizó su determinación de sobresalir en sus estudios, como una manera de honrar la memoria de su madre y su legado educativo.
La Universidad Volante: una institución candestina de educación superior
Para sortear las restricciones impuestas por el régimen ruso, María asistió a la Universidad Volante (Uniwersytet Latający), una institución clandestina que ofrecía educación superior a mujeres polacas. Esta universidad secreta contaba con profesores de renombre que se arriesgaban para impartir clases en diferentes ubicaciones, a fin de evitar la persecución de las autoridades.
Durante este período, Marie demostró una excepcional capacidad académica y una voluntad inquebrantable de aprender, a pesar de las difíciles circunstancias. Su rendimiento sobresaliente en la Universidad Volante preparó el camino para su futuro en la ciencia.
La Universidad Volante (en polaco: Uniwersytet Latający), también conocida como la Universidad Libre de Polonia, fue una institución educativa clandestina que operó en Varsovia entre 1885 y 1905. Surgió en un contexto de opresión y censura, donde la educación en Polonia estaba severamente controlada por el Imperio Ruso. Su objetivo principal era ofrecer a los jóvenes polacos, especialmente a las mujeres, la oportunidad de recibir una educación superior de calidad, sin las influencias extranjeras impuestas por las autoridades. Dicha universidad no tenía un campus fijo; en cambio, sus clases se impartían en diferentes lugares, como casas particulares y otros espacios privados. Esta movilidad era necesaria para evitar la detección y la persecución por parte de las autoridades. Los profesores, muchos de ellos destacados intelectuales y científicos polacos, se reunían en estos lugares secretos para impartir sus lecciones. A lo largo de su existencia, la Universidad Volante educó a más de 5.000 estudiantes, incluyendo a figuras prominentes como la escritora Zofia Nałkowska y el pedagogo Janusz Korczak.
En 1918, tras la recuperación de la independencia de Polonia, la Universidad Volante se transformó en la Universidad Libre de Polonia, consolidando su legado como una institución pionera en la educación superior polaca. La historia de la Universidad Volante es, sin duda, un testimonio del espíritu resiliente y la determinación de los polacos para preservar su cultura y educación en tiempos de adversidad.
¿Cómo consiguió Marie Curie llegar a estudiar en la Sorbona de París?
En 1884, Marie y Bronisława, su hermana, hicieron un pacto: Bronia se mudaría primero a París para estudiar medicina, y Marie trabajaría como institutriz para ahorrar dinero: el dinero suficiente para ayudar a Bronia a estudiar en la Sorbona y vivir en París, además del necesario para viajar posteriormente ella misma y, entonces, ser ella la que recibiese la ayuda de Bronia para conseguir lo mismo: vivir en París y estudiar en la Sorbona. En 1886, Bronia se trasladó a París y comenzó sus estudios en la Facultad de Medicina de la Universidad de París. Con 24 años, en 1891, llegó a París Marie y se matriculó en la Universidad de la Sorbona. Este fue un momento decisivo en su vida.
La relación entre Marie Curie y su hermana Bronisława Dłuska fue una de las más significativas y duraderas de su vida. Gracias a esta preciosa relación, se pudieron conocer las cartas que se escribieron durante años pues, a lo largo de su vida, Bronia fue una fuente constante de apoyo emocional y práctico para Marie. Cuando Marie se casó con Pierre Curie en 1895, Bronia estuvo presente en la boda y durante toda su vida continuó brindando un incalculable apoyo incondicional a su hermana. A pesar de las demandas de sus respectivas carreras, las hermanas no solo mantenían correspondencia regular, también se visitaban cuando podían.
Bronisława, conocida cariñosamente como Bronia, nació el 28 de marzo de 1865 en Varsovia. Al igual que Marie, mostró una gran aptitud para el estudio y una pasión por la educación. Cuando las universidades en Polonia fueron cerradas a las mujeres por las autoridades rusas, ambas hermanas encontraron refugio en la mencionada Universidad Volante, donde pudieron continuar su educación en secreto. Pero su anhelo de viajar a París estaba justificado. No podían acabar de formarse con la voluntariosa universidad polaca. Al reunirse en París, las hermanas compartieron un pequeño apartamento y se apoyaron mutuamente en sus estudios y carreras: Bronia se convirtió en una médica dedicada, mientras que Marie se sumergió en sus investigaciones científicas. Y si bien Bronia fue menos reconocida que su hermana, también hizo contribuciones significativas a la ciencia y la medicina: fue cofundadora y primera directora del Instituto Maria Skłodowska-Curie de Oncología en Varsovia, un centro dedicado al tratamiento del cáncer. Su trabajo en el campo de la oncología fue una extensión del legado científico de su hermana Marie.
No está muy claro cómo consiguieron entrar en las universidad de París, pero parece ser que, en aquella época, París buscaba diversificar su elenco estudiantil y atraer nuevos talentos desde otras naciones. Sin duda, que las hermanas fueran instruidas tan adecuadamente en Polonia ayudaría. Lo que sí se sabes es que el 15 de noviembre de 1906, Madame Curie impartió su primera lección en la universidad que la había acogido y formado en el París que tanto la había ayudado. Fue en la Sorbona donde Maria Skłodowska adoptó el nombre de Marie y se sumergió en sus estudios con una dedicación sin igual. En 1893, obtuvo su licenciatura en Física, y al año siguiente, una segunda licenciatura en Matemáticas. Aquí debemos recordar que llegó a París en 1891, por lo que queda claro que era un verdadero genio desde muy joven.
No tardó mucho en conocer a su futuro marido: Pierre Curie, el gran amor de su vida y el mejor compañero de investigaciones. Un codo con codo tanto en la evolución de sus estudios como en la creación de su familia. En este caso, la mujer no tuvo que renunciar a su carrera para que el marido pudiera desarrollar la propia. Marie y Pierre Curie formarían una de las parejas más legendarias de la historia de la ciencia, sí; pero también quisieron ser padres y formar a sus hijas para permitirles construirse un futuro, dentro de un mundo destinado al éxito de los varones.

La relación de Madame Curie con su familia y colaboradores
Formaron una pareja extraordinaria tanto en el ámbito personal como en el profesional. Se conocieron en 1894 cuando Marie buscaba un espacio de trabajo para sus investigaciones en París, y Pierre, que ya era un renombrado físico, le ofreció compartir su laboratorio. La conexión entre ellos fue inmediata, basada en una pasión compartida por la ciencia y el descubrimiento.
Se casaron el 26 de julio de 1895, en una ceremonia sencilla. En lugar de joyas, optaron por bicicletas, reflejando su amor por la vida al aire libre y su enfoque pragmático de la vida. A lo largo de su matrimonio, se apoyaron mutuamente en sus investigaciones, lo que resultó en el descubrimiento del polonio y el radio, lo que ya hemos mencionado que les otorgó su Premio Nobel compartido en 1903. Pierre siempre consideró a Marie como su igual, lo que era poco común en una época en la que las mujeres científicas enfrentaban muchas barreras.
Marie siempre priorizó a su familia, incluso en medio de sus intensas investigaciones. En sus cartas a su esposo Pierre (pues mantuvieron una correspondencia escrita durante su relación, especialmente cuando estaban separados debido a sus compromisos científicos y viajes), expresaba su amor y preocupación constante por sus hijas, Irène y Ève. En esa correspondencia, escribía también sobre los desafíos que enfrentaba como mujer científica en una época dominada por hombres. Necesitaba el apoyo constante de su marido para no dejar de perseguir sus sueños y objetivos. En ese extenso epistolario, Marie también le comentaba cuánto seguía disfrutando de la naturaleza, de las caminatas y los paseos en bicicleta. Asimismo, siempre dejó constancia en esas cartas su apreciación sobre el valor de la educación y la formación; lo crucial que era la educación para el desarrollo personal y social. Compartía en sus cartas, también, reflexiones filosóficas con las que mostraba su profundo pensamiento sobre la vida, la ciencia y la humanidad.
Relación con sus hijas
Las dos hijas de la ilustre pareja, Irène, nacida en 1897, y Ève, nacida en 1904 fueron criadas de forma amorosa, pero desde muy temprana edad sus hijas vivieron en un ambiente científico: las hijas de los Curie crecieron en un ambiente lleno de ciencia y descubrimientos. A menudo, asistían a sus padres en el laboratorio, lo que les permitió desarrollar un interés temprano por la ciencia. Irène, la mayor y la que también recibiría un Premio Nobel, asistió a una escuela cerca del Observatorio de París, que tenía un currículo más desafiante que la escuela cercana a su hogar. Marie y Pierre también formaron parte de un grupo llamado The Cooperative, que incluía a niños de destacados académicos franceses, y cada miembro del grupo contribuía a la educación de estos niños en sus respectivos hogares. Esto, sin duda, emulaba y agradecía lo que supuso para ella y para su hermana, así como para tantos otros niños polacos, la Universidad Volante que consiguió conferirles sus inicios en la educación dentro del ámbito de su querida Varsovia.
Sin embargo, la desgracia llegó pronto a la familia. Pierre Curie falleció el 19 de abril de 1906 en un accidente de tráfico en París, mientras caminaba por la calle. Fue atropellado por un coche de caballos, lo que resultó en lesiones mortales. Este trágico accidente ocurrió cuando Pierre tenía solo 46 años y temporalmente devastó la vida de Madame Curie, como queda claro en las epístolas que le dirigió a su querida hermana. La muerte de Pierre Curie fue un terrible suceso para Marie Curie y sus hijas, así como para la comunidad científica, que había perdido a un brillante físico y un pensador innovador. Marie, a pesar del duro golpe, tuvo que asumirlo y continuó sola con la crianza de sus hijas mientras continuaba con su trabajo científico, asumió la cátedra de física de Pierre en la Sorbona, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar un puesto de profesor en la universidad. Marie, además, continuó su investigación sobre la radiactividad y fundó el Instituto Curie en París en 1914, un centro dedicado a la investigación y tratamiento del cáncer.
Irène Joliot-Curie siguió los pasos de sus padres y se convirtió en una destacada científica. Junto con su esposo, Frédéric Joliot-Curie, recibió el Premio Nobel de Química en 1935 por su trabajo en la síntesis de nuevos elementos radiactivos. Ève Curie, por otro lado, eligió un camino diferente y se convirtió en una exitosa escritora y periodista. Ambas hijas se enorgullecían profundamente del legado de sus padres y contribuyeron de maneras significativas al mundo, no solo dentro de su profesión, sino como parte de la resistencia al movimiento nazi. Una familia verdaderamente única.
Críticas de la prensa
Aunque Marie Curie fue capaz de continuar con su vida tras la muerte de su amado Pierre, ése no fue el único golpe que Marie Curie tuvo que enfrentar. Constantemente recibía numerosas críticas y desafíos debido a su género, tanto por parte de la prensa como de sus colegas científicos. Aunque la comunidad científica, en general, reconocía los logros de Curie, no todos estuvieron dispuestos a apoyarla públicamente. El sexismo y los prejuicios de la época hicieron que muchos científicos prefirieran mantenerse al margen o directamente la criticaran por el escándalo Langevin. Sin embargo, el apoyo de figuras prominentes como Albert Einstein y otros colegas cercanos ayudó a contrarrestar parte del daño causado por la prensa sensacionalista.
Dicho escándalo Langevin aconteció en 1911, habiendo fallecido ya su amado Pierre. En aquel momento, Marie Curie mantenía una relación amorosa con Paul Langevin, un colega científico de Pierre que estaba casado (más adelante hablaremos de él). La esposa de Langevin, Emma Jeanne Desfosses (con la que tuvo cuatro hijos: Jean, André, Madeleine y Hélène) al descubrir las cartas de amor entre Marie y Paul, las envió a la prensa francesa, la cual atacó a Marie, calificándola de ladrona de maridos y la apodó la extranjera. Este escándalo, conocido como el affaire Langevin, fue ampliamente cubierto y afectó la reputación de Marie, procurando su estigmatización: la prensa, a menudo, se centraba en su vida personal en lugar de en sus logros científicos. Se la criticaba por ser una madre soltera y por sus relaciones amorosas, lo que reflejaba los prejuicios de la época hacia las mujeres que se desmarcaban de los roles tradicionales. Pero Marie estaba curada de espanto. Ya en 1903, cuando Marie y Pierre Curie recibieron el Premio Nobel de Física junto con Henri Becquerel, inicialmente no se consideró incluir a Marie en el premio. Tres miembros del comité del Premio Nobel afirmaron que Pierre y Henri Becquerel habían trabajado juntos, ignorando el hecho de que Marie había descubierto la radiactividad por su cuenta. Fue Pierre quien insistió en que Marie fuera incluida, amenazando con no aceptar el premio sin ella. Además, a pesar de sus logros, Marie enfrentó discriminación en su carrera profesional. No fue nombrada jefa de laboratorio en la Universidad de la Sorbona y no recibió un lugar en la facultad más allá de la sustitución de la cátedra de su marido Pierre. Por ello, cuando el gobierno francés le ofreció la medalla de la Légion d’Honneur, ella la rechazó, afirmando que necesitaba un laboratorio, no una condecoración. Por otra parte, cuando Marie defendió su tesis doctoral sobre radiactividad en la Royal Institution británica, no se le permitió impartir conferencias sobre ese tema. A pesar de su contribución significativa al campo, fue excluida debido a su género. Con todo, su resiliencia y determinación la convirtieron en una figura icónica en la historia de la ciencia y un modelo a seguir para futuras generaciones de mujeres científicas.
La relación con Einstein
Albert Einstein, que había conocido a Marie Curie en el primer Congreso de Solvay en 1911, se indignó por la injusticia con la que ella estaba siendo tratada. En ese congreso, se había formado una relación de respeto y admiración mutua entre ellos. Cuando el escándalo se hizo público, Einstein decidió escribirle una carta de apoyo. Aquí tienes un extracto de esa carta:
Querida señora Curie:
No ría de mí por escribirle sin tener nada sensato que decir. Pero me siento tan furioso por la forma en que el público se atreve actualmente a interesarse por usted que absolutamente tengo que desahogar este sentimiento. Sin embargo, estoy convencido de que usted misma desprecia esta horda, tanto si se complace en mostrarle respeto como si intenta saciar su lujuriosa curiosidad.
Me siento inclinado a decirle lo mucho que he llegado a admirar su intelecto, su energía y su honestidad, y que considero una gran suerte haber llegado a conocerla en Bruselas. Cualquier persona que no pertenece a esos reptiles ciertamente se alegra, como yo, de que tengamos personas como usted, así como Langevin también, entre nosotros.
Con los más cordiales saludos para usted, Langevin y Perrin,
suyo, muy sinceramente,
Albert Einstein.
26 años más tarde, volvieron a coincidir en el Congreso de Solvay. En éste, el de 1927, Madame Curie fue la única mujer en aparecer en la foto. Lo hacía entre algunos científicos que aún no la consideraban a su altura, a pesar de ser una grande entre los grandes. Era una cuestión de género. Por supuesto, no era el caso de Einstein.
La familia Curie, Einstein y el nazismo.
Si bien ambos científicos, a su manera, dejaron una marca indeleble en la historia y demostraron el poder de la ciencia y la humanidad frente a la opresión, Marie Curie falleció en 1934, antes de que el nazismo alcanzara su punto álgido en Europa, pero su familia sí se vio afectada por el régimen nazi. Su hija, Irène Joliot-Curie, y su yerno, Frédéric Joliot-Curie, eran científicos destacados y también activistas políticos. Durante la ocupación nazi de Francia, Irène y Frédéric participaron en la Resistencia Francesa, utilizando sus conocimientos científicos para apoyar la lucha contra los nazis. Por su parte, es bien sabido que Albert Einstein, siendo judío, se convirtió en un objetivo del régimen nazi. En 1933, cuando Adolf Hitler llegó al poder, Einstein estaba en los Estados Unidos. Supo darse cuenta con antelación del peligro que representaba el nazismo, por lo que decidió partir para no regresar nunca a su querida Alemania. Renunció a su ciudadanía alemana y se estableció en los Estados Unidos, donde aceptó un puesto en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.
Pero… ¿Quién era Paul Langevin y por qué era respetado por Marie Curie y por Einstein?
Paul Langevin (23 de enero de 1872 – 19 de diciembre de 1946) fue un físico francés conocido por su trabajo en el campo de la física teórica y experimental. Aquí tienes algunos detalles sobre su vida y carrera:
Educación y carrera
- Educación: Langevin estudió en la Escuela Superior de Física y de Química Industriales de París (ESPCI) y en la Escuela Normal Superior de París. También pasó un año en el Laboratorio Cavendish de la Universidad de Cambridge bajo la supervisión de J. J. Thomson.
- Doctorado: obtuvo su doctorado en 1902 en la Universidad de París (Sorbonne) bajo la supervisión del marido de Madame Curie, Pierre Curie.
- Carrera académica: Langevin se convirtió en profesor de física en el Collège de France en 1904 y más tarde en director de la ESPCI, donde trabajó hasta su muerte.
Contribuciones científicas
- Magnetismo: Langevin es conocido por su trabajo en el magnetismo, especialmente por la teoría del diamagnetismo y paramagnetismo.
- Ultrasonidos: durante la Primera Guerra Mundial, Langevin desarrolló el uso de ultrasonidos para detectar submarinos, lo que llevó al desarrollo del sonar.
- Movimiento Browniano: también realizó importantes estudios sobre el movimiento browniano y la termodinámica.
Activismo político
- Antifascismo: Langevin fue uno de los fundadores del Comité de vigilance des intellectuels antifascistes y fue presidente de la Liga de los Derechos del Hombre (LDH) desde 1944 hasta su muerte en 1946.
- Partido Comunista: se unió al Partido Comunista Francés en 1944.
Legado de Paul Langevin
Paul Langevin es recordado por sus contribuciones a la física y su activismo político contra el fascismo. Su trabajo sigue siendo influyente en la física moderna y su legado de lucha por los derechos humanos es reconocido y respetado.
Marie Curie y el feminismo de principios del siglo XX
Marie, sin embargo, a pesar de todo lo que tuvo que lograr por tal de desarrollarse como una mujer pionera y por lo que hizo para ayudar a otras a serlo, durante largo tiempo no fue considerada feminista. Y aquí vemos lo complejo de ser mujer y científica en el momento, puesto que, si apoyaba a las sufragistas, contaba con la garantía de ser vetada por el mundo científico, principalmente masculino. Con el tiempo, si bien Marie Curie no fue una militante activa del movimiento sufragista, sí apoyó públicamente la causa de los derechos de las mujeres. En 1912, Marie Curie firmó una petición para la liberación de las sufragistas inglesas encarceladas. Este gesto mostró su apoyo a la lucha por los derechos de las mujeres en el extranjero. Veinte años más tarde, en 1932, Marie Curie escribió una carta al diario francés Le Temps en la que defendía el derecho al voto para las mujeres. En esta carta, expresó su convicción de que las mujeres debían tener los mismos derechos y deberes que los hombres. Su hija Irène, la también Premio Nobel, tomó el relevo de su madre y se convirtió en una fuerte defensora de los derechos de las mujeres de principios del siglo XX.
Contexto de su muerte
Marie Curie, como ya sabes, dedicó su vida a la ciencia, especialmente a la investigación sobre la radiactividad y la aislación de elementos radiactivos como el radio y el polonio. Sin embargo, durante ese tiempo, no se comprendían completamente los peligros de la exposición a la radiación. Curie trabajaba frecuentemente con estos materiales sin las protecciones adecuadas, lo que eventualmente afectó su salud. Marie Curie falleció el 4 de julio de 1934 en un sanatorio en Sancellemoz, cerca de Sallanches, en los Alpes franceses. Durante sus últimos años, Marie Curie fue cuidada por su hija, Irène Joliot-Curie, y su yerno, Frédéric Joliot-Curie. Ambos estaban presentes en el sanatorio cuando ella falleció, brindándole apoyo y compañía hasta el final. La causa de su muerte fue anemia aplásica, una condición grave que se cree fue resultado de su prolongada exposición a la radiación durante su investigación científica. Es muy probable que ella misma dedujese que sus investigaciones la estaban conduciendo a la muerte, pues sufría de varios problemas de salud. Sin embargo, Marie Curie continuó trabajando hasta el final de su vida. En 1934, el mismo año de su muerte, fundó el Instituto Curie en París, un centro dedicado a la investigación sobre la radiactividad y la radioterapia. Este instituto sigue siendo un importante centro de investigación científica. En su testamento, legó su laboratorio y todos sus instrumentos científicos al propio Instituto Curie para que las investigaciones que allí se llevasen a cabo no sufriesen de la escasez con la que ella había tenido que desarrollar su propio avance científico.
La paradoja del radio: las Chicas del Radio, un capítulo oscuro de la historia de la radiactividad
Si bien en la Primera Guerra Mundial se agradeció el uso de los rayos X y, hoy en día, seguimos agradeciendo el aporte de Madame Curie y su descubrimiento del radio para múltiples aplicaciones médicas, existe una paradoja que se dio cerca de su tiempo vital. A principios del siglo XX, la pintura luminosa a base de radio se utilizaba ampliamente para crear esferas y manecillas de relojes y otros instrumentos que brillaran en la oscuridad. Las trabajadoras, conocidas como chicas del radio, eran empleadas principalmente en la United States Radium Corporation y otras fábricas. Se especialiarizaron en la aplicación de esta pintura en los diales de los relojes. Usaban la técnica de pintar-lamer-pintar: mojaban el pincel en la pintura para, acto seguido, lamer las cerdas del pincel; así afinaban la punta y luego aplicaban la pintura en los diales. Esta técnica resultó en la ingestión directa de radio. No se proporcionaba equipo de protección ni se advertía a las trabajadoras sobre los peligros potenciales del radio, por lo que la exposición constante y directa al radio resultó en la acumulación de radiación en sus cuerpos, lo cual tuvo consecuencias devastadoras para la salud de las chicas del radio. Entre otras:
- Cáncer de huesos y mandíbulas: las trabajadoras comenzaron a desarrollar cáncer de huesos, especialmente en las mandíbulas, conocido como necrosis de la mandíbula o mandíbula de radio.
- Fracturas espontáneas: el radio se acumulaba en los huesos, debilitándolos y provocando fracturas espontáneas y otros problemas graves.
- Anemia y problemas del sistema inmune: la radiación también afectó el sistema inmunológico y la producción de glóbulos rojos, causando anemia y otras afecciones hematológicas.
Las chicas del radio, enfrentando dolor y sufrimiento, comenzaron a buscar justicia contra las empresas que las habían expuesto al radio sin advertirles de los riesgos. Esta lucha marcó un punto de inflexión en la historia de la legislación laboral y la seguridad industrial.
Dos de las trabajadoras más destacadas en la lucha por la justicia fueron Catherine Donohue y Grace Fryer. A pesar de sus graves problemas de salud, llevaron sus casos a los tribunales para obtener compensación y reconocimiento. Los juicios resultantes, conocidos como Radium Girls Trials, llevaron a la implementación de regulaciones más estrictas sobre la exposición a sustancias radiactivas y la protección de los trabajadores en general, tanto por accidentes laborales como por enfermedades laborales.
El trágico destino de las chicas del radio es un recordatorio de los peligros de la radiación y la importancia de la seguridad en el lugar de trabajo. Su valentía al enfrentar a las empresas y luchar por la justicia dejó un legado duradero en la legislación laboral y la conciencia pública sobre los riesgos de la radiación que todos debemos agradecer.
Otras Parejas Colaborativas
Para terminar este documento, me gustaría indicar que, en el mundo de la ciencia, ha habido varias parejas colaborativas que, al igual que los Curie, han dejado huella en la historia. Algunas de ellas son:
Willard Libby y Leona Woods: Willard Libby, ganador del Premio Nobel de Química en 1960, trabajó estrechamente con su esposa Leona Woods. Juntos realizaron importantes investigaciones sobre la datación por radiocarbono.
Gerty y Carl Cori: esta pareja de bioquímicos ganó el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1947 por su trabajo sobre la conversión del glucógeno. Su colaboración revolucionó la comprensión del metabolismo de los carbohidratos.
May-Britt y Edvard Moser: estos neurocientíficos noruegos ganaron el Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2014 por sus descubrimientos sobre las células que constituyen un sistema de posicionamiento en el cerebro.
Estas parejas, al igual que los Curie, muestran cómo la colaboración y el apoyo mutuo pueden conducir a avances científicos extraordinarios. ¿Conoces alguna más?
Graciaspor haber llegado hasta el final. Ahora, además, te lanzamos otra pregunta: ¿Conoces alguna científica más de la era victoriana o eduardiana que participase en algún conflicto bélico).
La fascinante vida de Marie Curie: su relación con Einstein, la prensa y su amante
por Carmen Nikol
