Lodos y barros: de Sykes-Picot a ISIS

En los albores de 2018, me hallo junto a Concha, la redactora jefe de El Íntegro (y mi jefa) sin más remedio que confesarme. Por fin le comunico, muy a pesar de lo que me pueda pasar (que me crea loca y me eche o bien que ignore lo que le diga y me dificulte la gestación del próximo artículo) que soy una transtiempo, que mis padres lo eran también; que tenemos una logia en Blasco Ibáñez (la Transia –de la que ninguno de nosotros vamos a reconocer su existencia ni su ubicación real). Le confieso, también, que si se lo estoy diciendo ahora es porque la necesito implicada y sabedora de lo que este peligroso artículo requiere de ella. Le filtro, por fin y de primera mano, que viajo en el tiempo (que transviajo) y que es por ello que puedo escribir tantos artículos de los que se enorgullece, aquellos que le generan las mejores ventas, las anteriormente jamás conseguidas por nuestro diario, sobre todo por nuestro especial dominical (Carácter Sincrónico ーun título que me aceptó hace ya 5 años).

ーRebeca, pero… ¿y qué quieres que haga ahora? Joder, que somos periodistas, no funambulistas, ni ilusionistas de ningún tipo. ¿Qué quieres? ¿Que te crea porque la vida tiene componentes de misterio y porque siempre te digo que ni mi querido Carl Sagan podría explicar todo el universo? ¿Que de veras actúe acorde con semejante gilipollez y que siga tranquila contigo trabajando bajo este mismo techo? ¿Qué te ha pasado? ¿De dónde coño te viene esta locura? ¿O es que lo has soltado para, sencillamente, verme reaccionar a semejante imbecilidad y que tenga que salir de esta cama que me tiene harta de reposo? Cariño… ¿qué te pasa?

ーBueno, Concha. No te he dicho nada. Olvídalo si puedes. Necesito tu ayuda. ¿Me vas a echar o lo que me echas es una mano y seguimos trabajando?

ーNo me preguntes eso ahora. Me ducho y nos vamos: tienes que ayudar a Liz a terminar el artículo de Mata Hari. Estás muy rara últimamente, mira que no querer firmarlo tú… ¡Estás fatal hija! Si quieres vacaciones, las tienes y bien pagadas, pero regresa sana. De verdad, Rebeca… ¿Desde cuándo no te han echado un buen polvo?

ーMira, no te he dicho nada pero no me sueltes comentarios machistas que sabes que ahí si me dan ganas de dejarte aquí.

ーVale, vale,… perdona. Dame 10 minutos. ーme dice mientras se levanta y se va, moviendo la cabeza y riéndose. ¡Menuda penca!

Concha es así de insoportable. La admiro y la adoro. Y la necesito (ahora más que nunca). Pero, no puedo con ella: no pierde ocasión para quemarme con comentarios machistas. Por eso casi ni respiro por las oficinas. Me vuelve loca y yo a ella también. Espero poderle demostrar que no le he mentido porque, sin su influencia diplomática, no voy a poder resolver mi ambicioso objetivo: Gran Bretaña y Francia han de conducir, en esto, a los EEUU.

Quizá, para que me crea, deba hacer cuatro transviajes cortos delante de ella. Los hago, me llevo el móvil, fotografío momentos que me pida y… se los muestro. A ver si así avanzamos. No sé: el momento en que descubrieron la Piedra Roseta o cuando murió Gala (la de Dalí, que es que le encanta); igual pueda mostrarle la entrada de los enardecidos iraníes en la embajada americana o de cuando le comunicaron a Nerón que Roma estaba ardiendo (esto la dejaría muerta, demasiado fuerte; ella sigue creyendo que fue él quien la quemó). Sí: algo así haré. A Liz tuve que hacérselo también y ahora está tranquila, lo lleva bien y le ayudo tanto como puedo (ya sabe que no puede decirlo sin pasar por una pirada). ¡Ah! ¡Lo tengo! Le pasaré alguna foto mía con Mata Hari, de las últimas que nos hicimos en su piso. Y, si ni así funciona (porque la ve trucada), desapareceré delante mismo de sus morros. Lo que haga falta.


Este capítulo de mi diario me va a costar bastante, lo veo venir. Desde luego, no va a ser de una tirada que consiga escribirlo porque no solo deseo escribir sobre la perversión entre tiranos y gobernantes manipulados, del pasado y del presente, sino que deseo conseguir una respuesta política en la actualidad, en esta actualidad tan insultante y corrupta. Y me temo lo peor. Siento terror de estar metiéndome en un jardín demasiado comprometido y comprometedor. Sin embargo, creo que es un buen momento y que, aunque tenga un remedio imposible (o eso parece), vale la pena que lo intente.

Siempre he sospechado que a mis padres los mataron, que no fue un accidente de tráfico casual. Mi padre estaba inmerso en la investigación del acuerdo Sykes-Picot: un acuerdo entre franceses y británicos que enmudeció a los árabes (prudentes, aún), complació a los judíos, recató a los rusos (una forma ingenua de verlo, pero certera en su momento) y generó una historia de sistemas de gobernación internacionales que ayudarían a los EEUU a tomar el testigo y a potenciar la apertura de una caja de pandora tras otra. Como a Lawrence de Arabia, estoy segura de que, a mi padre, se lo quitaron del medio con un accidente. Y también a mi madre, sabedora y colaboradora de todo lo que él hacía, la incorporaron en ese fatal destino.

Desde que murieron, no he cesado en mi necesidad de aclarar en qué punto estaban de la investigación. Sé que tenían archivos muy explícitos y desarrollados. Los llevaron a nuestra logia pero alguien (otro transtiempo, sin duda) los eliminó. Lo que no logro entender aún es por qué nuestro gobernador, nuestro Transpaus, no tiene explicaciones para ello, así como que tampoco admita ser consciente de haber existido jamás ese documento. Porque yo lo vi: lo vi en casa y vi cómo lo depositaba en el archivo valenciano. Y, para llevar a cabo ese depósito, él mismo debía permitirlo. Nuestro Transpaustare, el gobernador internacional de todas las logias, dice no saber nada tampoco. Le he enviado un correo y me ha contestado que va a investigar sobre ello. Veremos de qué va esto, pero me tiene intranquila y aún no me siento capaz de transviajar para ver la muerte de mis padres. Aún no.

Posible estampa de Gertrude Bell
Desarrollada mediante IA por Carmen Nikol

Gertrude Bell tiene mucho que ver con lo que me propongo hacer: era intrépida, muy valiente. E ingenua. No me atrevería a decir que nos parecemos, pero tampoco que distamos un ápice en lo que hace referencia a buscar el bien más común. Pero, Gertrude se había equivocado y sí quiero distanciarme de ella.

En 1923, cuando el Imperio Otomano se estaba despedazando desde hacía varios años ya, Gertrude usaba su amistad con los árabes (de Arabia) y su influencia diplomática en Londres para crear una cierta estabilidad entre la población del Oriente Medio. Su diario es sincero y así lo indica. Consiguió mucho pero, con todo, ¡qué error el suyo! Forjó caminos inalcanzables por hombres y mujeres. Pero… ¡éste! ¡El de las fronteras del estado de Iraq! Sin quererlo, convirtió uno de sus caminos en el camino más errado: con el apoyo de Gran Bretaña, formó y puso a Faisal (el traicionado por todos y, por entonces, su hombre de confianza) como rey del nuevo estado de Iraq. Faisal era sunita y, por supuesto, no era el apropiado para gobernar una zona chiita (ni siquiera para gobernarla como títere de Great Britain). Este movimiento fue un craso error, como todo lo que de ello sobrevino. Para comenzar y a falta de himno propio, aún, sonó Dios salve a la reina el día de la coronación de Faisal. Ni él ni sus futuros lacayos sentían una nota de ese himno: nada, ni les rozaba la piel (pero les erizaba cada uno de sus pelos).

Gertrude pensaba que los panarabistas serían los generadores de un estado moderno, una fuerza renovadora que ayudaría a generar paz en una zona que no deseaban que gobernasen los turcos (para aquellos entonces, los únicos que aún luchaban por mantener unido el mundo árabe, el hijo mimado del grandioso y agonizante Imperio Otomano). Bell soñaba. Quizá por haber sido la única mujer a la que confiaban viajes y tretas para llevar a cabo acciones diplomáticas en la zona. Y no quería recordar la historia ni las luchas entre religiones pasadas. Tampoco quería ver el presente de las culturas que tanto adoraba. Como un niño que, tapándose los ojos, cree que desaparece.

Bell pensaba que el pueblo árabe, en todo caso, debía vivir bajo el mandato del Imperio Británico. Pensaba que el árabe era como un niño muy viejo y que no sabía gestionarse solo. Así mismo, o parecido, pensaba de la mujer: para ella, no debía votar hasta que no decidiese salir de las tareas domésticas. Asi era Bell.

Posible estampa de Gertrude Bell junto a Lawrence de Arabia
Generada mediante IA por Carmen Nikol

A sus 50 años, Gertrude no tenía ni una arruga en su rostro: un rostro que conseguía mantener blanco, a pesar de las horas de sol del desierto, ese desierto que tanto amaba y que tanto pisó sobre los lomos de un dromedario. Viajó como una nómada más entre un mundo de hombres. Detestaba el machismo y, sin embargo, encajó en el más acérrimo, acercándose a las jaimas de jefes de algunas tribus. La atendían y cuidaban, mientras ella se dedicaba a aprender de ellos. A menudo les regalaba algunos artículos que ellos apreciaban de por vida (pistolas, binoculares… utensilios que siempre podrían utilizar y que les otorgaban aún más solemnidad y credibilidad entre los suyos). Aprendió varios idiomas orientales, además de los que ya sabía (Inglés, Italiano y Francés), pero hablaba con fluidez el Árabe y el Persa, ambos de gran ayuda para mejorar sus tareas diplomáticas y consolidarse como la mediadora ideal en la zona, pues a ello se sumaba que ya conocía varios países y sus costumbres (Persia, Siria, el desierto de Arabia, Jordania y Palestina). Era historiadora, escritora, arqueóloga e hija de una de las familias más influyentes del Reino Unido. Esto, por supuesto, no le hizo ningún mal en su prometedor futuro. Se dice que fue espía. Y lo fue, en cierto modo: como viajera, conocía más que ningún otro occidental cada una de todas esas tribus en conflicto. Su apuesta, siempre fue la de instaurar un nuevo país en la región: uno hachemita. Faisal (فيصل بن حسين) fue el último heredero legítimo de tal legendaria dinastía (jerifes de la Meca y descendientes de la mismísima familia de Mahoma). Y si bien fue un títere que bebió de los dedos de Lawrence de Arabia, también era feliz con el cargo que le iban a otorgar: fundador del nuevo estado de Iraq. Todo nuevo: las fronteras, las pretensiones y los gobernantes.

En 1919, tras la caída del Imperio Otomano, Gertrude realiza un informe sobre Mesopotamia que la llevó a encumbrar un papel muy importante en la región, a pesar de ser un informe más favorable para los árabes que para los propios ingleses. Sin embargo, antes debió conseguir un cargo de diplomática inglesa (Secretaria Oriental y, posteriormente, Oficial de Enlace) ayudando a los suyos, trazando mapas de rutas fiables e indicándoles todo lo que debían saber para ganar en cada una de las batallas. Sabía, además, que como diplomática inglesa (y no como enfermera de la Cruz Roja Francesa, su otra opción para regresar –algo que comenzó a preparar cuando estalló la Primera Guerra Mundial), conseguiría influir en muchas más cuestiones y recibiría las ayudas que requiriese.

En 1921, asistió a la Conferencia de El Cairo. Allí, Winston Churchill reunió a los orientalistas. Ella, junto con Percy Cox y Lawrence de Arabia, tuvieron la tarea de redefinir los intereses ingleses en la zona, así como de trazar las fronteras del nuevo estado árabe. Percy había sido quien más ayuda había recibido, anteriormente, por parte de la secretaria oriental y bien sabía, pues, que ella era la más indicada para trazar un plan fronterizo, así como para designar a los futuros gobernantes. Lo sabía bien porque le había encomendado controlar a John Philby: éste debía aprender todas las sutilezas políticas que fuesen necesarias para realizar avances en el área a ocupar. Y Bell lo hizo magistralmente: gracias a su pericia, Philby avanzó presto y veloz, infalible en territorios por él desconocidos. Por ello, Cox siempre la tuvo en la mejor de las estimas y, ahora, se lo devolvía apoyándola, junto a Lawrence, para que Churchill recibiese la mejor de las ayudas en aquel difícil y crucial contexto: la ayuda de la Dama del Desierto (como la llamaban muchos de los que la conocieron, los cuales también la llamaron Dama de Estado). Esa dama que, por ser dama, quedó eclipsada por la figura de su alumno, Lawrence de Arabia (el cual la admiraba por su sabiduría sobre las culturas de la zona). Quedó eclipsada hasta 1991, cuando encontraron sus extensos escritos. Pero, aún así, siguió quedando en la sombra de Lawrence. Otro machismo más… ¿O acaso alguien puede reconocer su nombre?

Durante la Conferencia de El Cairo, no escatimó esfuerzos para conseguir que dos de los hijos de Hussein ben Ali, jerife de La Meca y rey del Hedjaz, ocupasen los reinados de Transjordania y el nuevo estado de Iraq. Consideraba a los hachemitas como los verdaderos herederos del estado islámico puro, así como los más moderados. Y, si bien lo hizo con un buen objetivo (ayudar a todos los musulmanes de la zona árabe de Mesopotamia), no calculó bien. Gracias a ello, sin embargo, consiguió que lo que de allí partiese, de allí no se fuese: fundo el país, Iraq, y su museo nacional (de manera que todo lo que los arqueólogos hallaban iba a parar allí). Faisal había sido ninguneado en su país de origen (Siria) y ahora iba a ser un títere: sería el primero de la larga lista de gobernantes títeres que regentarían países provenientes de anteriores colonias del Imperio Británico.


Como nota, vale la pena destacar que tanto Gertrude Bell como Winston Churchill provenían de dos de las familias más adineradas de Inglaterra y, aún pudiendo ser personajes frívolos, hijos mimados y no comprometidos, ambos fueron grandes luchadores: no sabían quedarse en casa.

Winston Churchill por Carmen Nikol

Concha me estaba escuchando atentamente.

ㅡ¿Por qué necesitas que te crea?

ㅡPrimero, porque ya es hora de que me conozcas mejor.

ㅡVale, Rebeca. Te conozco lo suficiente. ¿Qué más?

ㅡNecesito que me conciertes una visita, una entrevista con dos presidentes: una con Macron y otra con Theresa May.

ㅡExplícame bien de qué va esto. Vas demasiado dura. No concibo qué puedes necesitar y por qué me pides los dos a la vez. De ser más diplomática, me estarías pidiendo primero una y luego el otro, pero esto es presión. ¿Qué buscas?

ㅡConcha, si no me crees en lo que te he contado, al menos necesito que me facilites estas entrevistas sin preguntarme más. Necesitaría que ambas fuesen el mismo día y con una razón sencilla, testimonial: como para que puedan dar una opinión corta sobre lo del independentismo catalán.

ㅡRebeca, me estás poniendo nerviosa y me estás dando el día. No tengo suficientes fuerzas, así que te invito a cenar y lo charlamos. Pide mesa a las 21 h en el restaurante de Cipri. Allí estaremos bien.

ㅡDe acuerdo.

Allí estábamos, sentadas a las nueve en punto (ambas somos muy puntuales). Cipri nos puso en un rincón, como le pedí. Nos dejó tranquilas tanto como pudo y supo que yo lo necesitaba. No me preguntó más.

ㅡSupongamos que te creo, Rebeca. ¿Por qué Macron y May? ¿Tiene que ver con el Brexit? ¿Algo que quieran ocultarle a Merkel y de lo que tú te hayas enterado?

ㅡSí, supongamos que me has creído (aunque no me has preguntado nada sobre ello, pero… supongamos). Nada, no tiene nada que ver con eso. Tiene que ver con que voy a viajar a Oriente Medio, concretamente a 1917. Quiero conocer a Mark Sykes y a François Georges-Picot, el inglés y el francés que acordaron la partición del Imperio Otomano.

ㅡ¡Jajajajaja! ㅡme soltó una carcajada que asustó a la sala y perdimos toda intimidad.

ㅡPor favor, Concha, sé discreta.

ㅡPero… ¿tú te escuchas?

ㅡSupongamos que me crees, hemos dicho. ¿De acuerdo?

ㅡUff… vale. Bueno, ¿y qué? ¿Qué preguntas quieres hacerles a los presidentes actuales? ¿Me vas a meter en un lío?

ㅡTe voy a conseguir una exclusiva sin precedentes. Pero, solo si estás preparada. ¿Lo estás? ¿O cuestionas que aporte una influencia negativa al diario?

ㅡLa verdad es que, hasta ahora, nada indicaba que fueses a representar un problema para El Íntegro. Parece más tu hijo que el mío.

ㅡConcha, échame un cable con esto. Yo sola no puedo. Tú tienes contactos de los que tirar. Gente discreta que confía en ti. Será como lo de los Papeles del Paraíso: compartiremos la noticia pero solo tú tendrás el artículo.

ㅡBueno, Rebeca, ¿cómo puedes demostrarme que no te estás volviendo loca?

ㅡMañana, en cuanto tengas un hueco en algún lugar que podamos estar a solas, lo haré. Nada más necesito eso, además de que no te vuelvas loca tú tras comprobarlo.

ㅡMira, prefiero no hacerlo. Tienes razón: a ver si esto puede trastocar nuestra amistad y, sobre todo, el trabajo. Voy a procurar esas dos entrevistas y, en cuanto las tenga, debes de estar preparada. Seguramente, serán en Bruselas, aprovechando alguna reunión allí. Si has de elaborar alguna estrategia, comienza ya.

Nada más. No quería conocerme. No estaba preparada. Pero, no podía obligarla.

Me faltaba revisar al detalle lo de la administración internacional de Palestina. Así que, sin más remedio, me adentré en todos los documentos que pude: algunos de la logia (que los tocaban de refilón) y muchos de las bibliotecas orientales. Para mí, era más fácil, en esta ocasión, viajar a los países actuales para obtener las fuentes. Una mujer como Gertrude sí podía viajar por Oriente Medio a principios del s. XX, pero pocas como ella (muy pocas más, a parte de las mujeres de los diplomáticos ㅡque ni pinchaban ni cortaban nada). Pero yo contaba con mis transviajes. No iba a ser tan efectiva como ella (que casi se había mimetizado con aquellos) pero sí podría viajar con mayor facilidad que Bell.


Durante dos semanas, he estado viajando para obtener copias de documentos sobre el Mandato británico de Palestina y el Mandato británico de Iraq, así como del Mandato francés de Siria y el del Líbano. Creo que dispongo de suficiente información para poder elaborar este artículo y creo que Concha lo va a acabar agradeciendo.

Mañana me voy a Bruselas. Concha ha conseguido lo imposible: se ha reunido en un restaurante con sendos gobernantes. Sienten curiosidad por mi artículo: les ha convocado sin excusas. Consideran, según ella, que deben conocerme y ver qué pretendo escribir. Supongo que puedo alegrarme en parte, pero temo que no sea tan fácil, sino que quieran conocer, en primera persona y en un ambiente tranquilo pero en el que sigan manteniendo el cargo y, de algún modo, puedan intimidarme si es que les resulta necesario. Para mí, que hayan aceptado demuestra que esos países de Oriente Medio y su relación con ellos tienen mucho que ver, aún, con lo que allí aconteció.

Hablamos todos en Inglés, en una sala privada. Han cambiado el restaurante por esta sala y me han descolocado. Temo que pueda pasarme algo.

Macron me pregunta primero si lo que quiero escribir tiene que ver con el sionismo. May y él, claramente, han acordado los términos de esta entrevista.

ㅡNo, no directamente. Tiene que ver con Donald Trump. Para conseguir expresarles mi intención, les ruego que me escuchen. Perderíamos una gran ocasión si, por expresar algo que no desean que responda, cancelasen mi exposición.

Aceptan ambos.

ㅡDonald Trump parece usar su silencio en Oriente Medio. Putin, por ahora, no se pronunciado y Uds. tampoco. Netanyahu les está pidiendo que se pronuncien a favor de la propuesta de Trump para que cesen, cuanto antes, las batallas que allí se están dando. ISIS va a usarlo, como siempre. Y mi propuesta, con esta entrevista es que utilicen este momento para reivindicar la culpabilidad de cuanto allí acontece, de las bases de los conflictos que hoy se conocen: que requieran que toda fuerza armada que haya en la zona regrese. Toda: rusa, americana, francesa, inglesa, etc. Que declinen poner títeres ni colonias y que propongan un armisticio haya donde haya guerra en Oriente Medio. Que prueben a conceder una tregua para ver cómo se regeneran.

ㅡSeñorita, ¿Ud. se da cuenta de lo que está pidiendo? ㅡme dice Macron.

ㅡEso es imposible, señorita Rebeca. ㅡme dice May.

ㅡEfectivamente: les estoy pidiendo una utopía. Pueden decirme que es porque si no lo hace un país, lo hará otro. Que, en cuanto un bando de los de allí solicite armas, alguno de Uds. se las venderá. Que allí seguirán en guerra y deberán participar porque es un pastel que todos ustedes quieren o que, al menos, ninguno querrá quedarse atrás si entra alguno de los occidentales. Que hasta China podría entrar en profundidad y acabar quedándose con el poder petrolífero y armamentístico.

ㅡAsí es. ㅡme dicen prácticamente a la vez ambos, en cuanto me callo.

ㅡDe acuerdo, éste era el punto de partida para introducirme en la propuesta real que deseo hacerles. Dado que nunca va a acabar y que solo vamos a ir avanzando por períodos, según los intereses y fuerzas de cada uno de los países que allí están implicados; dado que esto ha sido lo que ha frenado las guerras principales en el mundo occidental (dentro del propio mundo capitalista); dado que es parte de nuestra raza el ambicionar y generar desgracias… Construyamos un marco beligerante distinto: Uds. dos pueden impulsarlo, tal y como hicieron entonces.


Para seguir concretando qué hicieron y cómo la polvareda de entonces ha fraguado en estos lodos y barros, quiero dejar escrito (en este punto de mi diario y para quien pueda leerlo en el futuro) cómo el Acuerdo de Sykes-Picot (ingleses y franceses) se llegó a llevar a cabo y por qué.

En 1915, en noviembre, se llevaron a cabo las negociaciones que se firmarían el 16 de mayo de 1916, el susodicho Acuerdo de Sykes-Picot. La zona de Mesopotamia (nuestro Oriente Medio actual o lo que podemos decir que se constituye entre Líbano, Jordania, Palestina, Israel, Iraq, Siria, una parte de Turquía, otra de Arabia Saudí y otra de Irán ㅡaproximadamente lo que queda en el cogollo entre el Mar Mediterráneo de la zona y el Caspio) tenía un embrollo muy importante derivado de la progresiva disolución del Imperio Otomano. Las potencias europeas y Rusia quisieron aprovecharse de esta circunstancia y entrar a favorecer a los díscolos del Imperio Otomano (en un primer momento, Grecia). Esto, no solo ayudaría a beneficiarse de cualquier recurso natural sino que, además, permitiría gestionar los accesos a algunos puertos que el Mediterráneo oriental ofrecía.

Grecia compartía con algunas zonas del Imperio Otomano la misma religión: la Cristiana Ortodoxa. No hablaban las mismas lenguas y no estaban cerca, pero tenían ese nexo en común. Durante siglos, todas las etnias y religiones del Imperio Otomano vivieron en una paz relativa. Desde los Balcanes a Anatolia y desde Mesopotamia a Tierra Santa, los millet organizaban las comunidades bajo un mismo clero, responsable de organizar a sus comunidades y pagar sus impuestos. Es decir, no fue ni la religión ni la etnia lo que generó las primeras revueltas. Fue la política: la idea irreconciliable con el sino de un imperio que produjo la Revolución Francesa.

Grecia fue la primera inquieta tras los ideales de la Revolución Francesa: detestaba la supremacía musulmana. Los no musulmanes del imperio, no podían llevar armas, pagaban más impuestos y no podían hacer proselitismo. Y, a Grecia, además le asaltaba la memoria de su propio antiguo imperio griego, el de Alejandro Magno. De modo que en 1821 estalló la primera revuelta griega que acabaría siendo una guerra de independencia. Gran Bretaña, Francia y Rusia tenían intereses en participar en cualquier revuelta contra el gran Imperio Otomano que ya existía desde hacía cuatro siglos. Estas tres naciones, fueron buscando el modo de unirse entre sí de dos en dos, según el momento y el objetivo pero siempre para mermar el poder de la tercera. Y fue siendo así desde 1821, desde esa primera revuelta, hasta 1916, cuando se firmó el tal Acuerdo de Sykes-Picot. Entre medias, todos formaron colonias dentro del Imperio Otomano: Alemania, por su parte, favoreció a los turcos (un área parecida, pues no era nuestra Turquía actual) y los rusos a los búlgaros (una nueva nación por entonces), etc. Pero, el caso es que en el ‘16, debido a los propios problemas entre bolcheviques y zaristas, Rusia quedó algo desplazada de los avances en el Imperio Otomano y esto fue aprovechado por Francia y Gran Bretaña. Alemania continuaba favoreciendo a la otra parte del Imperio Otomano (árabe, pero musulmana ㅡhay que recordar que no todos los árabes eran musulmanes ni siquiera lo son aún hoy en día).

Todo esto anterior, en cuanto a la primera semilla del desastre actual: identidades religiosas, políticas y de intereses en recursos naturales y comerciales del pasado (derivados de vastos imperios anteriores como el romano o el griego).


Pero, yo visitaba a Macron y a May (dos pobres participantes, al fin y al cabo, en la actualidad de los conflictos) y aún me faltaba concretar más datos, no solo del pasado, también de la segunda mitad del s. XX y del XXI porque ISIS viene de la identidad musulmana del Imperio Otomano, sí, pero también de otros polvos…

ISIS o DAESH es la transformación (el lodo) de las decisiones (los polvos) tomadas por Gertrude Bell y Winston Churchill sobre el territorio de Oriente Medio a principios del s. XX. El Estado Islámico del Iraq y el Levante, ISIS o DAESH (su acrónimo árabe) es un ejército de yihadistas salafitas (aquella faceta islámica fundamentalista que recibió, históricamente, la imposición del la mayoría sufista suní por aquellos lares, gracias, en parte, al Great Britain y Faisal ㅡsu rey títereㅡ, cuando crearon el nuevo estado de Iraq). En sus orígenes, ISIS nace de una facción de intelectuales radicales islámicos que conocen bien que las fronteras que les impusieron separaban a Siria de las antiguas provincias otomanas de Mesopotamia: Basora (mayoritariamente chiita), Mosul (mayoritariamente kurda) y Bagdad (donde convivían chiitas, sunitas, judíos y cristianos). Se reúnen para constituir una nueva tendencia musulmana que reclame el territorio originalmente musulmán (o de poder musulmán) del Imperio Otomano y de todas las zonas de la Tierra en que hayan podido tener imperativo en la historia de su religión. Originalmente, manipulan a ciertas masas con esta nueva defensa religiosa, si bien no reciben el apoyo de toda la comunidad musulmana, ni siquiera de las zonas desde donde parten: Iraq, su punto de constitución. Pero rápidamente se trasladan hacia Siria, debilitada por una guerra civil (la que aún sufren, hoy en día). ISIS considera que todas sus tierras son ricas y que deben recuperarlas. Ellos sí conocen la historia del Acuerdo Sykes-Picot. Conocen toda la historia del Imperio Otomano y también la historia del s. XX y del XXI, así como la del Al-Ándalus y demás ligadas al pueblo musulmán. Sin embargo, la usan manipulada: al fin y al cabo, entre los musulmanes (como entre los cristianos) se han ido generando algunas nuevas tendencias de culto y ellos quieren la suya. La identifican con el mundo musulmán porque es su punto de partida. De ahí que, aunque el resto de facciones musulmanas no deseen identificarse con ISIS o con la interpretación que le dan al Corán (que no la comparten), no puedan evitar que DAESH les recuerde (a ellos y al resto de identidades religiosas) que parten del mundo musulmán y que quieren ser la nueva facción poderosa dentro de esta identidad (a pesar de existir otras como los chiíes o los suníes, por ejemplo).

Para conocer algo más de lo que los originales y algunos de los actuales miembros de ISIS conocen (no todos, por supuesto, pues hay muchos que solo son radicales incultos manipulables), nos tenemos que remitir al complejo sistema de reyes títeres que han impuesto en su zona. Siria es resultado de ello, pero hay más. Así que es un buen momento (en este diario y nuevamente) para recoger las tendencias migratorias y de poder que allí se han dado durante el s. XX y el s. XXI.

Su califato inicial se basó entre las zonas de Iraq y de Siria y esto tiene mucho que ver con Sykes-Picot y sus fronteras de posguerra. May y Macron, es de suponer que conocen también todo lo acontecido hasta entonces y cómo ello les convierte en los que recogen un testigo asesino y un poder que nunca desearán perder para sus naciones actuales. Por ejemplo, España, a pesar de su pasado imperialista, no busca esos poderes en la zona, pero no puede quedarse al margen si quiere seguir en la Europa del s. XXI. Con todo, no es lo mismo. No cuenta con colonias ni reyes títeres.

Los palestinos, los kurdos (otra facción musulmana que está repartida entre Siria, Iraq, Irán y Turquía ㅡmuy a pesar de algunos tratados internacionales que desearon darles un territorio/estado como a los judíos en Palestina), los armenios… son varios de los pueblos de Oriente Medio que no han conseguido destacar (o peor aún, han sido masacrados). Ni militarmente ni territorialmente, a lo largo de la salida del Imperio Otomano ni a lo largo del s. XX ni del s. XXI, estos pueblos no han podido ser vinculantes para su propio beneficio pero sí lo han sido, como excusa por sus revueltas, para el beneficio de otros poderes. Eso es muy largo y, por desgracia, no lo voy a hacer vinculante para mi conversación con Macron y May (tampoco aquí son vinculantes, lamentablemente).

El canal de Suez y el hecho de que pase por Egipto y de que la financiación de su última instauración fuese a través del tripartito Egipto/Inglaterra/Francia tiene algo que ver con que algunos puertos del Mediterráneo, que lindan con Oriente Medio, sean clave para algunas guerras de poder llevadas a cabo allí. Que el 60% de las reservas de petróleo y de gas natural partan de aquella zona también tiene algo que ver con todo esto. Si bien el gas no era una energía que se estuviese utilizando en los inicios del s.XX, sí se comenzó a usar el petróleo para sustituir el carbón como fuente de energía en casi todo lo que pudieron irlo incorporando (principalmente en los buques, además de ser el carburante de gran parte de los automóviles (pues, otros eran aún de vapor).


Me consta que, en unos años, hacia el 2022 (por los transviajes que hago) esto va a ir cambiando como consecuencia de la guerra que Putin lanzará contra Ucrania, pero aquí no quiero liarla más, por ahora.


Querer ocupar, primero con colonias y luego con países creados por acuerdos y con reyes títeres, no es, pues, el fruto de un deseo en balde. Organizarse en la zona era absolutamente necesario por entonces y hasta ahora. Y toda maldad que se derivase o derive por tal de seguirla controlando no es, pues, tampoco baladí. De hecho, yo sabía que mi propuesta para Macron y May no iba a ser más que un absoluto despropósito: la única razón para que abandonen Oriente Medio en su totalidad es el agotamiento de las fuentes de energía que allí se explotan. Mientras tanto, han de intentar (con organismos internacionales y nacionales) seguir organizándose para no llegar a una tercera guerra mundial y poder establecer mercados coherentes con cierta paz para seguir beneficiándose todo el mundo occidental.

No les sobra, por otra parte, a ninguno de los bancos (o a casi ninguno ㅡsi te interesa, lector, puedes consultar el tuyo por la compra de una acción, pues ya serás parte de sus capitalistas) la ingente inversión en la industria armamentística que proporciona todo conflicto. Y Oriente Medio les ha proporcionado muchísimo dinero a ellos y a todas las naciones que produzcan armamento (como España ㅡde ahí su necesidad de seguir en vereda, entre otros motivos).

Entonces, vale la pena que diga que, habiendo conseguido el interés de Macron y de May (hasta el punto de tenerlos sentados frente a mí), me encontraba con la siguiente situación: sabía que, por mucho que hablase de ISIS, lo verían como un mal menor, algo con lo que contar que, además, generaba uno de esos provechosos conflictos entre ramas musulmanas. Lo que no tenían estudiado y con lo que no podían contar era con el sistema low cost y con algunos ataques a occidente que les pudiesen comprometer demasiado con la población o, incluso, con sus propios intereses políticos. Tampoco podían conocer los avances rusos y americanos en su absoluta certeza.

Por lo que, también vale la pena conocer aún más lo que ISIS, Macron, May, Merkel, Putin, Trump (y otras identidades sociales que desean su propia nación) evitan y potencian si hablamos de un posible avance hacia la III Guerra Mundial, así como qué se están jugando en Oriente Medio.


Para acabar de analizar el caos ordenado que nos secuestra las noticias todos los días en la sección de Internacional desde hace ya mucho, voy a acabar de sintetizar lo que ocurre en Siria y en Palestina. Y, tras esto, seguiré con mi reunión con Macron y May.

Oriente Medio tiene una situación tricontinental y trioceánica (o trimarítima), incluyendo tres líneas costeras regidas por tres penínsulas (Grecia, Arabia y Turquía) que envuelven, con el mar Mediterráneo, tres estrechos que unen tres mares adyacentes (el Adriático, el Negro y el Rojo). En esos tres continentes están los cuatro ríos que han fomentado las guerras de vecindad de la zona (el Tigris, el Éufrates, el Nilo y el Danubio). Y flota sobre un mar de hidrocarburos que, hoy más que en la primera mitad del siglo pasado, son explotados. Ahora, principalmente, por Israel, EEUU y Gran Bretaña. Es decir, los árabes y oriundos no consiguen ganar el beneficio que de su explotación se genera.

Sí, desde occidente conocemos que es una zona con muchos desiertos. De hecho, la Siria actual, como la de antaño, tiene un elevadísimo porcentaje de territorio que es desierto. También tiene a Bashar Al-Assad, hijo de un rey títere (familia del que allí puso Francia tras su responsabilidad derivada del Acuerdo Sykes-Picot). Hoy en día, Siria tiene implicados (en alguno de los bandos de su guerra civil, ya sea pro Assad o en su contra) a varios interesados en sus recursos y en las consecuencias de su conflicto: EEUU, Rusia, ISIS, Jordania, los estados del Golfo Pérsico (Emiratos Árabes Unidos, Catar, Arabia Saudí, Baréin, Omán y Kuwait), Irán, el frente Al-Nusra, Hezbolah, los Kurdos (los voy a poner en mayúsculas como si fuesen un país y no como si fuese un gentilicio ㅡya que el Kurdistán se les queda corto), Turquía y los rebeldes de la propia Siria. En general, se unifican en dos bandos: los progubernamentales (que van con Rusia y Bashar Al-Assad) y los contrarios (que van con los rebeldes y con EEUU). Como una guerra fría, pero mucho más pronunciada y en la que los que sufren no son ni los civiles rusos ni los americanos, sino los sirios.

Los rebeldes sirios fueron los primeros en recibir las primeras balas en las manifestaciones de su primavera árabe (con la que, como ocurría con otras zonas árabes, se solicitaba una mayor democracia; una real, no la del postín occidental de Al-Assad). De hecho, ese territorio mayoritario de Siria que se conforma de un gran desierto, tiene pocos habitantes, en comparación con las zonas no desérticas (claro está). Y, de hecho, en las zonas más habitadas, tiene sentido que se rebelen los antigubernamentales porque son la mayoría: una mayoría suní y, además, algunos chiitas del bando del rey títere Assad, que se pasaron al bando de los suníes, de manera que se puso serio el tema hasta comenzar la guerra civil que tantas desgracias nos muestran en los telediarios.


Como nota extra, antes de seguir, he de decir que Macron, a diferencia de sus predecesores Nicolas Sarkozy y François Hollande, no toma como prioridad que Assad salga del poder, y así se posiciona con Trump, para que lo prioritario sea que los terroristas desaparezcan de la zona (pasándose, por tanto, al otro bando). Pero sigo…


El control de Siria es interesantísimo para tantas naciones y rebeldes del país (sean laicos o no) porque Siria tiene uno de los grifos de acceso del petróleo al Mediterráneo (y, por tanto, al mundo occidental capitalista), evitando la obligación de pasar por el canal de Suez. Y… si cortas el grifo, fastidias a todos los que puedan tener intereses en Siria y en sus recursos.

Palestina, por otra parte, tuvo la desgracia (gracias al susodicho Acuerdo Sykes-Picot y a su destino británico) de ser dividida en dos estados y tres porciones no uniformes. Los dos estados eran judío y palestino (en este caso musulmán). De hecho, un día después de irse los británicos de allí y de llevarse su protectorado, Israel declara su independencia de Palestina y los países árabes le declaran la guerra e intentan invadirlo. Israel gana esa guerra, en el 1948, y aumenta su territorio, ubicándose sobre todo el territorio palestino menos sobre sobre Cisjordania (controlada por Jordania) ni Gaza (controlada por Egipto). En el ‘50, Israel, por primera vez, declara Jerusalén su capital tras la Guerra de la Independencia. En el ‘67, en la Guerra de los 6 Días, aumentan de nuevo su territorio y se quedan con Gaza, la Península del Sinaí, una parte de Jerusalén (la del Este) y con Cisjordania; por otra parte, con esta guerra consiguen volver a rezar junto al Muro de los Lamentos. Con el tiempo, usarían algunos de sus territorios para negociar, pero se quedaron con Cisjordania y Gaza (uno de esos lindes con el mar Mediterráneo desde Oriente Medio). En 1980, nuevamente y tras la reorganización territorial del país, Israel declara Jerusalén su capital, mediante su Ley de Jerusalén, y hasta la ONU se declara en contra, pues no tenía la posesión de facto de toda la ciudad. La ONU trasladó todas sus embajadas a Tel Aviv y declaró la ciudad vieja de Jerusalén, la zona musulmana, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO (intentando, así, protegerla). En el ‘94, llegan a acuerdos de paz que permiten la creación de la Autoridad Nacional Palestina y ceden la opción a los árabes de ejercer dominios políticos sobre las zonas que habitan. En el ‘95 los americanos ya querían poner su embajada en Jerusalén, en teoría, para mediar entre israelíes, palestinos, egipcios y sauditas (lo que ha hecho Trump para declarar Jerusalén la capital de Israel, de los judíos). En 2005, Israel se retira de la zona de Gaza pero mantiene asentamientos en Cisjordania para asegurar sus fronteras (y esto tiene que ver con el tiempo que necesitan para poner en territorio enemigo sus aviones y el tiempo que les lleva a los enemigos más cercanos izar los propios ㅡCisjordania mide un ancho de 70 Km, pero eso ya es otra historia). Gaza y Cisjordania no solo están separados físicamente sino que, a pesar de ser árabes, desde 2007 están distanciados políticamente. En la franja de Gaza, está al poder Hamás y no reconoce la existencia de Israel (lo que nos llevará a una guerra en unos años, sobre 2023-24). En Cisjordania están los moderados de Al-Fatah (siendo que este territorio está más cerca del resto de Oriente Medio). Hamás reclama un estado islámico en los territorios judíos. Israel considera a Hamás una organización terrorista y ataca a Gaza con cohetes, túneles, etc. pero matando principalmente a civiles y afectando a algunas bases de la ONU claramente definidas en el territorio (y si lo hicieron, será por algo ㅡquizá por su posición contraria a la ley israelí del ‘80).

Por otra parte, Jerusalén es la cuna de las principales religiones monoteístas del mundo (judíos, cristianos y musulmanes). Esto, en teoría, garantizado por la comunidad internacional y por el Knesset, el Parlamento israelí, tras el apoderamiento de la ciudad del ‘67. Sin embargo, tras las reuniones de Trump con los gobernantes de Egipto y Arabia Saudí, a lo largo de este mismo año, con la intención de perjudicar al eterno enemigo, Irán, busca aumentar (de nuevo) el caos en la zona (armas, mayores accesos, etc.) y su modo más impactante es presionando para que toda la comunidad internacional declare a Jerusalén como la capital unilateral y definitiva de Israel y que, por tanto, todos retornen sus embajadas allí. Así, siendo Jerusalén una de las tres ciudades más importantes del culto musulmán y siendo Irán uno de sus mayores protectores, quizá Trump pueda conseguir generar un mayor estruendo, no quedándose el problema internacional en la propia Jerusalén, sino derivándolo al resto de la comunidad internacional con sus propios intereses actuales en la zona de Oriente Medio.

Israel, por su parte e independientemente de los apoyos, considera Jerusalén su capital por tener su sede religiosa allí por más tiempo que el resto de religiones,de ahí que, gracias a su capital ㅡy ahora me refiero a su dineroㅡ y a su posición de regreso estratégico favorecido por el acuerdo Sykes-Picot, tenga tantas ganas de acabar del todo con este tema y quedarse con lo que considera que es suyo, sin importarle más el resto de evoluciones de la historia de las culturas ni de las sociedades que en Jerusalén se hayan podido dar.

Habiendo especificado ya un poquito más sobre cuánto aumentó el caos en la zona tras la muerte del Imperio Otomano bajo la influencia de las regiones occidentales más poderosas, interesadas en adentrarse en la zona del actual Oriente Medio, puedo regresar a mi intención de reunirme con Macron y May (la pobre’, diré, pues se le viene una gorda tras el Brexit a no ser que lo paremos).


Antes de entrar en la reunión, por supuesto, me cachearon y me cambiaron de ropa, además de escoltarme hasta sentarnos y dejar, esos mismos dos escoltas, detrás de mi asiento todo el tiempo.

Cuando les mencioné lo de la III Guerra Mundial, Macron y May se sintieron incómodos. Creo que vieron que estaba siendo demasiado atrevida y, viniendo del contacto que había conseguido Concha, solo me escuchaban por prudencia.

ㅡSrta. Yébenes, Dña. Rebeca. Su apellido no me queda claro que sea musulmán, del Al-Ándalus (por supuesto) o judío (pues tiene Ud. el apellido de un lugar). En todo caso, está claro que la historia de una parte de su familia está relacionada con el libro santo. No me deja de espantar un poco que venga Ud. a hablarnos de Oriente Medio y de una tercera guerra mundial. Aún así, la veo inocente. ¿Acaso no entiende que ha movido cielo y tierra para tenernos aquí sentados, frente a Ud., para nada? Solo para que nos acordemos de Ud. y persigamos lo que escribe con atención, de ahora en adelante.

ㅡSr. Macron, soy muy temerosa de lo que digo y no suelo escribir de política si no es de soslayo. Mis personajes nunca son políticos, pero se hallan en circunstancias políticas. Por ello es tan importante para mí que este artículo deje tranquilos a mis lectores y a mí, particularmente, me aclare si Uds. tienen la posibilidad de evitar la III Guerra Mundial. El origen de mi capítulo es la Srta. Gertrude Bell. Su determinación me indujo a sentir interés por ella, pero el descubrimiento del acuerdo que sus dos naciones llevaron a cabo (el Sykes-Picot) me llevó a descubrir un documento que puede frenar lo que Trump está por desencadenar con su intento de tornar Jerusalén en la nueva capital del mundo occidental. Uds. deben de tener el documento que completa el que yo tengo en mi poder (y no les diré por qué). Evidentemente, no lo tengo aquí, está a buen resguardo. En él, se recogen ciertas notas de Sykes y de Picot tomadas en sus reuniones secretas de 1915 (el año previo a la firma del acuerdo). En esas minutas, Sykes procura acercarse a Picot para aclarar que, a pesar de lo que pudiese avecinarse en el futuro próximo (como la Declaración Balfour) y lejano (como las pretendidas requisas de Trump), a pesar de las traiciones que se pudiesen dar entre sus propias naciones (las de Uds., Francia y Gran Bretaña), debían dejar constancia escrita y dividida en tres partes (para mayores garantías) de lo que habían descubierto en Oriente Medio: bajo las ruinas de Petra, de Hatra, del Muro de las Lamentaciones antiguo (el Templo de Salomón) y las de Palmira habían hallado, sin siquiera excavar, unos haces de luces fluorescentes que, de noche, resplandecían tan potentemente que desde cualquier punto de Oriente Medio se podían vislumbrar. Como sabrá, Sykes y Picot habían viajado a Oriente Medio durante el noviembre de 1915. Se encontraron, en secreto, en cada uno de los puntos mencionados. Fue gracias a los comunicados entre Gertrude y Sykes. Bell había visto el fenómeno luminiscente en la zona que consideró la antigua Babilonia. Pero, nadie más lo pudo ver: solo ella, entre su séquito, pudo verlo. Pensó que sólo los escogidos verían aquellos focos de luz y, por ello, quiso contactar con Sykes, urgiéndole para que, antes de firmar el tratado, se encontrase con Picot en la zona. No le dijo más hasta reunirse con ambos en Mosul.

En ese momento, May solicitó a todos los miembros de seguridad que saliesen fuera de la sala.

ㅡMiss Yébenes ㅡme grito silenciosamente Mayㅡ Ud. se ha vuelto loca. Pretende que aceptemos su presión para ceder nuestros documentos. Llevan ocultos más de 100 años y bien sabe por qué. Aquí no podemos reconocer ni mencionar nada.

ㅡEsos documentos no han sido eliminados por varios motivos, como imagino que sabe ㅡme sugiere Macronㅡ. Si Ud. busca de nosotros una acción ligada con ellos, no la va a obtener. Solo saldrán a la luz si Trump nos induce a una tercera guerra mundial. Y solo si lo hace en Oriente Medio. Vamos a dejarla ir, sin siquiera saber dónde tiene Ud. el tercer fragmento del documento, pero vamos a vigilarla el resto de su vida, téngalo por seguro.

En ese momento, decidí irme de la sala realizando un transviaje muy rápido y regresando, solo para que pudiesen comprobar mi capacidad, para que supiesen que puedo desaparecer de un modo inmediato y regresar de ipso facto.

ㅡ¿Qué hace? ¿Cómo lo ha hecho? ¿Qué pretende? ㅡme dijo May.

ㅡGertrude, así como Picot y Sykes, era una transtiempo. Como yo. Tenían esta misma capacidad. No les diré más. Pero sí quiero que entiendan que ésa fue la razón por la que ellos podían ver esas luces bajo los yacimientos o las ruinas. Y, ahora, con su permiso…

Desaparecí definitivamente de la sala, dejándoles esa mentira como misterio.

Cuando regresé a Valencia para comentarle a Concha lo sucedido, tuve que hacer con ella lo mismo. Desaparecí y reaparecí cinco veces seguidas. A la segunda, ella ya estaba sentada en su cama, cogiéndose la cabeza entre las manos. Y esa noche fue muy, muy larga…


Lodos y barros: de Sykes-Picot a ISIS
por Carmen Nikol
continuación de Las carnes del tiempo | Capítulo VII: 459: Mayoriano, el último emperador romano


Publicado por Entrevisttas.com

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